El Paso, la ciudad fronteriza entre México y Estados Unidos, volvió a ser noticia este sábado. Pero esta vez, nada tuvo que ver con las caravanas de migrantes centroamericanos o con las condiciones en las que viven miles de solicitantes de asilos en los centros de detención allí.
La ciudad, epicentro de una crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos, fue escenario de uno de los mayores tiroteos masivos en la historia de ese país.
Al menos 20 personas murieron y otras 26 resultaron heridas en una balacera en una tienda Walmart, a pocos kilómetros de la frontera con México.
De hecho, el presidente Andrés Manuel López Obrador, dijo que tres ciudadanos de su país estaban entre los muertos y seis entre los heridos.
De acuerdo con las autoridades locales, fue uno de los días más mortíferos en la historia de El Paso, vecino de Ciudad Juárez, una de las localidades más peligrosas de México.
Según informó la policía un joven de 21 años fue el único atacante y no se resistió a los oficiales al momento de ser arrestado.
Las autoridades locales no lo identificaron de manera inmediata, pero medios locales y la televisora CBS, socia de la BBC, lo nombraron como Patrick Crusius, quien supuestamente viajó hasta El Paso desde Allen, Texas, a nueve horas de allí.
La policía indicó que investigaba “potenciales nexos” del atacante con “grupos de odio” tras la aparición en las redes sociales de un “manifiesto” anónimo, que supuestamente fue de la autoría del sospechoso y que recurre al lenguaje de “supremacistas blancos”.
“Ahora tenemos un manifiesto de este individuo que indica en cierto grado una conexión con un posible crimen de odio”, afirmó el jefe de policía de El Paso, Greg Allen.
Durante la conferencia de prensa, las autoridades indicaron que el documento estaba cargado de “odio, intolerancia y fanatismo”.
Según el “manifiesto” el ataque fue una respuesta a la “invasión hispana de Texas”
Texas, como la mayoría de los estados del sur de EE.UU., pertenecieron a México hasta finales del siglo XIX.
“Incluso si otros objetivos no inmigrantes tendrían un mayor impacto, no puedo obligarme a matar a mis conciudadanos”, indica el documento que la policía investiga.
El FBI, por su parte, indicó que se necesitaba un mayor trabajo de investigación para determinar la vinculación del sospechoso con el documento.
Pero de confirmarse, la ciudad que ha estado en el ojo de grupos supremacistas blancos por su diversidad étnica, habría sido el escenario donde un nuevo crimen de odio se manifiesta en Estados Unidos.
Una ciudad bordeada por un muro
La ciudad vive alrededor de su frontera: unas barras de acero en forma de muro que dividen un lado del otro.
Al sur está Ciudad Juárez, uno de los lugares más violentos de México.
Al norte, del otro lado, El Paso crece entre las montañas y las planicies pardas del desierto.
Desde la frontera, muestra la mole de concreto del edificio de Chase, el rascacielos oscuro de Wells Fargo, los techos irregulares de los hoteles de cinco estrellas, los edificios y las escuelas que mezclan nombres en inglés y español…
Cuatro puentes atestados de gente, camiones y carros conectan un país con otro, un mundo con otro, una forma de vida con otra.
No era una de las rutas tradicionales de migrantes: cruzar por Ciudad Juárez solía ser demasiado peligroso, pero desde marzo pasado miles de migrantes comenzaron a llegar hasta allí para pedir asilo.
Desde entonces, las noticias sobre las condiciones en las que Estados Unidos retiene a los solicitantes de asilo en El paso han llamado la atención de medios y organizaciones de derechos humanos.
Trump, que destacó la efectividad del muro desde que se construyó como ejemplo para lo que debía pasar en el resto de la frontera si se creara una valla, implementó allí nuevas medidas para controlar la inmigración ilegal.
Desde marzo, los migrantes que llegan a pedir asilo en El Paso deben esperar en la vecina Juárez hasta que le llegue su turno y en muchos casos, son regresados a México a esperar a su fecha en la corte.
Según cifras de las autoridades mexicanas, unos 4.000 migrantes de todos lados esperan en Juárez por su turno para cruzar a El paso en una lista que, hasta mediados de julio, superaba el número 17.000.
Otros 8.000 han sido retornados de El Paso a esperar en Juárez su turno para que una corte escuche su caso de asilo, como parte de la otra ley conocida como Migrant Protection Protocols (o Remain in Mexico, su nombre no oficial).
Pero los migrantes que llegan no son los que han vuelto a la ciudad una de las más hispanas de Estados Unidos.
Una ciudad “mexicana” en Estados Unidos
El Paso, con una población de 682.000 habitantes, está formada en su gran mayoría por personas que comparten la nacionalidad mexicana y que tienen como lengua el español.
De hecho, es muy común encontrar anuncios en toda la ciudad en la lengua de Cervantes y el inglés no es necesario para comunicarse en casi ningún lugar.
Cada día, miles de personas cruzan los cuatro puentes fronterizos que la separan de Ciudad Juárez para trabajar o estudiar al otro lado.
“Somos una comunidad binacional, dos ciudades profundamente interconectadas ya sea desde un punto de vista linguistico, como cultural, como económico”, contó a BBC Mundo en una reciente entrevista el alcalde de Ciudad Juárez, Armando Cabada.
El Paso, es de hecho, la segunda ciudad más importante a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, solo superada por San Diego y uno de las principales rutas del comercio con México.
Fuente: BBC Mundo