La ‘distensión’ priista en Chihuahua

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Por Luis Javier Valero Flores

Los signos están en todas partes. Luego de semanas, de meses de inexplicables camorras políticas, que llegaron hasta la posibilidad de encarcelar a uno de los aspirantes del PRI al Gobierno del Estado (Marco Adán Quezada), finalmente la distensión llegó al seno del grupo gobernante.

Les pesará, dejaron crecer los problemas y los conflictos.

Algunos ya no tendrán remedio en el ánimo de la ciudadanía que se apresta a participar en el proceso electoral y que le pueden costar al partido gobernante, por lo menos, la pérdida de decenas de miles de votos.

Luego de dejar que las consecuencias del accidente del AeroShow se prolongaran irracionalmente, de no actuar con prudencia ni mesura, y hacerlo desconsideradamente con las víctimas y deudos, y de usarlo políticamente en contra de Quezada, finalmente, se le ordenó al agente del Ministerio Público que se desistiera de la acusación.

Al mismo tiempo, por lo menos dos conflictos sociales existentes en la capital del estado -el del fraccionamiento de Rinconadas de los Nogales, por la contaminación de la vieja mina de Ávalos; y el de las Quintas Carolinas, por emanaciones presumiblemente tóxicas- fueron atendidos prontamente, con el ánimo de resolverlos.

Simultáneamente, el alcalde capitalino, Javier Garfio, también aspirante a la gubernatura, recibió en el curso de la semana al grupo de víctimas del AeroShow y su abogado, Felipe Ponce, con los que llegó a algunos acuerdos provisionales, luego de meses de desencuentros.

Por si fuera poco, el mismísimo gobernador César Duarte anunció que el  costo del replaqueo de vehículos lo “absorbería” el gobierno estatal, que no gravaría la economía de sus propietarios.

Apenas una decena de días atrás, el mandatario defendía ardorosamente se cobraría, poco, pero que sí habría un costo. Las placas no costarán.

Además, tres de los aspirantes priistas incrementaron sus actividades en pos de obtener un mejor “posicionamiento”.

Así, luego de negarse específicamente a hablar de sus aspiraciones, el exalcalde juarense, Héctor Murguía, lo hizo, usando la figura que “si camina como pato, come como pato, (sic)…” para dejar en claro que sí aspira.

La novedad en su discurso fue el inmenso reconocimiento a la labor de César Duarte.

Por su lado, Javier Garfio, el edil chihuahuense, aceleró sus actividades en el mismo sentido y, después de reunirse en Cuauhtémoc con la Coparmex local, en donde delineó las obras que debería realizar en esa ciudad el gobierno, celebró una reunión en Delicias, organizada por el empresario Jaime Galván, en la que varios de los asistentes se refirieron a él como el necesario para disputar la gubernatura.

Tal reunión se efectuó luego de la sostenida con más de 40 alcaldes del estado, en la que las expresiones de simpatía fueron más que evidentes, que le sirvieron para pronunciar las palabras mágicas: “No descarto ser candidato a gobernador”.

En tanto, el alcalde Enrique Serrano, abiertamente entusiasmado con la visita del Papa Francisco, anunció la colocación de un libro en el que los juarenses, primero, y luego los chihuahuenses de toda la entidad, podrán escribirle sendos mensajes al jerarca católico.

Además, ya se colocó el primer espectacular de la campaña “Juárez es amor, estamos listos” en la ciudad de Chihuahua, campaña abiertamente del alcalde Serrano, que hoy instalará en esa ciudad el módulo del libro para los mensajes al Papa.

Y la cereza del pastel: Las consideradas expresiones que se lanzaron el senador Patricio Martínez y el director del ISSSTE, José Reyes Baeza en el curso de la comparecencia de Baeza en la Cámara de Senadores. Patricio le puso en bandeja de plata un tema y el deliciense celebró la presencia “del senador Patricio Martínez”.

¡No lo podemos creer!

Tantos incidentes no pueden ser una coincidencia, menos si recordamos que hay nuevo dirigente nacional del PRI y que ya cambió al delegado del Comité Nacional, el anterior, Julián Luzanilla, ya está en el equipo gubernamental de Duarte.

El sustrato de tantas acciones distensionistas es que, como siempre, los priistas -o entendieron, o los hicieron entender- que deben ir unidos, condición que ha estado resquebrajada en los últimos dos años, por lo menos.

Y es que de frente a las elecciones, el aparato nacional priista -partido y gobierno federal- realizarán en el curso de las próximas cinco semanas el levantamiento de opiniones y de la encuesta que servirán para normar el criterio del presidente Peña Nieto para designar a su candidato en Chihuahua.

Así, es probable que para el 20 de diciembre, o unos cuantos días después, el PRI, o sus órganos dirigentes nacionales, habrán decidido quién será el candidato (a) al gobierno de Chihuahua.

No habrá, por supuesto, una elección interna abierta a la militancia o a la ciudadanía; lo resolverán por cualquiera de sus otros métodos, que tienen un rasgo común, lo decide una sola persona.

Puede que lo haga después de auscultar a muchas voces de su partido, algunas de la sociedad y a muchas del mundo empresarial, pero la decisión, como antes, como siempre, la tomará el presidente de la república, convertido, ahora hasta estatutariamente, en líder del priismo nacional.

Parte fundamental de sus actividades proselitistas -o ganadoras de “imagen”- los informes de las senadoras Lilia Merodio y Graciela Ortiz se convirtieron -porque así lo decidieron ellas- en una especie de parámetro de sus posibilidades.

El de Merodio, celebrado días atrás, congregó a prácticamente todo el priismo local, con la excepción del gobernador Duarte, recluido en esas fechas a causa de la segunda intervención quirúrgica, derivada del accidente en el helicóptero y la presencia de un buen número de senadores priistas y algunos del PAN y PRD.

El de Graciela Ortiz, a celebrarse el próximo viernes en la capital del estado,  un día antes de la visita del dirigente nacional, Manlio Fabio Beltrones, intentará ser un evento que le permita a la legisladora incidir de mejor manera en quienes tomarán la decisión.

Dicho informe lo presentará, luego de haber dado origen, varios días atrás,  a una fundación -Pensar Chihuahua- con la presencia, entre otros, de Sergio Piña Marshal (secretario de Salud con Duarte), Fernando Rodríguez (Secretario de Gobierno con Reyes Baeza), Martha Lara (mismo cargo con Fernando Baeza), Eugenio Vallina, Víctor Silva (Ex diputado federal), Ramiro Cota (el encargado de los procesos internos del PRI), Humberto Cano, de Óscar Leos, Isaías Orozco, Juan Ramón Flores, Carlos Grado y Luis Rivera.

Por otra parte, el fiscal general, Jorge Enrique González Nicolás, no se descartó de la lucha por la candidatura, pero tampoco se incluyó, sino todo lo contrario. Juzgue usted lo que dijo acerca de sus aspiraciones: “Ahorita yo estoy trabajando en el encargo que me hizo el gobernador, que es la seguridad de los chihuahuenses, claro que sería un privilegio y además es una aspiración que debemos tener todos los chihuahuenses ser gobernador, alcalde o cualquier otro puesto de elección popular”, pero dijo que no tiene planes de buscar una candidatura, sin embargo,  “en caso de que cambie de parecer yo se los hago saber el día 4 de diciembre en la tarde-noche”. (Nota de Enrique González Torres, ahoramismo.mx, 20/XI/15).

¡Bienvenido a la picaresca nacional!

Más allá de quien resulte designado, lo cierto es que el PRI, como partido, ha logrado mantenerse en el centro de la atención política a lo largo de las últimas semanas y ha logrado ubicar a sus aspirantes, por lo menos, con niveles  de conocimiento en la sociedad ligeramente superiores a los de los aspirantes panistas, en medio de una verdadera “fiebre” de encuestas que los dirigentes y aspirantes, tanto priistas, como panistas, esgrimen para convencer a sus interlocutores que las simpatías electorales les favorecen.

Una certidumbre sí existe, la de que en una proporción mayor a la de otros episodios electorales, el voto de rechazo contará mayormente.

Se han creado condiciones inéditas, la mayor parte de ellas originadas por la presencia de las redes sociales a través del Internet que ha consolidado una creciente corriente de opinión extremadamente crítica, la que generará, seguramente, un mayor número de votos en los que el principal factor para su generación será el del rechazo al candidato, al partido o al gobernante.

¿Quién saldrá mejor librado?

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