Desde 2005 a la fecha, el gobierno de Estados Unidos ha deportado a México a cerca de medio millón de jóvenes adultos de entre 18 y 35 años de edad, quienes tras haber pasado gran parte de su vida en esa nación, ven truncados sus proyectos de vida y deben recomenzar en un país que les es ajeno, en el que no encuentran las mismas oportunidades de estudio y trabajo y en el que ni el gobierno ni la sociedad están listos para recibirlos.
Así lo revela esta investigación de El Universal y el Centro de Investigación y Docencia Económicas, bajo los auspicios de la Fundación Ford, sobre la situación que afrontan los “dreamers”: jóvenes adultos que llegaron como indocumentados a Estados Unidos siendo niños y no tienen papeles que reconozcan su identidad.
Al graduarse de la preparatoria o cumplir la mayoría de edad, los “dreamers” enfrentan una disyuntiva: pueden hacer una carrera universitaria en Estados Unidos, con elevadas colegiaturas, o pueden regresar a México e intentar seguir sus estudios, sin embargo, al no contar con documentos las autoridades les cierran las puertas.
Una ley presentada en el Congreso estadounidense, conocida como DREAM Act, resolvería esta situación, pero han pasado 14 años y ésta se mantiene estancada.
La académica Jill Anderson, autora del libro “Los otros dreamers” y fundadora del colectivo con el mismo nombre, pide al gobierno mexicano y al de Estados Unidos que reconozcan la identidad binacional de estos jóvenes.
Fuente: El Universal
