Una vez descrito como la religión del país, el béisbol tiene un lugar especial en la cultura de Estados Unidos.
Pero hay un lado oscuro en este deporte que se ha extendido hacia el sur del continente y ha contagiado a varios países latinoamericanos en la cuenca del mar Caribe.
Se trata de la tradición de mascar tabaco, que le ha costado la vida a algunos de los jugadores más famosos del béisbol de Grandes Ligas.
Son muchas las formas de referirse a la acción de rellenar la boca con un fajo de tabaco que se coloca por fuera de las encías, justo debajo de la mejilla, pero no cabe duda que se relación con el juego de la pelota es tan evidente que el hábito ha estado presente en prácticamente todas las películas relacionadas al deporte.
Desde Tom Hanks en “Un equipo muy especial” (A League of Their Own) hasta los pequeños jugadores de “Nuestra pandilla” (The Sandlot Kids), que se alentaban a “meterse” tabaco porque “todos los profesionales lo hacían”.
En blanco y negro
Esta tradición se hizo popular en un comienzo, ya que les permitía a los jugadores mantener sus bocas húmedas durante los interminables partidos que se disputaban en campos secos y polvorientos.
Al escupirlo también ablandaba el cuero de los guantes, lo que favorecía la captura de la pelota.
Los riesgos del tabaco no se conocieron en un principio, por lo que la tradición permaneció durante años, pasando de generación en generación.
Probablemente no fue hasta los casos del legendario Babe Ruth y Bill Tuttle, dos de los grandes jugadores que perdieron sus vidas al padecer de cáncer relacionado con la práctica de masticar tabaco, que comenzó a generarse un debate público sobre sus consecuencias.
Sin embargo, el consumo no disminuyó y los casos siguieron apareciendo.
Tony Gwynn, ocho veces campeón de bateo, fue diagnosticado con una neoplasia en la glándula salival que le ocasionó un deterioro devastador.
Conocido por su sonrisa y buen humor, Gwynn tuvo que ser sometido a un tratamiento de cáncer que lo dejó temporalmente paralizado de un lado.
Después de muchos años de lucha, murió en 2014 a los 54 años.
Pese a que los médicos no pueden asegurar que su cáncer estuvo relacionado con masticar tabaco, algo que comenzó a hacer desde muy temprano en su carrera, el mismo Gywnn culpó a ese hábito de su enfermedad.
Su muerte reavivó los pedidos para eliminar esta tradición del béisbol, la cual está restringida pero no prohibida en las Grandes Ligas de Estados Unidos.
“Peor que fumar”
No hay duda de que las personas que mastican tabaco, o quienes simplemente se lo ponen en la boca, corren un riesgo para su salud.
El producto contiene 28 agentes que causan cáncer, además de poseer más cantidad de la ultraadictiva nicotina que los cigarrillos.
Para ponerlo en perspectiva, un fajo promedio se mantiene en la boca durante unos 30 minutos, lo que desprende tanta nicotina como fumar tres cigarrillos.
El doctor Jatin Shah, quien dirige el servicio de cabeza y cuello en el Centro de Cáncer Memorial Sloan Kettering en Nueva York, aseguró que masticar tabaco es “probablemente peor que fumar”, porque los elementos cancerígenos del tabaco están en contacto directo con el revestimiento de la boca.
El problema está que mientras el hábito de fumar se ha reducido en los últimos años, no ha ocurrido lo mismo con meterse o masticar tabaco entre los adolescentes y muchos apuntan a que las leyes que regulan su consumo son mucho más relajadas que las que afectan a los cigarrillos.
Según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), más de uno en diez jóvenes de 14 a 17 años lo consumen en la escuela secundaria.
La Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, que observó cuán frecuente aparecían jugadores masticando tabaco en televisión, encontró que durante un partido de la Serie Mundial en 2004 la exposición fue de nueve minutos y 11 segundos, lo que equivale a millones de dólares de publicidad gratuita para la industria del tabaco.
Parte de la cultura
Curt Schilling, uno de los grandes lanzadores de la historia y ganador de tres títulos de Serie Mundial, es otro de los jugadores que consumió tabaco en su carrera.
Él se considera afortunado de estar vivo, después de haber sido diagnosticado y sometido a tratamiento por cáncer en la boca.
Como a muchos de sus colegas, Schilling fue advertido sobre los riesgos de masticar tabaco, pero señaló que como está tan arraigado en la cultura del béisbol es muy difícil dejarlo.
Durante su carrera se encontró a varios jugadores que lo habían podido dejar pero volvían a caer al comienzo de la siguiente temporada.
“Para mí es como el que deja de ser alcohólico pero tiene que trabajar en la barra de un bar”.
Pero no sólo los profesionales son los que están en riesgo.
Michael Hynes, jugador aficionado, comenzó a meterse tabaco en la boca en la escuela ya que era algo común entre sus amigos.
“En tanto ponía un pie en un campo de béisbol siempre me ponía un fajo en la boca, simplemente por instinto. Siempre veía a los jugadores de las Grandes Ligas hacerlo y siempre quise ser como ellos”, admitió.
Ni siquiera sus padres lo pudieron engañar cuando intentaron convencerlo de que esos jugadores simplemente masticaban chicle.
Hechos concretos
Las autoridades del béisbol están cada vez más preocupadas por la imagen que transmiten a los jugadores jóvenes y a los aficionados.
Si bien el hábito está prohibido desde hace más de dos décadas en la ligas menores, de donde surgen las estrellas del futuro, el comisionado de las Grandes Ligas, Bud Selig, está a favor de que también sea abolido de las ligas mayores, donde su práctica es más visible, tiene más alcance y puede influenciar más a las personas.
Un primero paso ocurrió en 2011, cuando se impuso una serie de restricciones a los beisbolistas y equipos, que ya no pueden proveer de productos de tabaco a sus jugadores.
No creo que puedas decir que uno no puede masticar durante un partido. No puedes imponer a alguien a que tenga un buen hábito o que valore su salud, eso es algo que cada quien debe hacer por su cuenta
Los peloteros tampoco lo pueden llevar en sus uniformes ni aparecer masticando tabaco en las entrevistas.
Gary Shears, fundador y comisionado de la liga independiente de béisbol de Nueva Jersey, una torneo amateur, no está de acuerdo con una prohibición pese a haber sido adicto al tabaco.
“No creo que puedas decir que uno no puede masticar durante un partido. No puedes imponer a alguien a que tenga un buen hábito o que valore su salud, eso es algo que cada quien debe hacer por su cuenta”.
Los mismos jugadores comparten esta opinión, pero hay organizaciones de sanidad que insisten en que se imponga una prohibición general.
Ellos consideran que, de no existir una completa restricción, masticar tabaco seguirá siendo la tradición más mortal del béisbol.
Fuente: BBC Mundo