García Luna: de gris agente del Cisen a poderoso titular de la SSP

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El hombre fuerte del sexenio de Felipe Calderón, hizo su carrera meteórica al amparo de los gobiernos panistas. El próximo martes comenzará en Nueva York el juicio por narcotráfico en su contra, una vez que se ha seleccionado compuesto por 12 ciudadanos.

Por Gustavo Castillo García

En 1989, Genaro García Luna, apenas con estudios de bachillerato, ingresó como agente al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen). Tenía 21 años de edad. Una vez allí, se relacionó con políticos, mandos navales y militares. Menos de dos décadas después se convirtió en el funcionario más influyente y poderoso del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012). Y hoy se apresta a encarar un juicio ante una Corte de Nueva York, Estados Unidos, por cinco cargos, cuatro de ellos de conspiración relacionados con delitos de narcotráfico y uno por declarar falsamente.

De 2006 a 2012, García Luna se desempeñó como titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal. Era “el hombre” del gobierno de Calderón Hinojosa. El mandatario panista le otorgó el poder para construir la más numerosa de las corporaciones policiacas y para la adquisición de sistemas de espionaje que fueron utilizados legal e ilegalmente, y que sirvieron para perseguir no sólo a narcotraficantes y secuestradores, sino también a políticos y opositores gubernamentales, mientras se protegían las operaciones de grupos delictivos cómplices.

Entre los que presumió como sus “triunfos” está lo sucedido el 30 de agosto de 2010, cuando la Policía Federal detuvo a Édgar Valdez Villarreal, La Barbie. El gobierno calderonista consideró que se trataba de uno de los golpes más grandes contra las estructuras criminales en esa época.

Días después de la captura, en una comparecencia ante senadores, García Luna defendió que se mostrara públicamente a Valdez Villarreal a los medios de comunicación. Pero a nadie pasó desapercibido que La Barbie se mostrara sonriente durante la presentación que se realizó en el hangar de la Policía Federal en el llamado Centro Contel, la principal base de la corporación, en la alcaldía Iztapalapa.

El 21 de septiembre de 2010, García Luna dijo a los legisladores que La Barbie era “de los pioneros de la violencia de alto impacto, y que fue responsable de la campaña con mantas, videos y decapitaciones en todo el país” y se ufanó de que su aprehensión era “un éxito” para el gobierno.

Actualmente, La Barbie está convertido en uno de los principales testigos de cargo en contra de García Luna. De acuerdo con información difundida por el gobierno de Estados Unidos, el capo de nacionalidad estadunidense señala al ex funcionario de haber protegido las operaciones del cártel de Sinaloa y de la organización de los Beltrán Leyva.

Primeros pasos en el Cisen

Registros de la Secretaría de la Función Pública (SFP) refieren que García Luna, nacido en julio de 1968, laboró en el Cisen hasta enero de 1999, y llegó a ocupar el cargo de coordinador de estrategias “para la obtención de información sobre seguridad nacional”.

En ese centro se relacionó con personajes destacados en el ámbito de la seguridad nacional como el vicealmirante Wilfrido Robledo Madrid, quien fue titular de ese organismo, y una vez que fue designado coordinador de la Policía Federal Preventiva (PFP, que se transformó en la Policía Federal y fue desaparecida en 2019), designó a García Luna coordinador general de inteligencia para la prevención en esa corporación creada con 500 miembros de la Policía Militar.

El 1994, cuando aún laboraba en el Cisen, García Luna concluyó sus estudios de ingeniería mecánica en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y obtuvo su cédula profesional en 1995, según registros de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

El año 2000 fue trascendente para García Luna. La llegada a la Presidencia de la República del panista Vicente Fox significó el despegue de su meteórica carrera policial. El 16 de diciembre de 2000 fue designado coordinador general de la Policía Judicial Federal (PJF).

En noviembre de 2001 se emitió el decreto presidencial con el cual se extinguió la PJF, y se creó uno de los proyectos más acariciados por él: la Agencia Federal de Investigación (AFI), una corporación que pretendió cimentar su estructura y la capacitación de su personal en técnicas aplicadas por la Oficina Federal de Investigaciones estadunidense (FBI, por su siglas en inglés).

Registros de sus declaraciones patrimoniales señalan que cuando García Luna llegó a la AFI ya había asistido a seis seminarios internacionales, y aunque no se precisan las fechas indican que éstos fueron: seguridad pública en Japón; en Canadá, un curso de antiterrorismo impartido por la Organización Internacional de Aviación Civil; en la Academia de la FBI, un curso de “fundamentos técnicos”; con la Policía Nacional de Colombia, un taller internacional contra el delito; en Paraguay, un seminario auspiciado por el gobierno de Estados Unidos, denominado Triple Frontera para la Investigación de Terrorismo, y otro más en la Academia de la FBI, en Quantico, Virginia.

Asimismo, asistió a la Academia de Seguridad Pública del estado de Morelos al seminario de negociación para secuestros.

Gente de confianza en la AFI

Al principio de su gestión al frente de la AFI, García Luna ofreció que se eliminaría la corrupción en la corporación federal. Por ello, realizó despidos masivos de agentes, se contrató a jóvenes egresados de cualquier licenciatura y se impuso un proceso de exámenes de confianza para ingreso, permanencia y ascensos.

Sin embargo, el titular de la AFI nunca se sometió a esos exámenes cuando encabezó esa dependencia. Lo anterior consta en la respuesta dada en el oficio SJAI/DGAJ/02555/2011 por la entonces Procuraduría General de la República (PGR), a una solicitud de información realizada por La Jornada.

Para conformar la estructura de mando en la AFI y contar con personas de su confianza, García Luna designó a quienes habían sido sus compañeros en el Cisen: Domingo González Díaz, Francisco Garza Palacios, Luis Eduardo Cárdenas Palomino, Facundo Rosas Rosas, Ramón Eduardo Pequeño, Édgar Eusebio Millán y Tomas Zerón de Lucio, entre otros.

Sus colaboradores se hicieron cargo de vigilar operaciones antinarcóticos en los aeropuertos, detenciones y aseguramientos en carreteras, combatir las bandas de secuestradores, manejar áreas de inteligencia, contrataciones de armamento y equipo, entre otras. Después se vería que en no pocos casos obtuvieron pobres resultados en esas acciones.

Uno de los primeros casos en los que se reportaron actos de corrupción que involucró a personajes del primer círculo de Genaro García Luna fue el de Domingo González Díaz, quien desde 2004 se convirtió en prófugo de la justicia tras ser acusado de recibir más de un millón y medio de dólares por brindar protección al cártel de los hermanos Beltrán Leyva, particularmente a Arturo Beltrán Leyva, El Barbas.

En ese entonces, Domingo González se desempeñaba como titular del Centro de Mando de Operaciones Especiales de la AFI y según la indagatorias de la entonces Procuraduría General de la República (PGR), él personalmente acompañó al líder de los Beltrán Leyva a la Ciudad de México y lo protegió para que no fuera detenido.

Para 2003, algunos de los hombres cercanos a García Luna eran ya señalados de encubrir bandas de plagiarios y también de apoyar a Ismael El Mayo Zambada y su hermano Jesús, con las operaciones de tráfico de cocaína a través del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

De aquel círculo, hoy son investigados por presuntamente haber cometido operaciones con recursos de procedencia ilícita relacionados con sobornos de grupos delictivos Cárdenas Palomino (quien además tiene cargos por privación ilegal de la libertad y tortura), Garza Palacios y Eduardo Pequeño. Tomás Zerón de Lucio, a su vez, enfrenta acusaciones de tortura y desaparición forzada por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y está prófugo en Israel.

Fuente: La Jornada

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