“Encapuchados no son anarquistas”

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El gobierno señala como anarquista a todos los violentos, pero la mayoría de los detenidos en disturbio no sabe qué es el anarquismo, asegura integrante de este movimiento. Entre tanto,  académicos de la UNAM advierten que los medios están utilizando a la ligera al término anarquista para criminalizar las protestas de los jóvenes en México

Por Rosalía Solís

De unos meses para acá, los anarquistas son señalados como responsables de los disturbios registrados en marchas y manifestaciones en la ciudad de México. Sin embargo, estudiosos de esa ideología niegan ser generadores de violencia.

“Hay gente del tipo de jóvenes que ven una manifestación y avientan piedras, es una manifestación de ira, pero de ninguna manera eso es el anarquismo”, asegura Toby, integrante del grupo de anarquistas de El Chopo.

Esta agrupación se formó en torno a Ricardo Mestre Ventura, anarquista pacifista español exiliado en México. En 1980 fundó la Biblioteca Social Reconstruir, donada a los jóvenes que siguiéndolo se sumaron al anarquismo y son estudiosos de esta corriente ideológica.

Toby y su grupo integraron uno de los contingentes que marcharon ayer en la ciudad de México, por el 45 aniversario de la matanza del 2 de octubre de 1968.

En esta manifestación se registraron enfrentamientos entre policías y personas embozadas, que fueron señaladas por autoridades capitalinas como colectivos anarquistas.

“El gobierno siempre va a tender a encontrar a un enemigo, y ese enemigo lo va a generalizar, a todos los que detengan van a decir que son anarquistas. Tú ve con los que están detenidos y te van a decir el 90 por ciento que no saben ni qué es la anarquía”, expresa Toby ante los señalamientos de la autoridad.

De acuerdo con el relato de Toby, la marcha avanzó en calma desde la Plaza de las Tres Culturas hasta avenida Hidalgo. Más o menos a la mitad de la Alameda Central empezaron los enfrentamientos

Admite que los manifestantes comenzaron la agresión contra un grupo de siete policías, usando botellas de agua y piedras pequeñas como proyectiles. Sin embargo, asegura que no solo eran anarquistas los agresores.

¿Quiénes aventaron cosas? – se le cuestiona –

“Toda la gente, había gente común sin ningún tipo de indumentaria ni nada que los identificara (…) fue toda la gente, no solamente la banda punk anarquista, fue toda la gente así común que aventaban cosas y les decías de cosas (…)” – responde.

Señala que al momento del mayor enfrentamiento, a la altura del Centro Cultural José Martí, “mucha más gente se integra y se agrega a sacar esa furia y ese coraje con el sistema social”.

A pregunta expresa sobre si los encapuchados son anarquistas, Toby responde con una contundente negativa.

“No, no, no, no, la gente se encapucha porque hay cámaras por todos lados (…) entonces la gente que manifiesta su rabia, su enojo, puede aventar una piedra, una botella de agua, y se cubre para evitar que se le criminalice”.

Medios usan a la ligera el término anarquista

Usar el término “anarquista” para referirse a los jóvenes que generalmente se confrontan con la policía durante las movilizaciones sociales, “es reducir a la ligera” el concepto. Regularmente quienes usan ese epíteto son periodistas, conductores de noticiarios y las mismas autoridades, pero no profundizan ni reflexionan acerca del trasfondo político y social del anarquismo. Así lo señalan académicos de la UNAM especializados en el estudio de temas de juventud y conflictos.

Para Edgar Morín, de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, los poderes fácticos intentan generar un concepto o un “chivo expiatorio” para justificar la represión contra la juventud y el movimiento social. “En los años 80 (del siglo pasado) nos dijeron hasta el cansancio que los peligrosos eran los chavos banda y en los 90 fueron los maras. Hoy son los anarcos”.

José Antonio Pérez Islas, coordinador del Seminario de Investigación en Juventud de la UNAM, no descartó que para aprovecharse de la molestia e indignación ciudadana, durante las movilizaciones existan grupos de infiltrados con el afán de provocar, generar violencia y que la sociedad en su conjunto enjuicie a través de lo que le dan los medios y los mensajes oficiales para pedir que castiguen a estos jóvenes, que los encarcelen y que los golpeen.

Fuente: Milenio y La Jornada

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