México diabético: La emergencia nacional sanitaria ignorada

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El sector salud del país enfrenta un profundo colapso clínico-financiero que el director general del IMSS, Mikel Arriola, describe alarmado como una “emergencia sanitaria”,  ocasionada por el explosivo incremento en el padecimiento de la diabetes. De hecho, esta enfermedad  es ya la principal causa de muerte y de miles de amputaciones e incapacidades permanentes, lo que pone a las instituciones  en serias dificultades financieras, además de confrontar su capacidad clínica. Las causas: malos hábitos alimenticios y fallas en las hasta hace poco inexistentes  estrategias de prevención. 

Por Rodrigo Vera/ Proceso

Al tiempo que habla del alarmante incremento de muertes y lisiados que está arrojando la enfermedad de la diabetes, Mikel Arriola, director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se toma la frente con la palma de la mano y comenta preocupado:

“El peor escenario para todo el sistema de salud ya lo estamos padeciendo: es la diabetes. No ha parado de crecer hasta convertirse hoy en una emergencia sanitaria. Es la primera causa de mortalidad en el país y el 9.2% de los mexicanos ya son diabéticos. ¡Tenemos que pararla!”

En sus oficinas de Paseo de la Reforma, frente a una mesa con documentos estadísticos que revelan la magnitud de la creciente enfermedad, Arriola agrega:

“Tenemos encima un problema muy grande. Los datos son escalofriantes: el 70% de los mexicanos tienen sobrepeso y obesidad y, por lo tanto, están en riesgo de contraer diabetes. Tan solo aquí en el IMSS, en 2014 murieron por diabetes 20 mil de nuestros beneficiarios, que representan el 16% de defunciones. Es nuestra primera causa de mortalidad.”

¿Y cómo están las estadísticas en el resto del sector, como en el ISSSTE, la Secretaría de Salud o incluso el sistema hospitalario privado?

Es difícil saberlo. Pero las principales causas de mortalidad en todo el sistema de salud son la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. En algunas instituciones éstas últimas pudieran estar por encima de la diabetes, pero de manera muy marginal, de manera que sería ocioso comparar cuál es la primera o la segunda causa de muerte.

¿Cómo se llegó a este dramático escenario?

Los estudiosos del fenómeno coinciden en que a partir de los años setenta se empezó a dar esta transición epidemiológica y comenzó a crecer la mortalidad, aunque en esa década todavía no era motivo de preocupación porque la prevalencia de la diabetes era muy baja.

“Sin embargo, se consolidaba entonces una migración muy importante del campo a la ciudad y también una fuerte incorporación de las mujeres a la vida laboral. Disminuyó la preparación de los alimentos en casa, dando lugar al creciente consumo de alimentos industrializados con alta cantidad de azúcares refinadas, grasas saturadas y sodio. También se incrementó el sedentarismo y, por consiguiente, el exceso de peso corporal entre la población. De manera que son multifactoriales las causas de la diabetes, que desde los setenta no ha dejado de crecer.”

El director del IMSS da cifras de este constante incremento: en el año 2000 el 4.6% de la población era diabética; para el 2006 subió a 7.3%, y en 2012 –la última estadística– se disparó a 9.2%.

Señala que la enfermedad pega con más fuerza a los adultos mayores: el 26% de las personas entre 60 y 69 años son diabéticas, así como el 20% de los mayores de 69.

Aclara sin embargo que existe un subregistro, pues en México “hay muchas personas que son diabéticas y aún no lo saben, ni tampoco el sector salud”, comenta Arriola.

Muchas otras acuden al médico hasta que ya tienen fuertes complicaciones a causa de ese padecimiento. Comenta:

“Sobre este punto le doy una cifra muy dramática: el 20% de los diabéticos que llegan al IMSS lo hacen a través del área de urgencias, lo cual significa que nosotros no los pudimos detectar a tiempo.”

Éstos ya llegan, agrega, con serios problemas en la vista (retinopatía), en la circulación sanguínea o con insuficiencias renales, entre otras afecciones.

Agrega Arriola:

“Estas incapacitaciones provocadas por la diabetes nos están pegando cada vez más en el IMSS. Le pongo dos ejemplos: en 2014 realizamos 14 mil amputaciones, mientras que 2 mil derechohabientes resultaron con incapacidades permanentes ese mismo año.”

Indica que atender estas complicaciones diabéticas acarrea altísimos y crecientes costos económicos para todo el sector salud. Preocupado, vuelve a ejemplificar con el IMSS:

“Nuestro presupuesto anual es actualmente de 303 mil millones de pesos. El 15% –que son 42 mil millones– ya lo estamos gastando en la diabetes, que requiere incrementos de gasto mucho muy acelerados.”

¿Qué cantidad gastan por dotación de insulina o por hemodiálisis a sus pacientes?

Con la insulina no tenemos problema, pues afortunadamente la compramos muy barata. Pero tan sólo una persona con diálisis o hemodiálisis nos cuesta alrededor de 220 mil pesos al año. ¡Imagínese! Y actualmente estamos atendiendo a 70 mil diabéticos que están en hemodiálisis. Sólo ellos nos representan un gasto anual de 6 mil millones de pesos. ¡Es incosteable! Por eso, repito, un diabético es el peor escenario para el sistema de salud.

¿Qué medidas deben tomarse entonces para combatir este grave problema?

Dar un viraje en la política de salud. Un viraje que vaya de lo curativo a lo preventivo, pues si no lo hacemos no podemos sostener los altos costos que representa la enfermedad. Aquí en el IMSS nuestra política ha sido más curativa que preventiva. Nos dedicábamos a esperar a quienes llegaban enfermos. Ese modelo ya se agotó.

Costosos errores

“¿Cuál fue el error o la omisión del sistema? No informar desde edades tempranas sobre los factores de riesgo. Segundo error: no se generó un mecanismo con buena información estadística para localizar riesgos. Yo puedo hacer 30 millones de análisis de diabetes. Pero si los hago con información estadística a 30 millones de personas que ya están aproblemadas, pues entonces voy a ser mucho más asertivo. Ya estamos trabajando en ese camino.”

Indica que ahora se necesita “educar en materia de prevención desde edad muy temprana”, ser “más certeros” en detectar a la población de alto riesgo y, finalmente, lograr controlar su peso y talla para que no caigan en la obesidad.

¿Combatir el sobrepeso y la obesidad es combatir la diabetes?

Sí, por supuesto. Y combatirla desde la infancia, pues actualmente el 34% de nuestros niños son obesos, así como el 35% de nuestros adolescentes. Por lo pronto, en nuestras guarderías, donde atendemos a 200 mil niños de uno a cuatro años de edad, ya no les damos comidas con azúcar refinada, grasas saturadas y sodio.

“Contra la obesidad y la diabetes debemos hacer un ejercicio parecido al que se hizo contra el tabaquismo; a partir de la década de los noventa los sistemas se volvieron prohibicionistas, se impidió fumar en espacios cerrados y se creó conciencia de que fumar era un verdadero riesgo para la salud que provocaba la muerte”.

 

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Fuente: Proceso

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