Con Alejandro González Iñárritu favorito a los Óscar del domingo gracias a Birdman y el triunfo todavía fresco de Alfonso Cuarón el año pasado con Gravedad, es un hecho que los directores mexicanos están ya tan consolidados en Hollywood que son parte de su paisaje.
Las apuestas indican que González Iñárritu se irá a casa con varias de las nueve estatuillas doradas a las que opta por su primera comedia, en la que reflexiona sobre el ego y las frustraciones a través de un actor que quiere recuperar su fama haciendo una obra en Broadway.
Si finalmente se alza con el premio a la Mejor dirección, sucederá a su amigo Cuarón, marcando un hito histórico en los Óscar para los mexicanos y confirmando que ellos también son capaces de saciar los gustos de la industria más importante del mundo.
Pero sus éxitos en la meca del cine comenzaron hace ya dos décadas, cuando ambos decidieron cruzar la frontera empujados por las limitaciones técnicas y económicas que encontraron en su país para desarrollar sus proyectos.
Después de “Amores perros” (2000), su único film 100% mexicano, González Iñárritu conquistó Hollywood con “21 gramos” (2003), “Babel” (2006) y “Biutiful” (2010), en las que trabajó con grandes actores internacionales como Sean Penn, Brad Pitt y Cate Blanchett. Estos cuatro largometrajes le dieron en total un Óscar y 11 nominaciones.
Lo mismo ocurre con Cuarón, que después de su aclamada “Y tu mamá también” (2001), dirigió la taquillera “Harry Potter y el prisionero de Azkabán” (2004) y “Niños del hombre” (2006). Esta última le dio tres nominaciones a los mayores premios del cine estadounidense.
Hollywood y las mil nacionalidades
Las cosas no han sido fáciles para ninguno de los dos en la industria más competitiva del mundo, que da poco espacio al cine de autor.
“Ellos han peleado por hacer lo que quieren hacer, como lo quieren hacer, incluso si lleva tiempo o no se ven las presiones que pueden tener”, explica Fernanda Solórzano, crítica de cine en la revista digital mexicana Letras Libres.
“En ese sentido, hay que reconocerles un esfuerzo individual”, apunta.
La presencia y el éxito de directores extranjeros en Hollywood no es una novedad, de hecho es una constante en la historia de los estudios desde que los alemanes Ernst Lubitsch y F.W. Murnau se instalaron en Estados Unidos en los años 1920.
Luego llegaron muchos cineastas británicos como Alfred Hitchcock, los que huyeron de los nazis y los que vinieron de Europa del Este como Milos Forman y Roman Polanski a partir de 1960.
El cambio de modelo económico de las compañías cinematográficas, mucho más dependientes de los ingresos internacionales, favoreció la apuesta por directores extranjeros.
En las últimas dos décadas, 11 de los 20 directores que han recibido un Óscar no son de origen estadounidense.
En este contexto, los mexicanos han logrado destacar por “su lenguaje narrativo más latino que anglosajón (…), aunque todos ellos se fueron a Hollywood a hacer cine hollywoodense, una maquinaria que se impone”, señala Ernesto Diezmartínez, crítico de cine en el diario Reforma.
Adaptados
“Cuarón, por ejemplo, ha sabido adaptarse y convertirse en un gran artesano del viejo Hollywood. Ha trabajado para la industria y ha buscado experimentar a nivel técnico”, subraya Diezmartínez, en referencia a la odisea espacial “Gravedad”, que impactó por sus efectos técnicos.
González Iñárritu ha logrado encajar “su cine tan oscuro y tremendista”, manteniéndose fiel a sus inquietudes personales y llevando a cabo sus películas con no más de 25 millones de dólares de presupuesto.
Guillermo del Toro es el otro director mexicano que se ha hecho un hueco en Estados Unidos, al punto de ser ahora uno de los cineastas de referencia en el género fantástico y de terror.
“Mimic” (1997), “El laberinto del fauno” (2006) y “Pacific Rim” (2013) son las películas más importantes de su filmografía.
Ninguno de ellos ha renunciado a sus influencias culturales a la hora de trabajar para Hollywood, rodeándose de colaboradores compatriotas y amigos.
Es el caso de Emmanuel Lubezki, uno de los directores de fotografía más respetados en la meca del cine que el año pasado ganó su primer Óscar por “Gravedad” y el domingo tiene todos los números de llevarse el segundo por “Birdman”. Antes había sumado cinco candidaturas.
“A mí no me importa donde Alejandro, Alfonso y Guillermo estén haciendo películas, mientras sigan haciendo películas padrísimas”, afirma el escritor mexicano Daniel Krauze, autor de las novelas “Fallas de Origen”, “Cuervos” y “Fiebre”.
Fuente: AFP