Por Pineda Jaimes
Como era de esperarse, los mexicanos somos la sensación en Rusia 2018 y no precisamente por la calidad futbolística de nuestra selección, que como ya sabemos, más tardamos en llegar a la cita mundialista en que nos manden de regreso, como dice Maradona, que no por ser cierto deja de calar. Que nos lo digan los alemanes, los italianos, los ingleses, ¡los que quieran!, pero que sea el payasete drogadicto de Maradona, ¡eso sí que cala!
Pues bien, hoy todo México esperará un milagro, que muy probablemente no llegará, pero nuestra esperanza estará ahí. Igualito que el Mead o el Canayín, quienes también lo esperan, pero muy seguro se quedarán sentados esperándolo. Así nosotros. De todo corazón queremos pensar que los milagros existen, pero, ¿en verdad existen?
Dice Villoro que Dios es redondo y el maestro De la Peña, miembro distinguido de El Colegio Nacional le pone academia al asunto y nos da cátedra de cómo las matemáticas pueden jugar a nuestro favor, siempre que las sepamos manejar en un partido de futbol, pero ya sabemos que no se nos dan. No somos buenos para eso de las matemáticas, ni tenemos un Roberto Carlos, ese brasileño que tenía un disparo de miedo que mereció estudios científicos para descifrar en dónde estaba su secreto. Nada, nada de eso tenemos. Bueno, pa´acabar pronto, ¡ni siquiera estamos seguros de tener una selección! ¡Pa´maldita la cosa! La única real esperanza que tenemos hoy es que como el señor Osorio nos ha chutado en cada encuentro una alineación diferente, pues hoy esperamos que suceda lo mismo y eso desconcierte a los alemanes. Pero creo que ni eso, pues de pronto nos enteramos que los alemanes -¡joder!- se toman muy en serio eso de ser futbolistas y ¡zas!, nos enteramos que cada jugador cuenta con una tablet y no precisamente para ver Netflix, sino ahí en su aparatito, tienen cargada toda, ¡sí, toda!, la información jugador por jugador de cada uno de sus rivales mundialistas. Así que ellos saben perfectamente todo, ¡absolutamente todo!, de cada uno de nuestros jugadores, quienes tal vez puedan decir lo mismo pero de antros, bebidas y muchachonas pues de que les encanta el jolgorio, les encanta. No tenemos informes de que haya un estudio del rival como lo hacen los alemanes. Así, los teutones saben perfectamente que si salimos con Ochoa en la portería pues a temblar con las salidas y los famosos “cara a cara” en el área chica, pues saben que el 90 por ciento de esos encuentros terminarán en gol. Saben con gran certeza –casi, casi como mañana saldrá el sol- que si a Osorio se le ocurre meter a jugar a los hermanos De los Santos o a uno, siquiera, pues entonces estaremos ante una masacre en despoblado pues será como jugar 11 contra 9 o 11 contra 10. Y si mete a Vela, pues solo que la Virgen de Guadalupe nos haya escuchado y no se haya ido de parranda o se haya desvelado con un juego de la NBA, su verdadera pasión, entonces razonablemente podemos aspirar a que medio juegue y eso si sale de ganas. Y si es Márquez, pues tenemos garantizada la voluntad, calidad enjundia y entrega, pero también sabemos que debemos implorar para que no se nos lesione al primer encontronazo o nos lo expulsen a las primeras de cambio y entonces tengamos que cerrar el changarro a temprana hora. Y si es, y si es… y así podemos seguir. Así que al agotar posibilidades solo nos queda el pobre del Chicharito, quien desde ya ha comenzado a rogar a Dios que le envíen tan siquiera un balón durante el partido. ¡Uno, uno solo, po favo!
Pero eso y otras cosas, nada, absolutamente nada nos importa cuando de jugar la selección se trata. Así vemos cómo las hordas mexas se han apoderado de las sedes mundialistas, que para alivio de la mojigata y corrupta FIFA, ruegan por ver enterrado el terrorífico: ¡ehhhhhh…. Putoooo!, que será sustituido por un no menos procaz, pero que no entenderán por tratarse del nuevo dios mexica: Zague. Y así acabamos de ver lo impensable en Rusia: una marcha de miles de mexicanos en apoyo al TRI para dar la sorpresa hoy ante Alemania. Bueno, aquello parecía marcha de la CNTE o la APPO oaxaqueña y más hordas mexas gritando y saltando con lo que parece ser el nuevo grito de batalla encarnada en la figura de nuestro bien amado Zague, a quien un videíllo,* trucado o no, lo ha convertido en el nuevo Huitzilopochtli azteca. Imagine usted a miles de mexas gritando a todo pulmón:
¡Alemania, lo sabes… tenemos la de Zague!, ¡Alemania, lo sabes… tenemos la de Zague!
O el melodioso cántico futbolero, muy a la Pumas:
¡Zagueeeeee… Zagueeeeeee… la tengo como Zague!, que parece será el nuevo grito de batalla mexa.
Ya más conservadores, algunos se conformarán con una variación del original y lo han cambiado por:
¡Ehhhhh… Zagueeeeee!
Por supuesto que ni alemanes, ni rusos, ni nadie que no sea mexicano entenderá nada de lo que gritan o saltan los mexas, pero, ¿importa? Pronto lo descubrirán y claro, se escandalizarán. Y buscarán prohibirlo, por, obvio, vulgar y procaz. Y entonces… aparecerá otro grito…
En fin.
¡Que el espíritu de Huitzilopochtli nos ilumine!
… y ojalá y que Zague justifique su impronta popularidad.
Sea pues.
Buen día y buena suerte –la necesitamos, de verdad–
* Luis Roberto Alves “Zague”, mundialista con la selección mexicana en Estados Unidos 1994 y ahora comentarista de TV Azteca, levantó revuelo en México, por un video en que parece muestra sus genitales. De ahí la serie de cánticos, bromas y frases que se caracterizan por su doble sentido.