Migrantes piden posada en el muro

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Con las manos y la cara pegada al muro de metal que separa México de Estados Unidos, unos 200 migrantes “pidieron posada” a Estados Unidos; aunque solo de manera simbólica, pues organizaciones de ambos países realizaron la tradicional Posada Sin Fronteras.

En Tijuana, decenas de migrantes de varias nacionalidades, se reunieron para recordar a sus paisanos que murieron en su intento por llegar a Estados Unidos.

En San Diego, California, familiares de migrantes aprovecharon para ver a sus seres queridos al menos a través de las pequeñas rendijas de la barda.

Otros como Eva Matilde fantasearon con que alguien abriera la pequeña puerta que se encuentra en el muro de metal y le diera posada, o asilo político, pues desde hace más de dos meses viajó en el lomo de la vestía huyendo de la violencia en Honduras.

“Es pedir posada, como María y José, como Jesús sufrió porque así sufrimos desde que nos subimos al tren, eso es lo más triste para nosotros. Y a mi niño si le dieron asilo político, pero a mi no. Yo quiero irme a refugiar”, dice con tristeza la mujer, que por el difícil trayecto sufrió un aborto a los cinco meses de embarazo.

En la posada no solo se cantaron villancicos en voz alta, también se gritaron con dolor los nombres de 50 migrantes que han muerto al intentar cruzar la frontera, en su mayoría por abusos de la Patrulla Fronteriza; desde Estados Unidos unas 100 personas gritaban ¡presente!.

El Padre Patrick Murphy, director de la Casa del Migrante, en Tijuana, dijo que el muro es una vergüenza, “para mi es como el muro de Berlín”, para el cruce libre. Aunque a pesar de eso, pueden tener contacto con los amigos de el país vecino, además que los migrantes pueden hablar al menos un par de horas con sus familiares.

Durante 21 años, la Coalición Pro Defensa del Migrante -que agrupa a las casas y albergues que reciben niños, mujeres y hombres en tránsito a Estados Unidos y deportados- ha organizado con múltiples esfuerzos, esta celebración para honrar a los más desprotegidos.

Esmeralda Siu, de la Coalición, explica que cada año aprovechan este espacio para incidir en un tema: este año el lema de la posada son los niños migrantes, que continúan detenidos o en proceso para asilo político y humanitario.

“La idea es posicionar una iniciativa binacional con organizaciones civiles de estados unidos y México como una señal de hermandad”, Esmeralda dice que obviamente no les darán posada los americanos pero es un acto para poner el tema migratorio sobre la mesa.

Y es simbólica porque en la posada, comiendo tamales y champurrado están Ricardo y Abel, quienes esta misma noche, cuando la neblina que viene del mar suba, intentaran cruzar por la playa. Ambos vivieron más de 20 años en Estados Unidos y fueron deportados hace un par de meses.

“Hay que intentarlo y darle para el norte porque allá esta la familia y esta esperando”, dice Ricardo un hombre de 48 años que intentará llegar a Los Ángeles con sus hijos, ciudadanos americanos.

Fuente: El Universal

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