Mujer indígena vs. Cristóbal Colón

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Por Álvaro Cueva

¡Ah, qué escándalo tan sabroso el de la escultura de la mujer indígena que va a sustituir a Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma en la Ciudad de México!

¿Por qué? Porque ahora resulta que todos amábamos el Monumento a Colón, que todos sabemos muchísimo de arte, que todos somos defensores de la historia y que, por supuesto, nos oponemos a semejante “barbaridad”.

Seamos sinceras, seamos sinceros: ¿Puede haber algo más entretenido que esto?

Comencemos por el principio: ¿Por qué si nos preocupan tanto los monumentos de nuestras calles no hemos dicho nada de las esculturas que se han movido, que se han eliminado, que se han cambiado o que se han inaugurado en todo el territorio nacional?

Porque esto no es un fenómeno que sólo se esté dando en Ciudad de México. Pasa todo el tiempo en todo el país.

¿Por qué si nos importa tanto la avenida Paseo de la Reforma nadie ha dicho nada de las 77 esculturas originales que la adornan?

¿Hace cuánto que usted no las visita? ¿Usted sabe quién es cada uno de esos personajes? ¿Conoce el nombre de los escultores? ¿Le consta que todas están completas y en magníficas condiciones?

Es que no veo su preocupación. Perdón, pero si usted está tan comprometida, tan comprometido con Paseo de la Reforma, también tendría que estar debatiendo sobre esto.

Hablemos ahora del “bonito” Cristóbal Colón. ¿Por qué si esa “exquisita” obra de arte era tan amada, tan respetada y representaba tantas cosas, tan buenas para el pueblo de México, todos los años terminaba vandalizada?

Y, ojo, esto no comenzó con la Cuarta Transformación. ¡Es ancestral!

¿Qué tenía que pasar en esa glorieta como para que usted entendiera que muchas personas odiaban ese Cristóbal Colón? ¡Qué!

No es un tema de razones. Es un hecho.

Ahora, si tanta gente no quería eso ahí, ¿cuál es el problema de que lo quiten?

Al contrario, qué bueno. Por fin va a llegar un 12 de octubre sin que lo ataquen, sin que lo tengan que blindar. ¡Un problema menos! ¡Gracias!

Vamos a decirnos la verdad: ¿Cuál es la bronca con esto que está pasando? ¿Qué lo está haciendo este gobierno? Vamos a suponer que sí: ¡maldito gobierno, no puedes hacerlo!

¿Ya está usted feliz? Perfecto porque ahora quiero saber por qué usted no hizo este mismo escándalo cuando los gobiernos del PRI movieron a la Diana Cazadora para poner una fuente rarísima, en esa rotonda, en los años 80.

Esa cosa tan horrenda, como de hongos, venía etiquetada con un poder tan macabro por parte de las autoridades, que hasta los medios de comunicación se coludieron para vendérnosla como algo hermoso.

¿O qué, a usted ya se le olvidó que la sacaban a cada rato en la televisión como si se tratara del monumento que iba a sustituir al Ángel de la Independencia?

Y pues mire lo que es la vida, era tan hermosa, tan hermosa, pero tan hermosa que, en cuanto se pudo, la desmantelaron y en los años 90 la Diana Cazadora regresó a su posición original.

¿Dónde están sus quejas? ¿Dónde están sus memes? ¿Dónde están sus artículos al respecto que no los encuentro? ¿No será porque en aquel entonces no se podía criticar?

Qué chistoso, todo el mundo dice que el gobierno de hoy reprime, que no deja que nadie diga nada, que no tenemos libertad de expresión y yo veo puros ataques que antes no veía.

No y ni nos metamos con el chisme de que el rostro de la mujer que van a poner ahí no es lo suficientemente mexicana, representativa o vaya usted a saber qué, porque entonces sí no vamos a acabar nunca.

Además, es mujer, mujer morena. ¡Que tiemble el patriarcado! ¡Sufran, “whitexicans”!

En resumen, aquí la cosa es pelear, oponerse a todo y jugar al digno. Perdón, pero yo no juego a eso.

Todas las ciudades derriban y levantan monumentos todo el tiempo, y esto pasa lo mismo en las potencias económicas más poderosas del mundo que en los países en vías de desarrollo.

Suponer que nada se debe mover en ninguna calle es un acto de ignorancia tan grande como afirmar que el gobierno, al sustituir una escultura, está aniquilando la historia, que nos está ocultando cosas, que nos está lavando el cerebro.

¡Ah, qué escándalo tan sabroso el de la escultura que va a sustituir a Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma en la Ciudad de México! ¿A poco no?

Fuente: Milenio

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