Los reporteros de los canales de televisión rusos controlados por el Estado le dicen con frecuencia a los espectadores que Estados Unidos quiere destruir Rusia, que Ucrania está invadida por fascistas y que Occidente se hunde por su decadencia sexual.
Pero para Konstantin Goldentsvayg, hasta hace poco corresponsal en Berlín de la cadena NTV, propiedad de Gazprom-Media, los compromisos de conciencia que tenía que asumir en su trabajo han sido demasiados.
Goldentsvayg dejó su empleo la semana pasada tras dar una entrevista a la televisión alemana en la que indicó que el presidente ruso, Vladimir Putin, se había sentido “insultado” tras ser excluido del G7.
También se refirió al “conocido cinismo” del presidente y le acusó de querer prolongar la inestabilidad de Ucrania.
Era un análisis muy divergente con respecto a sus propias informaciones sobre la cumbre del G7, a la que se había referido como un “mentidero caro”.
Lea también: La experiencia alemana que cambió la vida de Putin
La cumbre se realizó la semana pasada en Alemania
“Locura propagandística”
Como explicó Goldentsvayg posteriormente en Facebook, cuando dio esa entrevista ya había decidido dejar NTV tras haber trabajado para ese canal durante 12 años.
La entrevista con la televisión alemana simplemente apresuró su marcha y le dio más difusión.
NTV le dijo a la BBC que “el contrato de Goldentsvayg expira el 30 de junio” y que Goldentsvayg le comunicó a la empresa la decisión de no extenderlo “hace unos meses”.
Hasta ahora no se conoce una reacción del canal a las acusaciones de Goldentsvayg.
En Facebook, el periodista también pidió perdón por su papel en “la locura propagandística generalizada”.
Lea también: El “ejército de blogueros” que apoyan a Vladimir Putin
Unos días después, Goldentsvayg dio una entrevista a la página web liberalMeduza en la que describía en detalle las presiones a las que estuvo sometido como reportero en uno de los tres principales canales de televisión rusos.
Hace un par de años, dijo, intentó mantener en un mínimo la propaganda en sus reportes, concentrándose en historias no políticas, normalmente con un enfoque cultural.
Pero a medida que se desarrolló la crisis de Ucrania, esto se convirtió en algo virtualmente imposible.
Fue bombardeado con instrucciones sobre qué historias debería cubrir o cómo debería cubrirlas: el presidente Putin es víctima de una “campaña sucia”, la canciller Merkel es una “marioneta de Estados Unidos”, etcétera.
Parecía que algunos de estos mensajes llegaban directamente del Kremlin, dijo.
Al mismo tiempo, cada vez más de sus reportes eran alterados para mantenerlos a tono con el mensaje.
“Poco a poco, aprendí a llegar a compromisos conmigo mismo”, le dijo a Meduza, describiendo cómo pronto se encontró autocensurando sus reportes porque sabía que iban a ser cortados o revisados con total.
Pero, finalmente, se hartó. “Simplemente, fuiste entrenado para ejercer un oficio, el periodismo, y te encuentras a veces haciendo algo totalmente diferente. Y te das cuenta de que, cuanto más tiempo pases haciendo esta basura, más difícil será salir de ese camino”.
Admiración y críticas
Según Goldentsvayg, él no es para nada el único en enfrentarse con este dilema. Sí, dijo, hay gente en NTV que cree sinceramente que los fascistas se han hecho con el poder en Ucrania y que Rusia “salvó a Crimea de la destrucción”.
Pero también hay “mucha gente razonable y sensata todavía en el canal”, le dijo a Meduza.
La salida de Goldentsvayg de NTV no ha sido tan dramática como la renuncia en vivo de Liz Wahl en el canal en lengua inglesa del Kremlin, RT, el año pasado.
Pero es la primera vez que un periodista de primera línea de uno de los principales canales rusos ha roto filas desde el inicio de la crisis de Ucrania.
Es un acto que le ha granjeado tanto admiración como críticas.
Entre sus críticos están los leales al Kremlin, pero también otros que piensan que le llevó demasiado tiempo salir.
Mientras, su futuro y el de su joven familia es incierto.
Antes del escándalo generado tras la entrevista en televisión, Goldentsvayg esperaba encontrar trabajo en otro canal, quizás en un programa no político.
Esto, ahora, parece poco probable.
Fuente: BBC