Insatisfacción peligrosa

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Por Raymundo Riva Palacio

La insatisfacción de los gobernados con sus gobernantes es clara. Mateo Renzi, el primer ministro italiano, fue empujado a renunciar tras el rechazo de seis de cada 10 italianos a sus reformas constitucionales para hacer de Italia una nación más competitiva. El presidente de Francia, François Hollande, reprobado por los franceses, dijo que no buscará la reelección. Los dos viven la embestida de la extrema derecha y del populismo que repudia la política y a los políticos, avivada por el voto inglés para la salida de la Unión Europea y revigorizada por la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Las semillas del descontento están sembradas, la discordia rompió la concordia, y la división evaporó la unión. Verdades de Perogrullo que llevaron al presidente Enrique Peña Nieto, sumido en el rechazo popular, a pedir por segunda ocasión en menos de una semana, la unidad de los mexicanos.

Ningún obstáculo en la historia, dijo el presidente el martes, ha dejado de ser superado cuando los mexicanos se unen. Peña Nieto refleja su preocupación, expresada por el advenimiento del populismo en México para 2018 en la figura de Andrés Manuel López Obrador, a quien nunca se refiere por nombre en público, pero siempre le ronda la cabeza. El presidente se sabe rechazado –ha dicho que no hablen bien de él si no se quiere, pero sí hablen bien de México-, y nuevas evidencias sobre el repudio se pueden observar en el tracking del sentir de los ciudadanos elaborado por Ipsos y Mori, publicadas en la última edición del semanario británico The Economist, en 25 países entre el 23 de septiembre y el 7 de octubre, donde preguntaron si pensaban que su país se encontraba en la ruta correcta o en el camino equivocado.

Sólo 11 de las 25 naciones medidas dijeron ir por el camino correcto, aunque de ese total, China y Arabia Saudita, las dos primeras de la lista, son regímenes políticos autoritarios donde no existe la libertad de expresión, y en Turquía, que está en octavo lugar, las libertades han sido minadas por el régimen en el último año. El resto son sistemas políticos abiertos donde hay elecciones periódicas y alternancias. Ipsos Mori estableció los promedios mundiales de satisfacción en 40%, y de insatisfacción en 60%. A mitad de la tabla se encuentran países como el Reino Unido, cuyos niveles de satisfacción están en 40%, o Alemania, con 35%, donde a la canciller Angela Merkel le llueven críticas por permitir la inmigración de un millón de refugiados.

Los niveles de alarma comienzan en el grupo final, donde se ronda en los 20 porcientos, la frontera donde se encuentran Corea del Sur y Bélgica. La presidenta coreana Park Geun-hye, que tiene una aprobación de 4%, enfrentará este viernes el voto donde se decidirá si empieza el proceso de desafuero en medio del escándalo porque uno de su confidentes extorsionó a empresas por casi 70 millones de dólares utilizando sus influencias, por lo que ella es investigada por abuso de poder.

El tracking establece que las principales preocupaciones de los ciudadanos y los súbditos están en la economía, el desempleo y la inseguridad, aunque la corrupción política también figura alto en la generación de la insatisfacción. En España, que apenas si rebasa el 20%, la crisis política ha sido tan grave durante este año, que durante seis meses operó ese país sin gobierno,  apoyándose en la monarquía y el parlamento. En África del Sur, el problema que enfrenta el presidente Jacob Zuma, a quien incluso su propio partido quiere destituir por presuntos actos de corrupción en compras de armas así como conflictos de interés al haber beneficiado con contratos a una de las familias más ricas de esa nación.

En Italia los movimientos populistas y de extrema derecha, el Movimiento 5 Estrellas y el Frente Nacional, acabaron con Renzi en el referéndum del domingo, van ganando espacio político y electoral, como sucede en Hungría, donde su primer ministro, Viktor Orbán, a quien admira Trump, se ha embarcado en una lucha contra la libertad de prensa y expresión. El antepenúltimo lugar lo ocupa Brasil, con 72% de insatisfechos ante la peor crisis económica en 30 años, que impulsó la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, aunque no regresó la estabilidad a esa nación, que vive una nueva crisis política con el presidente interino Michel Temer, involucrado en casos de corrupción.

El último lugar le pertenece a Francia, donde la confianza en Hollande (es del 15%). El crecimiento de la ultra conservadora Marine Le Pen, quien considera que la victoria de Trump  marcó el inicio de “un nuevo mundo”, está convirtiéndose en una candidata presidencial a quien cada vez más consideran imposible de derrotar. Hollande, de acuerdo con casi el 85% de los franceses, lleva a Francia por el camino equivocado, una cifra casi idéntica con la que los mexicanos valoran el trabajo del presidente Peña Nieto. Lo más sorprendente del tracking no es que Peña Nieto se encuentre junto a Hollande en el sótano de la insatisfacción, sino que a diferencia del francés y de los líderes que se encuentran en la decena peor calificada, no se tambalee en el poder. Pero esta excepcionalidad mexicana de la que tanto nos vanagloriamos, es ficticia. La insatisfacción con Peña Nieto galopa y las tensiones, que tanto teme, se potencian con el paso de los meses—igual que en el mundo, para quienes creen que lo que pasa afuera, no sucede aquí.

Fuente: Eje Central

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