Por Francisco Javier Pizarro Chávez
El análisis histórico del lugar que ha ocupado la filosofía en el conocimiento científico, nos revela una serie de características y rasgos esenciales que les son propios, que nos deben de servir como punto de partida para su identificación actual.
El filosofo de origen español y maestro del Departamento de Filosofía de la Academia de Ciencias de Cuba, Ricardo Burguete, dejó en claro que “La filosofía en todas las etapas de la historia es una forma de la conciencia social que se presenta como una asimilación teórica del mundo y, por lo tanto, es el fundamento de una concepción del mundo que implica una actividad valorativa hacia los conocimientos adquiridos y una línea de conducta en la actividad práctica de los hombres”.
Empecemos por abordar que es la filosofía como forma de asimilación teórica del mundo, ya que, a diferencia de las concepciones mitológicas y religiosas, es el primer esfuerzo histórico en dar una explicación racional y coherente a los problemas y fenómenos que en la relación con la naturaleza y con sus semejantes tenía –y sigue teniendo– la especie humana.
El concepto de conocimiento teórico puede ser definido tanto en sentido amplio como restringido. En el primer caso puede ser sinónimo del conocimiento en general. En el segundo, como una parte superior de la actividad cognoscitiva.
La primera definición se orienta a diferenciar lo teórico de lo práctico; la segunda, lo empírico de lo teórico. Cuando se habla de la filosofía como parte del conocimiento teórico, se toman de hecho ambas definiciones.
Es importante subrayar, sin embargo, qué se entiende por conocimiento empírico como nivel inferior de la actividad Cognostiva y, qué por conocimiento teórico como nivel superior.
Burguete indica que el nivel empírico es aquel que “partiendo de la realidad objetiva refleja los fenómenos, establece los hechos científicos, los sistematiza, ordena y califica” o sea, descubre sus relaciones externas, mientras que el conocimiento teórico basándose en estos hechos, descubre los aspectos esenciales de éstos, con lo cual, establece los vínculos necesarios internos y externos de los fenómenos y formula las leyes del desarrollo histórico.
Si el conocimiento teórico es aquel que se orienta a la esencia de los fenómenos, es comprensible entonces, que la filosofía se diferencia de la religión y del sentido común en cuanto que representa una concepción teórica del mundo específica por su contenido y forma, y argumenta teóricamente sus principios y conclusiones.
La filosofía es un sistema de opiniones teóricas generales acerca del universo, la naturaleza, la sociedad y el individuo. Sistema de ideas que no es una simple suma, sino un todo integrado en un cuerpo teórico.
- Gramsci expresaba esto, diciendo que la filosofía es “un método intelectual”, una concepción coherente a diferencia del sentido común, que es disgregado, no organizado intelectualmente, compuesto de fragmentos de diversas concepciones con frecuencia contradictorias.
La filosofía se diferencia también de la religión, que incluso es un elemento separado del sentido común, ya que sus fundamentos son los dogmas religiosos y como vía de conocimiento, la Fe.
Lo hasta aquí comentado, no significa en modo alguno que toda concepción del mundo teóricamente fundamentada, tiene carácter científico. Es científica únicamente aquellas que deduce sus principios de la realidad y basa sus conclusiones en los datos de la ciencia; emplea el método discursivo científico y no deja lugar para las opiniones y prejuicios seudocientíficos, místicos y religiosos de todo género.
Abordemos ahora otra fase superior de la filosofía: la conciencia social. Para entender el contenido que la filosofía expresa como forma de la conciencia social, es preciso que analicemos primero qué es la conciencia social, como se estructura y cuales son los núcleos básicos que la conforman.
Los seres humanos establecen relaciones con la naturaleza en el marco de su proceso de trabajo y su actividad práctica general, mediante lo cual hacen de la naturaleza una parte de su cuerpo inorgánico, como lo señaló Carlos Marx.
Pero puesto que la actividad productiva de la especie humana y su vida misma no puede darse al margen de la sociedad, esas relaciones orgánicas e inorgánicas adquieren necesariamente una envoltura social que se expresa en determinadas relaciones entre los seres humanos mismos que, en términos generales, podemos agrupar entre las económicas, superestructurales y espirituales.
El conjunto de esas relaciones, cuya forma social varía históricamente en cada formación socioeconómica — en donde los modos de producción son los que los determinan en última instancia– el SER SOCIAL.
El reflejo de ese ser social en la conciencia de los humanos, no en lo individual, sino como comunidad, colectividad, o sociedad, en una época histórica concreta, es lo que se denomina CONCIENCIA SOCIAL.
Dicho de manera más concisa: La conciencia social es ante todo “el reflejo de la realidad natural y social”, a partir del cual, los seres humanos dominan íntimamente el mundo, lo cual se expresa, como bien lo señalaron Kelle y Kovalzon, “en producción de ideas, teorías, representaciones, imágenes artísticas y conductas éticas”, que se plasman en la conciencia social de toda formación socioeconómica.
La dependencia de la conciencia social respecto al ser social, fue explicado por Carlos Marx en el prólogo a la Contribución de a la Crítica de la Economía Política. “El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general, no es la conciencia del hombre la que determina su ser; sino por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”.
De esta manera es que Marx subraya que la moral, la religión y demás formas de la conciencia social, son “Sublimaciones necesarias de su proceso material de vida; reflejos ideológicos de este proceso de vida” que en cuanto se les ve como como tales, pierden “la apariencia de su propia subjetividad”.
El desarrollo histórico de la conciencia social, nos revela que hay tres principios de análisis a partir de los cuales se puede y se debe estudiar la conciencia social: el histórico-genético, el gnoseológico y el sociológico.
El primero nos orienta hacia el estudio de la historia de la conciencia social, de su génesis y evolución en relación con las etapas históricas del desarrollo de la sociedad: La conciencia social anterior a la división de clases, la conciencia de las formaciones socioeconómicas divididas en clases antagónicas y la naciente conciencia de la sociedad en proceso de extinción de las clases sociales, la cual –entre paréntesis– sigue siendo una utopía.
En lo que se refiere a la primera, la conciencia social es sincrética, en la cual predominan las concepciones morales, religiosas, conocimiento empírico y expresiones artísticas, todas ellas mezcladas entre sí, pero en vinculación estrecha con la vida material de los seres humanos.
En la segunda se desarrolla la conciencia social con el surgimiento de instituciones sociales como el Estado, la división de la sociedad en clases sociales y la separación del trabajo físico e intelectual; en torno a las cuales emergen nuevas formas de la conciencia social como la política, la jurídica y la filosófica y por supuesto, de la economía, las cuales dan origen a la conciencia teórica, que fue la que condujo a que la conciencia social se percibiera como “algo más y distinto que la conciencia práctica existente, que algo sin representar algo real”. A partir de entonces la conciencia social se emancipa del mundo y se entrega a la creación de la “teoría y la filosofía pura”. (Kelle y Kovalzon)
En lo que respecta a la tercera etapa si bien es cierto que la conciencia social de los países socialistas, registró importantes cambios por la expresión consciente y común del “nuevo ser social”, no menos lo es, que no pudieron consolidar, la supresión de las clases sociales, la división del trabajo físico e intelectual y mucho menos, el poder del Estado, como lo plantó, Carlos Marx.
Por lo se refiere a los principios gnoseológico y sociológico, ambos tienen mucha relevancia desde el punto de vista metodológico para el estudio y desarrollo de la conciencia social y también, como punto de referencia para ubicar el lugar de la ciencia en general y de la filosofía en particular en la conciencia social.
El principio gnoseológico es el que nos orienta hacia el estudio de los problemas teórico—cognoscitivos de la conciencia social entendida como reflejo del ser social. El principio sociológico, por su parte, nos permite estudiar también la conciencia social, si se enfoca a ubicar el papel que desempeña y el lugar que tiene en la sociedad.
“Si se aborda el problema de la consciencia social desde el punto de vista de que refleja, cómo lo hace y en qué medida” – de modo superficial o a fondo, correcta o incorrectamente—se tratará como una perspectiva gnoseológica de su análisis
Y es que desde el punto de vista gnoseológico se han establecido dos niveles en la estructura de la conciencia social: la común o la teórica.
Ambas se distinguen por la profundidad y amplitud en que se refleja la realidad social, ya que mientras la conciencia común se engendra por las condiciones empíricas de existencia de la sociedad y expresa la necesidad cotidiana de las personas, la conciencia teórica rebasa esos marcos y busca expresar la esencia de los fenómenos sociales.
El análisis de la conciencia social en el plano sociológico nos descubre una serie compleja de elementos de su estructura, entre las que destacan la ideología, la psicología social, la ciencia y los denominados tipos de la conciencia social: la Ética, el Derecho, la Religión, la Estética y la Filosofía.
Antes de abordar cada uno de estos tipos de la conciencia social y cuál es el papel que desempeñan, es conveniente señalar que el enfoque sociológico y genealógico no se contraponen, sino se presuponen. Y es que no se puede entender la función social de la conciencia, si no entendemos que es lo que refleja y de qué manera lo hace. Del mismo modo, sin el enfoque sociológico, de nada nos valdría saber que es lo que se refleja, si paralelamente no se entiende la función social de cada uno de los tipos de reflejo y el lugar que guardan en la estructura de la conciencia social.
Como reflejo indirecto de la realidad, cada uno de los dos enfoques (gnoseológico y sociológico) responde en la relación del sujeto y el objeto y expresan tres modos diferentes de asir la realidad objetiva en sus relaciones con la naturaleza y la realidad. A saber: Ciencia, Ideología y Arte.
La ciencia es la parte de la conciencia social que refleja la realidad desde el punto de vista de la objetividad de los conocimientos.
La ideología es la forma de la conciencia social que refleja las relaciones sociales a través del prisma de los intereses y necesidades de las clases sociales.
El arte como núcleo del saber social, expresa también la realidad, sólo que es un tipo de reflejo mediatizado por la visión estética del artista y, naturalmente, por la misma ideología.
En tanto la ciencia, la ideología y el arte se corresponden a la conciencia social teórica, el conocimiento empírico, la psicología social y el arte popular que les sirven de base a la mayoría de la población mundial, se ubican en la conciencia social común.
El conocimiento empírico se forma de manera espontánea a consecuencia de la percepción cotidiana del mundo que les rodea, en tanto que el conocimiento teórico es un reflejo superior de la realidad de los fenómenos naturales, sociales y estéticos.
Por ejemplo. Mientras que la psicología social se manifiesta en sentimientos, emociones y estados de ánimo, esto es, es una rama que estudia la conducta y el funcionamiento mental de un individuo como resultado de su entorno social. En pocas palabras, “cómo piensa, siente y actúa el ser humano”.
La ideología en cambio, se expresa de una manera teóricamente sistematizada conforme a dos vertientes: La de las clases sociales explotadas que aspiran a resolver sus necesidades y dignidad, y la de las clases dominantes que defienden el statu quo del ser social, que les ha aportado pingues beneficios y privilegios en lo económico, social y político.
No toda conciencia social es cognoscitiva. Existe también la conciencia social valorativa, la cual está condicionada por el interés de mantener o transformar o al menos modificar, las relaciones económicas, sociales y políticas existentes que han puesto en crisis y de cabeza al mundo entero.
En otra entrega la abordare.