Lo que espero y no espero de 2013

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Por Alejandro Páez Varela

Uf, 2013. Un año nuevo. Aunque las fechas no significan nada, año con año, a estas alturas, algo se me remueve en interior y tengo, debo admitirlo, esperanzas. Pero también soy un individuo descreído y pragmático; escéptico y me propongo poner los pies sobre la tierra como método de sobrevivencia.

¿Qué espero de 2013? Mucho, y poco. Espero que las cosas más simples, las personajes, son alcancen o se mantengan: la paz, la tranquilidad, la salud. Y no espero que suceda absolutamente nada con las prioridades del país.

No creo que l@s viud@s y los huérfan@s de seis años de guerra tengan justicia, por ejemplo; y creo que los mexicanos tendremos que armarnos de paciencia antes de ver una reducción en los niveles de inseguridad. Creo que Elba Esther Gordillo seguirá gobernando a los maestros y que el gobierno federal le hará sombra sólo para dejarle claro quién manda y quién es el mandado. Creo que los monopolios se mantendrán: no hay manera de que, en los 365 días que vienen, podamos deshacernos de los Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas Pliego y otros sátrapas que dominan (y lucran con) enormes segmentos de la vida de millones de mexicanos. No veo a Carlos Romero Deschamps en prisión este 2013, ni a Pemex libre de los zánganos que se acaban nuestro petróleo.

No creo que los gobernadores, por sí mismos, se autoimpongan un freno y dejen de ser los virreyes voraces de esta unión de repúblicas independientes. No veo cómo podríamos ver un combate frontal a las fábricas de gordos –y de políticos comprados–: las refresqueras. No creo que los partidos políticos decidan abrirse, este 2013, a candidaturas ciudadanas o a la revocación de mandato. No veo a Aeroméxico (el nuevo monopolio) pagar por los abusos que comete a diario contra los viajeros.

Roberto Hernández y Alfredo Harp Helú, quienes no pagaron ni un peso de impuestos por la venta de Banamex, seguirán encabezando los patronatos de los museos de todo el país; continuaremos aplaudiendo a los Hank por sus Xolos y por otros “logros” empresariales y no veo que este sea el año, por ejemplo, en el que Jorge sea juzgado por el asesinato de Héctor “El Gato” Félix  Miranda en Tijuana. La banca española seguirá saqueando de recursos a los mexicanos, seguramente; y no creo que llegue, ni por error, democracia económica para millones de mexicanos que viven en la pobreza. No en 2013.

No creo que Felipe Calderón Hinojosa sea llevado a juicio por las muertes que se produjeron con su política equivocada de seguridad. Ni él, ni Genaro García Luna. No veo que realmente se abra la televisión a la competencia, o que dejemos de estar secuestrados por el pulpo de empresas de Slim.

Por eso le digo: ¿Que qué espero de 2013? Pues poco y mucho. Que nuestras vidas tengan paz, quizás, y tranquilidad. Que la suerte no nos abandone y la tragedia no nos alcance. Que tengamos salud. Eso es lo que espero y nada más.

Porque con las prioridades del país no sucederá absolutamente nada. Na-da. Espero estar equivocado, pero lamento decirles, queridas amigas y queridos amigos, que los años me han enseñado que el pesimismo no viene de la nada sino de realidades puntuales.

Abrace a los suyos, perdone, dé gracias, disfrute lo que tiene. Y luche, y trabaje mucho, y apoye la disidencia y resista porque un mundo nuevo y mejor llegará, aunque no sabemos cuándo. Definitivamente no será, lamento decirle, en 2013. Pero usted luche. Busque la justicia en los actos cotidianos, pelee desde su trinchera diaria contra la desigualdad como se pelea por los hijos. Ame y dé la batalla por las causas nobles. Rechace la corrupción, el odio, la discriminación. Combata a sus propios demonios.

Eso será tener un buen 2013. Y nada más.

Feliz año, queridas y queridos lectores.

Twitter: @paezvarela

Fuente: Sin Embargo

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