El ex campeón de cricket Imran Khan reivindicó este jueves la victoria de su partido, Tehreek-i-Insaf (PTI) de Khan (Movimiento Pakistaní para la Justicia), en las elecciones legislativas celebradas ayer en Pakistán.
Se calcula que durante la jornada unos 106 millones de electores, en una población de 207 millones de personas, acudieron a las urnas colocadas en más de 85 mil centros a lo largo del país.
“Tuvimos éxito y recibimos un mandato”, declaró Irman Khan en una declaración televisiva desde su sede de campaña en Bani Gala, a unos kilómetros de Islamabad.
El recuento de votos presentó un gran retraso. La Comisión Electoral Paquistaní (ECP) explicó que esta lentitud se debió a problemas técnicos relacionados con el uso de un nuevo sistema electoral. Casi 24 horas después del cierre de los colegios electorales, la ECP no comunicó los resultados oficiales.
“Estas elecciones no están amañadas […] Son justas y transparentes en un 100%”, afirmó el director de la ECP, Sardar Muhammad Raza.
A pesar de este escenario, centenares de partidarios celebraron la victoria de Khan, que durante la campaña prometió forjar un “nuevo Pakistán”.
Rechazo de la oposición
La Liga Musulmana de Pakistán (PML-N), partido en el poder en los últimos cinco años, declaró que rechazaba los resultados debido a “irregularidades evidentes y masivas” y denunció que se hicieron conteos “sin la presencia de nuestros agentes electorales”.
Los simpatizantes del ex primer ministro Nawaz Sharif, actualmente en prisión, dijeron que el procedimiento electoral fue un asalto a la democracia en una nación con un historial de regímenes militares.
Shahbaz Sharif, hermano del ex primer ministro Nawaz Sharif, denunció en una rueda de prensa unos “fraudes tan flagrantes que todo el mundo se puso a llorar”. Después advirtió en Twitter que unos “resultados basados en un arreglo masivo provocarán daños irreparables al país”.
El líder del Partido Popular Paquistaní (PPP, en el poder entre 2008 y 2013), Bilawal Bhutto-Zardari calificó el desarrollo de los comicios de “imperdonable y escandaloso”.
“Mis candidatos se quejan de que nuestros agentes electorales fueron expulsados de los centros de votación de todo el país”, tuiteó el hijo de la ex primera ministra Benazir Bhutto, asesinada en 2007.
Lo que espera a Imran Khan
Estas elecciones presentan el ascenso para un político anticorrupción que pasó la mayor parte de su carrera al margen de la política pakistaní. Además constituyen una inusual transición democrática entre dos gobiernos civiles, en un país marcado por los golpes de Estado militares en el pasado. Pakistán estuvo dirigido por las Fuerzas Armadas casi la mitad de sus 71 años de historia.
De momento la Bolsa de Islamabad se disparó casi 2 por ciento en las primeras operaciones como síntoma de alivio por la previsión de que Khan pueda formar una coalición estable.
A pesar de este escenario favorecedor, la analista política Azeema Cheema considera que este proceso “es el caos absoluto” y se encuentra preocupada por lo que podría suceder. “Dependerá de cómo se organice la desobediencia civil. Podría haber motines espontáneos entre los militantes políticos”, dijo.
“Poco importa cómo se gestione, el clima postelectoral inmediato será bastante tenso”, consideró por su parte Michael Kugelman, que no ve “ninguna forma de evitar un periodo de tormenta”.
El gran despliegue militar para garantizar la seguridad no impidió que se produjeran varios ataques contra colegios electorales. El más importante fue un atentado suicida reivindicado por el grupo Estado Islámico, que provocó al menos 31 muertos y 70 heridos en la provincia de Baluchistán.
Pakistán se enfrenta a una creciente crisis económica que probablemente necesitará un rescate por parte del Fondo Monetario Internacional, aunque el partido PTI no descarta pedir ayuda a China, el aliado más cercano de Islamabad.
Fuente: AFP/ Reuters