¿Es cristiano poseer armas?

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Por Lisa Miller/ Washington Post

Según los sorprendentes resultados de una encuesta realizada por el Instituto de Investigaciones sobre Religión Pública (Public Religion Research Institute), el 67% de los evangélicos blancos viven en casas en donde alguien dispone de un arma (comparado con, por ejemplo, el 31% de católicos) Y lo que es más sorprendente, incluso después de que 20 chicos fueran asesinados en Connecticut por un loco con un rifle, el 59% de los blancos evangelistas continúan oponiéndose a aceptar restricciones legales a las armas.

Una obvia cuestión se plantea a la luz de estos resultados: ¿Cómo pueden conciliar estos cristianos su aceptación incondicional de la Segunda Enmienda con su creencia en el Evangelio que predica la no violencia? El Dios Cristiano aceptó ser crucificado Él mismo antes de luchar contra la injusta sentencia de muerte que se le había impuesto. “Si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra”, dice en el Evangelio según Mateo. La Biblia no habla del tema armas, por supuesto, pero es imposible imaginar que Jesús hubiera podido encontrar algo bueno que decir de ellas.

Con la tragedia de Newtown tan fresca aún y con unas víctimas tan inocentes los líderes cristianos conservadores no se desviven por proclamar públicamente sus teologías a favor de las armas. Sin embargo, estos argumentos sí existen. Voy a detallarles algunos que oscilan entre poco persuasivas creencias y afirmaciones más convincentes de los derechos y responsabilidades individuales.

La Segunda Enmienda ha sido aprobada por Dios. Este es, al menos, el principal argumento de la página principal del sitio web Cristianos Propietarios de Armas. Y dice así: Los autores de la Constitución la redactaron bajo la guía de Dios, por lo tanto la propia Constitución está directamente inspirada por Dios. Este argumento es un subconjunto de la más amplia visión del mundo de la “Excepcionalidad Estadounidense”. Dios reserva cosas excepcionales para este país y los documentos fundadores llevan la impronta de esta excepcionalidad.

Solo la oración puede contener la violencia de las armas . Ese es el punto de vista del Gobernador Rick Perry. La fuente de violencia en América es el demonio y no las armas. “Las leyes, el único reducto del laicismo, no bastan”, afirma Perry: “Volvamos a nuestros lugares de oración y recemos pidiendo ayuda”. Esto no puede considerarse un argumento. Parece más bien una esperanza.

No culpen a las armas, culpen a esta corrupta sociedad . En esa versión los cristianos conservadores culpan de la cada vez mayor violencia de las armas a lo que ellos denominan “valores laicos”, es decir, la legalización del aborto, el aumento de las familias monoparentales, los matrimonios del mismo sexo, etc., etc. Estos valores – el aborto legal especialmente – han llevado a la cultura dominante a una vida devaluada. “Ruego que la tragedia (de Newtown) haga que los guardianes de la cultura de la nación vuelvan a Dios como nuestra única esperanza”, escribió Joseph Mattera obispo presidente de la Coalición del Convenio Cristiano, en la revista Charisma. Pero mientras no se produzca esa recuperación, portar un arma es derecho de todo ciudadano.

Restringir la tenencia de armas es la puerta para limitar otros derechos. “Existe la sospecha de un Estado demasiado poderoso”, me dijo Russell Moore presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur. “A veces oiremos que si el gobierno tiene demasiado poder sobre las armas también lo tendrá sobre nuestra libertad de expresión, sobre la libertad religiosa”. En el momento en que el Estado empieza a dictar el tipo de armas que un ciudadano puede tener, continúa el argumento, sobrepasa el límite. El propio Moore no se opone a controles universales de antecedentes y destaca que en materia de control de armas los creyentes cristianos pueden no estar de acuerdo.

La autodefensa y el amor (y la defensa) del vecino son valores bíblicos. Así es como defendió su apoyo a la idea de armar a los maestros Richard Land, miembro de la Convención Bautista del Sur, en una entrevista en la Radio Pública Nacional el pasado diciembre. Un argumento similar lo planteó David French, consejero mayor del Centro Americano por la Ley y la Justicia, en un artículo publicado en Patheos, hace algunos meses. Volviendo a Noé, a través del Exodo y los profetas, French construye sus argumentos y concluye junto al filósofo moralista John Locke el cual se refería al derecho de la autodefensa como “una ley fundamental de la naturaleza” “La autodefensa y la defensa de los demás no solo está bíblicamente autorizada sino que en ciertas circunstancias es un imperativo moral”, me dijo French. “Poner la otra mejilla, no quiere decir poner la mejilla de tu mujer o la de tu hijo”. El control de armas, escribió en Patheos, es la campaña esfuerzo estatal por privar a los humanos del derecho de autodefensa otorgado por Dios.

Provocativo pero no convincente. Jesús identificado con los débiles, no con los fuertes; con las víctimas, no con los que disparan armas (o con la gente con armas). Más de 500 chicos fueron víctimas de muertes accidentales por armas en 2011. Como predicó el Reverendo Gary Hall en la Catedral Nacional de Washington la semana pasada: “Si queremos estar con Jesús y con Martin Lutrher King también debemos estar con los que, como ellos, murieron a causa de la violencia… Esto puede parecer una dura verdad, pero para los cristianos, no existe otro camino”.

Fuente: http://www.washingtonpost.com/local/is-gun-ownership-christian/2013/01/25/c7afe7fe-6724-11e2-93e1-475791032daf_story.html?wpisrc=nl_headlines

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