La marea legalizadora de marihuana que avanza en EU genera olas que llegan hasta La Condesa y la Roma, dos de las colonias más vanguardistas del DF. Junto a esos impulsos legalizadores que vienen del norte ha llegado a estos suburbios adinerados una marihuana de altísima calidad. Esta hierba, y la que se obtiene de una vigorosa producción local, artesanal pero también de alto pedigrí, parecieran desplazar poco a poco a esa marihuana tradicional, que llegaba a estos barrios desde las agrestes parcelas de los capos mexicanos del narco
En una de las bancas del Parque España, que divide a dos de las colonias más pujantes económicamente en la Ciudad de México, la Roma y la Condesa, está ‘El M’, un joven delgado, de ojos saltones, moreno y con una mochila al hombro. No revela su nombre. Es un dealer, pero no cualquier dealer. Sólo vende marihuana Kush, Silver Haze, Gypsy Widow. Hierba de muy alta calidad.
Los clientes del ‘M’ reciben de él mensajes por Whatsapp en los que les informa de las nuevas marcas disponibles. Luego ellos van a sus laptops a buscar referencias de la mercancía en leafly.com, un sitio donde los usuarios califican y describen los distintos tipos de marihuana en el mercado, su potencia, efectos, olores y sabores.
Si les gusta lo que ven, pagan hasta 3 mil pesos por onza (una onza pesa sólo 25 gramos en el mundo de la marihuana), mientras que quienes compran la marihuana mexicana ‘prensada’ pagan 200 por la misma cantidad.
‘El M’ dice que no sabe de dónde viene su producto. Pero expertos, agencias policiales y analistas están ubicando el origen de esta hierba premium en los sembradíos legales en estados norteamericanos como Colorado.
Tráfico reversible
En julio pasado un agente aduanero de la garita mexicana en Ciudad Juárez encontró poco más de cinco kilos de marihuana en el portaequipajes de un automóvil que procedía de Texas.
De acuerdo con sus declaraciones ante el Ministerio Público de la ciudad fronteriza, José Antonio Ruiz del Hoyo y Javier Antonio Quiñónez, los dos tripulantes del Honda Accord, ambos estadounidenses, buscaban llevar cinco kilos 871 gramos de mariguana desde Denver, Colorado, donde la plantación es legal, hasta la Ciudad de México, donde existe un mercado que demanda marihuana cada vez de mejor calidad.
Óscar Hagelsieb, director del área de inteligencia del Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos en el Oeste de Texas, asegura que en los últimos dos años su agencia ha detectado una tendencia al alza en el tráfico a contraflujo, es decir, de norte a sur.
“Lo que hemos descubierto gracias a nuestras investigaciones es que no es un nivel de tráfico para inundar México; esta marihuana no es para todos, es una cosa de estatus, es para los jóvenes ricos”, dice Hagelsieb.
Actualmente no existen cifras sobre decomisos de marihuana que entra de Estados Unidos a México, pero el investigador dice que es una tendencia que podría aumentar en los próximos años. Hagelsieb no se atreve a ofrecer una cifra, pero dice que es “suficiente” como para que la agencia esté invirtiendo recursos en rastrear el fenómeno.
Quienes conocen la extrema porosidad de la frontera para las mercancías de cualquier tipo que transitan de norte a sur, saben que cantidades moderadas de cannabis podrían ingresar a México desde Estados Unidos sin dificultad alguna.
Probablemente nada evidencie mejor los enormes boquetes del lado mexicano de la frontera binacional que los casi 25 millones de armas que entraron a México desde Estados Unidos entre 1990 y 2013, de acuerdo con estimaciones de dos expertos en el tema, Iñigo Guevara y Eugenio Weigend.
Bryce Pardo, analista sobre política de drogas, asegura que en los próximos años el narco mexicano estará buscando adaptarse a un mercado más demandante.
“Los cambios en las técnicas de producción podrían hacerse más comunes si los traficantes se pueden adaptar al nuevo mercado. El tiempo dirá si esto sucede”, dice Pardo.
El tráfico de marihuana de norte a sur, sin embargo, podría ser sólo una parte de la explicación de un nuevo fenómeno. En México se ha detectado el cultivo de plantas de cannabis clonadas o semillas traficadas desde Estados Unidos, que igualan en calidad y potencia a la hierba que ya se cultiva legalmente en invernaderos de algunos estados del vecino del norte.
En julio pasado las autoridades mexicanas encontraron un invernadero de 20,000 pies cuadrados lleno de plantas de marihuana en el estado de Jalisco. El invernadero estaba conformado por tres naves con marihuana genéticamente modificada, según la Comisión Nacional de Seguridad (CNS). Para tener un referente: el gobierno de Washington, que aprobó la producción y consumo de la hierba recientemente, autorizó una superficie máxima de marihuana cultivada de 30,000 pies cuadrados, pero para todo el estado.
En 2011 también se encontró un megaplantío de semillas genéticamente modificadas en el estado de Baja California, según dijo entonces en conferencia de prensa el general de brigada Alfonso Duarte Mújica, Comandante de la 2a Región Militar.
El plantío de mariguana fue calificado como el más grande en la historia de México, y fue decomisado por el Ejército. El terreno cultivado media 120 hectáreas y sus cuidadores lo camuflaban como un plantío de tomate.
Según las autoridades castrenses, alrededor de 60 personas cuidaban el lugar y cultivaban la droga, pero en el operativo sólo se logró la captura de 16 jornaleros.
Pardo cree que la mejora notable en la calidad de la hierba en México se debe a dos factores: por un lado a un esfuerzo de los narcotraficantes por competir con el cannabis estadounidense y, por otro, a cambio de hábitos de los consumidores en México, que buscan productos cada vez más refinados.
El cambio de hábitos al que se refiere Pardo ha provocado otra tendencia ascendente: la creación de micro-invernaderos por parte de consumidores independientes que han encontrado las herramientas para sembrar su propia planta y reducir los riesgos de adquirirla en el mercado ilegal.
Plantío en casa
En la misma colonia donde el ‘M’ vende su producto, Arturo, un hombre de 33 años riega cuatro plantas de marihuana en su casa. Dos, explica, vienen de Holanda, las otras dos de España.
“Tengo una muy bonita que es la Gypsy Widow, muy poderosa. Esta me costó a 22 Euros por tres semillitas”, cuenta Arturo.
Sembradores independientes como él se abastecen de sitios en internet como Exotic Seed, un mercado virtual de semillas de distintos tipos que envía su producto a todas partes del mundo.
“Sí son caritas, pero cada semilla te puede dar una buena mata y puedes llegar a tener hasta un kilo si se te da bien”, dice.
A pesar de que la venta de semillas de marihuana es ilegal en México, el mercado existe y es tan vasto que en la ciudad hay ahora más de una decena de tiendas y clubes para productores independientes.
Uno de estos comercios es de Carlos Zamudio, un hombre que ronda los 40 años y que en febrero pasado abrió La Semilla Growshop, una tienda en la Ciudad de México que ofrece productos para cultivar marihuana en casa.
Zamudio ha iniciado con nutrientes, lámparas y macetas, pero para no violar la ley no vende la semilla, aun así, asegura que su negocio va cada vez mejor.
Leopoldo Rivera, editor de Cáñamo, una revista especializada en cannabis, explica que es obvio que existan este tipo de tiendas en la ciudad, si se toma en cuenta que los consumidores buscan no tener que acudir a las redes del narco.
“Esta gente cultiva en su mayoría para consumo personal. Las leyes te permiten traer una dosis personal de marihuana contigo, pero si la siembras son 10 años o más de cárcel, lo que te dice que estos seudo intentos del gobierno por regularizar la marihuana son mentira, no le están entrando al fondo del asunto, al cultivo”, dice Rivera.
Es imposible para Rivera ofrecer un estimado cercano a cuántas personas producen su propia hierba en la Ciudad de México, pero tiene algunos datos que podrían verter luz: él sabe que existen cuatro clubes de autosiembra con un total aproximado de 120 personas que cultivan entre 50 y 60 plantas de marihuana cada uno.
Para el editor de Cáñamo, la incorrecta aproximación de las leyes mexicanas al tema orillan al consumidor a participar en las redes criminales del narcotráfico.
“Debemos avanzar legalmente para garantizar los derechos del consumidor y no orillarlos a recurrir a las redes criminales. Por eso la gente prefiere plantar en su casa y autoabastecerse”, explica.
El ‘M’ no siembra. Él es parte de las estructuras que aprovechan la ilegalidad, de la que habla Rivera. Dice que antes vendía marihuana mexicana de Oaxaca, “de muy buena calidad”, pero esa hierba no se acerca en calidad al producto que vende ahora.
“La gente que puede compra esta mota porque es aterciopelada, te pega más duro con menor cantidad y a mí me deja más dinero”, dice.
El dealer asegura vender hasta 40 mil pesos al mes. Dice que no todo es para él. “Lo reparto”, pero no dice a quién ni cuánto. Sin embargo, sabe que estas colonias son puntos altos de venta de este tipo de droga.
La Encuesta de Usuarios de Drogas Ilegales de la Ciudad de México en 2013 apuntó la delegación Cuauhtémoc, donde se encuentra la colonia Roma y la Condesa, como uno de los picos de consumo de marihuana. De un total de 75 mil usuarios en toda la ciudad -según La Comisión Nacional Contra las Adicciones-, el 8.7% se concentra en la Cuauhtémoc, es decir, unas 6,500 personas.
Lo que ‘El M’ presume sobre su producto lo explica Dan Vinkovetsky, editor de la revista High Times, especializada en cannabis: “La marihuana cultivada en interiores en Estados Unidos es hasta cuatro veces más cara que la mexicana tradicional. El cannabis americano tiene un 10 o hasta 20 % de THC (el activo de la planta), mientras que la mexicana prensada tiene apenas un 5 por ciento”.
De no ser por un retraso en el debate sobre la legalización de la marihuana, México podría haber empezado ya a construir un mercado legal de miles de millones de dólares.
Según una analista de Green Wave Advisors, en Nueva York, en los próximos cinco años, si la marihuana llega a legalizarse por completo, las ventas en Estados Unidos podrían alcanzar los 35 mil millones de dólares anuales.
El ‘M’ puede seguir recibiendo marihuana estadounidense traficada en reversa, mientras que Arturo continúa cultivando en el pequeño balcón de su departamento. Ambos en la colonia Roma, ambos picando piedra en un mercado que, según expertos, deberá abrirse en los próximos años.
Como lo pone Rivera: “El gobierno va a tener que entrarle, porque así como ellos, van a venir más y no van a poder con la presión”.
Nota publicada originalmente en El Daily Post