¿Quién compra espejismos?

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Por Víctor M. Quintana S.*

La gran coartada de los gobiernos priistas neoliberales es aparentar revivir el pasado, para en realidad romper con él e inducir una buena dosis de olvido histórico entre la población, parafraseando al gran antropólogo social y filósofo checo,  Ernest Geller en su obra “Nación y nacionalismo”. La alusión se aplica totalmente a los gobiernos expoliadores del PRI, desde 1982 a la fecha. Para dar marcha atrás a la Reforma Agraria y abrir las puertas a la privatización de los ejidos, Salinas anunció las reformas al 27 constitucional teniendo detrás de él el imponente retrato de Emiliano Zapata. Repitiendo aquella tragedia en tragicomedia, diría Marx, Enrique Peña Nieto da a conocer y difunde profusamente en todos los medios su iniciativa de Reforma Energética persignándose siempre con la figura del “Tata”, Lázaro Cárdenas, a pesar de que su iniciativa lleva en las entrañas la traición a los ideales del michoacano.

Llevamos ya treinta años de espejismos neoliberales, de promesas privatizadoras, de que los voraces con ropaje de tecnócratas nos ofrezcan el paraíso en la tierra a cambio de ceder a sus dogmas, disfraz argumentativo de sus apetitos de poder y de dinero.

Primero nos impusieron todo el Paquete de Ajuste Estructural de la Economía, con la ayuda de ellos, el Departamento del Tesoro, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Nos vendieron la idea que sacando al Estado de la economía, adelgazándolo, tornándolo anoréxico, el país crecería como nunca, los empleos florecerían por millones y el poder adquisitivo del salario alcanzaría niveles primermundistas.

Nos vendieron luego el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, diciendo que dinamizaría la economía mexicana y que nos llevaría a homologarnos con nuestros vecinos del norte…..20 años después, resulta que sólo se han beneficiado del tratado 400 empresas exportadoras, mientras miles han cerrado sus puertas, perdimos nuestra soberanía alimentaria y cada año expulsamos alrededor de 600 mil compatriotas porque no tienen lugar en nuestra economía

Nos vendieron luego el salvamento de la banca privada, y nos lo vendieron tan caro que diecinueve años después aún lo seguimos pagando todos los mexicanos. Nos vendieron la idea de que saneada se convertiría en una excelente palanca de desarrollo. Se la regalaron casi a los bancos trasnacionales que con ella han ganado más dinero del que los conquistadores españoles se llevaron de la Nueva España, al punto que BBVA Bancomer representa la tercera parte de las ganancias de todo ese sistema trasnacional. Y, sin embargo, el crédito no fluye más que para los muy ricos, tenemos los servicios bancarios más caros del mundo y pagamos altísimos márgenes de intermediación del dinero.

Nos vendieron la privatización de Telmex con el pretexto de que era una compañía anticuada, con tecnología obsoleta. Gracias a las cómodas mensualidades en que el gobierno le vendió la empresa y a las altas tarifas que le permitió cobrar,  produjimos al hombre más rico del mundo aunque sigamos siendo el penúltimo lugar en disminución de la pobreza en América Latina.

Nos vendieron la privatización de nuestros ferrocarriles con la sempiterna coartada de modernizar. Muchas regiones y poblaciones se quedaron sin servicio de transporte. En algunos lugares hasta los rieles y los durmientes se robaron. Pero quien era miembro del gabinete y luego presidente durante la venta, forma parte ahora del consejo de administración del consorcio propietario de nuestros antiguos ferrocarriles.

La economía política de los procesos privatizadores de las últimas décadas nos proporciona una conclusión muy contundente: el pueblo mexicano se ha quedado sin recursos valiosísimos: bancos, empresas, recursos naturales, tecnología, se ha beneficiado un puñado de empresas y empresarios, la mayoría trasnacionales, de la mano de los políticos que los apoyaron.

¿Por qué hemos de creerles a Peña Nieto y a su partido que “ahora sí” la privatización de nuestro petróleo –porque eso viene a ser su iniciativa ni más ni menos– va a funcionar al contrario de cómo siempre ha funcionado?

Peña Nieto prometió crecimiento económico y empleos y apenas a nueve meses de su mandato, las previsiones se han derrumbado de un 3.5 por ciento a un 1.8 por ciento anual, es decir, a la mitad de lo que se había pronosticado. Prometió paz y seguridad pública, y tenemos amplias zonas del país, casi estados completos, como Michoacán, controlados por el crimen organizado, con una vergonzante estrategia continuista de las masacres del calderonato. Prometió justicia, pero se encarcela a los indígenas de Aquila que se defienden comunitariamente de los narcotraficantes a la vez que permite el excarcelamiento de uno de los padres fundadores de los cárteles mexicanos y le concede total impunidad a Raúl, hermano de su padrino Carlos Salinas de Gortari.

Ni sólida argumentación económico-técnica ni la más fundamental ética pública, ni el mínimo compromiso con este país  hay en los planteamientos de Peña Nieto y de sus aliados y correligionarios en la cuestión vital  de la reforma energética. Sólo hay material gráfico para spots televisivos promocionales o seductoras telenovelas encanta audiencias… al fin y al cabo unos y otras no prometen más que espejismos.

* Víctor M. Quintana S. Doctor en ciencias políticas y dirigente estatal de Morena en Chihuahua

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