Patrimonialismo al exceso

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Por Luis Javier Valero Flores

Hasta se pensaría que algunos de los subordinados –especialmente los más ligados a la operación electoral– en el municipio de Juárez le jugaran las “contras” al alcalde del antiguo Paso del Norte, Enrique Serrano. En el supuesto que lo ocurrido en las últimas semanas en el gobierno municipal de la “frontera más bonita de México”, fuera ajeno al edil.

Aún no se resuelve prácticamente nada del episodio de la afiliación condicionada de los cadetes de la Academia de Policía al PRI, cuando a unos cuantos días de la presentación de su primer Informe de Gobierno, tres de los funcionarios municipales, una de elección popular y dos de designación se convierten en protagonistas de sendos escándalos, en los que el rasgo común es el patrimonialismo, esto es, la más cancerígena de las enfermedades del partido gobernante durante la mayor parte del siglo anterior. Y, al parecer, ahora también.

Los gobernantes con esa concepción conciben el ejercicio gubernamental –y los recursos para hacerlo– sólo como un mecanismo para mantenerse en el poder. Para ello, poco importan las regulaciones existentes, y si en algo les preocupan es para hacer hasta lo indecible para ocultar todas las acciones irregulares e ilegales cometidas, para concretar algo que llevan como tatuado en sus mentes: Los recursos públicos le pertenecen a quien ejerce el gobierno.

Así, al ex director de la Academia de Policía –secretario del Grupo Esfuerzo– le parece de lo más natural que sus alumnos deban afiliarse al PRI ¿Por qué no, si al cabo él y sus jefes les “dan” el trabajo?

Del mismo modo, en lo que ahora nos ocupa, que el director de Alumbrado Público –flamante responsable de la afiliación a su partido en el municipio–, Héctor Salazar Polanco y la directora de Desarrollo Social, Adriana Terrazas Porras, hayan usado como “gancho”, para forzar la afiliación al PRI, el programa de Seguros de Vida para Jefas de Familia de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), es lo más natural para ellos.

Más grave aún es que una de las protagonistas –Adriana Terrazas– ha ocupado en los más recientes años varias de las más importantes responsabilidades en el partido gobernante en Chihuahua, la ex (¿o aún es?) directora de Desarrollo Social del Municipio, ya fue la presidenta del Comité Municipal del PRI juarense, fue diputada federal y ahora ocupaba la dependencia más sensible del municipio en materia de desarrollo social, pero no sólo para eso, ahora sabemos que también para la actividad político-electoral.

Pero su actual gestión inició en medio de otro escándalo que, para su infortunio, nos revela nítidamente cuales son sus concepciones alrededor del ejercicio de la administración pública.

Lideresa del PRI en la campaña electoral pasada, no se opuso a que una de sus primas –Mireya Porras– fuera ubicada en la lista de candidatas a regidoras. Triunfadora la planilla del PRI, Serrano la designó directora de Desarrollo Social, en una flagrante violación a las leyes vigentes.

Bueno, pues presionaron a la regidora para que pidiera licencia y así su prima, la más poderosa, pudiera ejercer ese cargo, seguramente en el camino de otras etapas políticas aún más placenteras. Porras anunció que el ¡mismísimo! gobernador Duarte le había anunciado que sería incorporada a la administración estatal.

¡Valiente elección hicieron los juarenses! Votan por una de las primas, pero la que ejerce el gobierno municipal es la otra. Así siguen, luego de un intento de la regidora por regresar a su cargo… y a las prebendas que otra regidora, del mismo partido, le ha enseñado lo excelsas que llegan a ser.

Pues sí, resulta que la regidora Carolina Frederick Lozano se fue de viaje desde antes del 19 de septiembre, fecha en la que se celebró la primera sesión de cabildo a la que faltó, así que muy probablemente haya salido del país desde los principios del mes patriótico.

Bueno, pues debieron notificarle que ya se le iba a dar de baja, que regresara –¡Por favor!– para que explique, por escrito, dijo el secretario del Ayuntamiento, Jorge Quintana Silveyra, el motivo de sus ausencias. Y po’s no, no andaba de pachanga, fue a “tramitar” su título… ¡A España!

N’ombre, mal pensados que somos, la regidora fue por el título de la maestría en Dirección de Comunicación, Relaciones Públicas y Protocolo expedido por la Universidad Camilo José Cela, porque ya se prepara a participar “en organismos o foros internacionales relacionados con la juventud, debido a que ella es la coordinadora de la Comisión de la Juventud”. (Nota de Araly Castañón, El Diario, 6/X/14).

¡Ah, pero eso sí! Nos pidió “una disculpa, si les sentó de una mala manera”, pero no nos preocupemos, ella siempre ha “estado trabajando con mucha pasión, entrega y dedicación, estoy enamorada de mi trabajo y soy su servidora pública”. (Ibídem).

¿Y por que se fue sin permiso? Po’s porque puede, porque si la sociedad no se entera, no pasa nada. Algo de eso arguyó Adriana Terrazas en el comunicado que envió para explicar su “licencia” del cargo en el municipio.

Dijo que “sé que no incurrí en un delito, caí en un error de forma, pero no de fondo al hablar de un convivio para la estructura de mi partido”, pero que tampoco nos preocupemos, “…Ningún cinco de la Dirección de Desarrollo Social fue desviado para favorecer a la estructura de mi partido”. (Nota de Francisco Chávez, El Diario, 7/X/14). ¿Les creemos?

 

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