Reportan presunta presión de Washington a México para frenar migración. No buscaban la solución sino evitar problemas a la Unión Americana, advierte WOLA
En un reportaje aparecido en la publicación web In These Times titulado Cómo Estados Unidos ‘solucionó’ su crisis migratoria, se afirma que México hizo el trabajo sucio de Washington bajo presión de ese país y su apoyo económico, al obstaculizar las rutas para migrantes provenientes de Centroamérica y dejándolas a merced de pandillas que los someten a violaciones, secuestros, extorsión y asesinato.
A un año de que los refugios de la frontera sur de Estados Unidos se vieron colmados de menores de edad sin acompañantes adultos, el tren usado por los migrantes sin papeles conocido como La Bestia transita prácticamente vacío. Las actuales condiciones obligan a muchos migrantes a quedarse en refugios en Apizaco, Tlaxcala, después de días de caminar, si no quieren ser detenidos por patrullas o ser víctimas de pandillas criminales. In These Time scita como fuentes a Amnistía Internacional, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) y activistas independientes, y fue realizado con el auspicio de becas del Instituto Leonard C. Goodman para el reportaje de investigación y la Fundación Puffin.
Durante años los vagones de La Bestia trasladaban a través de México a migrantes deseosos de llegar a Estados Unidos. En junio de 2014 aquel país enfrentó lo que Washington llamó oficialmente una urgente emergencia humanitaria, cuando a sus albergues fronterizos llegaron 50 mil niños migrantes de América Central y México, que sin compañía de adultos intentaban cruzar la frontera norte, y fue entonces cuando el presidente Barack Obama se puso en contacto con su similar mexicano, Enrique Peña Nieto, para aplicar medidas de control a la situación.
El reportaje afirma que los migrantes “no han dejado de llegar a México, simplemente se les ha obligado a emplear rutas más peligrosas para impedir su llegada a Estados Unidos. Lo que se puso en marcha fue una serie de políticas financiadas o tácitamente ordenadas por Washington. Según WOLA, estas medidas han provocado la más severa crisis humanitaria en el hemisferio occidental, donde las violaciones sexuales, ataques, extorsiones, secuestros y asesinatos están a la orden del día para los centroamericanos que intentan llegar a Estados Unidos.
La publicación entrevistó a más de una docena de fuentes en ambos lados de la frontera estadunidense-mexicana, todas involucradas en el trabajo con migrantes y coincidieron en señalar que la actual situación es resultado de las presiones que el gobierno de Washington ejerció sobre el mexicano, no para solucionar la situación de los migrantes mexicanos y centroamericanos, sino para evitar que éstos fueran un problema para Estados Unidos en su territorio.
Creo que está claro que el verano pasado Washington presionó al gobierno mexicano para poner alto a la migración, y lo obligó a ayudar a impedir el éxodo de centroamericanos en el sur de Texas, sostuvo Maureen Meyer, encargada principal de WOLA para los derechos de los migrantes mexicanos.
Daniel Ojalvo, del albergue para migrantes Hermanos en el Camino, de Ixtepec, Oaxaca, sostuvo que la frontera de Estados Unidos comienza ahora en Guatemala.
El reportaje afirma que otra opinión generalizada es que el Programa Frontera Norte tiene, sólo en apariencia, la intención de garantizar la seguridad de los migrantes y erradicar a grupos criminales que abusan de ellos; pero en la práctica se trata sólo de hacer casi imposible que los indocumentados crucen el territorio mexicano y la frontera por otro medio que no sea a pie, pues agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) rutinariamente detienen trenes y autobuses para deportar a cualquier persona que intente llegar a Estados Unidos. Los ferrocarriles tienen órdenes de ir a mayor velocidad para impedir que suban los migrantes.
En Apizaco se han instalado pilotes de concreto a lo largo de las vías con el mismo fin. En octubre pasado, Arlem Nahúm Zepeda Martínez, un migrante cuyo lugar de origen se desconoce, murió al tratar de abordar un tren que viajaba a baja velocidad. El hombre se estrelló y luego fue arrollado por el convoy.
Antes del Programa Frontera Sur, los migrantes no sólo enfrentaban los riesgos de viajar en La Bestia, sino los peligros del crimen organizado. Según estadísticas de Amnistía Internacional, además de los secuestros y asesinatos de migrantes, un reporte de 2010 indicó que 60 por ciento de las mujeres que intentaron cruzar el territorio mexicano hacia Estados Unidos fueron violadas. WOLA estima que 20 mil migrantes son secuestrados al año, y miles más son asesinados. Según Ojalvo, más gente es asaltada, más mujeres son violadas y ahora son más los desaparecidos.
Ante esto, el sacerdote Alejandro Solalinde fundó otro refugio en Chahuites, Oaxaca, donde, segúnThese Times, pueden alojarse entre 40 y 50 personas en condiciones de extrema pobreza, con una sola regadera.
Según diversos reportes, la cuota para permitir a los migrantes abordar los trenes hacia el norte en ciudades como Palenque y Orizaba es de cien dólares.
La consigna de los agentes del INM es deportar, a cualquier costo, mediante operativos policiales en trenes, autobuses o arrestos afuera de los refugios, lo cual es ilegal. En muchos casos los migrantes denunciaron que fueron atacados con pistolas paralizantes.
El Grupo Beta, otro riesgo
In These Times también recogió el testimonio de un activista, quien pidió el anonimato y que habló sobre el nuevo papel del Grupo Beta, unidad del INM. Antes eran una ayuda, pero recientemente han cambiado, pues muchos migrantes dicen que los miembros del grupo llaman a la policía para denunciarlos.
En todo caso, la intención tácita de impedir que migrantes lleguen a la frontera con Estados Unidos ha funcionado, pues en los pasados seis meses las deportaciones de salvadoreños, hondureños y guatematecos desde México se incrementó en 34 por ciento, y el número de niños migrantes que viajan solos que llegaron a la frontera con Estados Unidos descendió en 57 por ciento, de 45 mil los primeros seis meses de 2014 a 19 mil, en los seis meses recientes.
Rubén Figueroa, coordinador del grupo de derechos humanos Sureste del Movimiento Migrante Mesoamericano sostuvo que nada detendrá el flujo de migrantes. Además de encontrar nuevas y peligrosas rutas a pie, algunos están tomando embarcaciones para avanzar por las costas del Pacífico y del Golfo de México, y seguirán buscando nuevas formas de llegar a Estados Unidos. Si se quedan, morirán, si se van, podrían morir. Su elección es entre una muerte segura y una muerte probable, señaló Figueroa.
Fuente: La Jornada