Ante la pandemia de coronavirus, los memes han sido un medio para difundir medidas contra el contagio, así como humor catártico para liberar tensión; además sirven para prevenir la violencia doméstica que podría desencadenar el confinamiento, considera Gabriel Pérez Salazar, especialista en comunicación e innovaciones tecnológicas.
Esas unidades de información cultural también permiten divulgar datos no útiles sobre prevención, para lo cual el investigador y docente refiere en entrevista con La Jornada algunas formas de identificar y descartar rumores en el entorno digital.
Los memes son la conjunción de una imagen y un texto, muchas veces humorístico. Ese término popularizado por el zoólogo keniata Richard Dawkins es estudiado por la antropología, la medicina, las ciencias de la comunicación, la arquitectura y las matemáticas (La Jornada, 8/7/14).
Factores emocionales
Respecto del meme en el entorno digital, Pérez Salazar sostiene que ‘‘ha habido una difusión de fake news (noticias falsas), pero a la par hay gran cantidad de esas unidades de información cultural que indican cuáles son algunas de las principales acciones para prevenir contagios. Unos muy interesantes y con altísimos niveles de reproducción proponen cuánto debe durar el lavado de manos. En varios cuadros se colocan sonetos de Sor Juana, canciones populares o letras de música de banda.
‘‘Este meme, entendido como signo, es apropiado por algunas comunidades y a la hora de reproducirlo cada una de éstas lo hace desde su marco de referencia. Es muy interesante cómo se lo apropian y lo relanzan desde aquello que les parece significativo.”
Pérez Salazar aclara que el humor está presente en muchas de esas unidades. ‘‘Contribuye a que se vuelva más fácilmente compartible, porque los factores emocionales pesan muchísimo en esa reproducción”.
Destaca que el humor vinculado con sicología social es una forma de catarsis. ‘‘Si nos encontramos ante una situación que preocupa a muchos, y el coronavirus lo hace con razón, el humor como forma de liberar esa tensión es de enorme utilidad socialmente hablando. Esto no se limita a pandemias, sino a muchas otras circunstancias. Si el meme logra eso probablemente se vuelva viral porque contribuye a liberar esa presión.
‘‘Pone de forma objetiva patrones de relación con los que nos podemos sentir identificados. Si estamos en una relación de pareja o tenemos hijos, por ejemplo. Hay un meme muy cercano para los que nos dedicamos a la docencia: ‘A ver, papás, si pensaban que nosotros hacíamos mal nuestro trabajo, ahí les van sus hijos 30 días para que vean que no es tan fácil’.”
Consultado sobre las alertas ante la posibilidad de violencia en situaciones de confinamiento, define que ‘‘en ciencias sociales lo llamamos el fenómeno de encuadre; tiene que ver con cómo enfocar algo. Para los colectivos que trabajan el tema, el encuadre del posible aislamiento social y el encierro ocurre desde ahí.
‘‘Conocen cuáles son las circunstancias que suelen detonar estas incidencias de violencia y dicen: ‘ojo, no perdamos de vista que ante estas situaciones y contextos familiares también existe este otro riesgo’. Me parece muy sano porque probablemente lleve a una reflexión y a la disminución de aquello que está siendo señalado.”
En torno a las noticias falsas, Pérez Salazar, autor de la obra El meme en Internet: identidad y usos sociales, refiere que desde hace más de 35 años se trabaja la teoría del rumor que se puede aplicar a aquéllas. ‘‘Parecen un medio respetable, pero no lo son, que tienen información verídica pese a no tenerla y los usuarios a los que les llegan esos memes los reproducen con la mejor de las intenciones aunque no sea eficaz”.
Para identificar y descartar esos datos el investigador sugiere ubicar al emisor de los contenidos y esos consejos. Además, ir a las fuentes oficiales como podrían ser en el caso del Covid-19 la Organización Mundial de la Salud y la Secretaría de Salud, ‘‘instancias que tienen mayor probabilidad de difundir información veraz, científicamente comprobada’’.
Fuente: La Jornada