Por Pineda Jaimes
Si usted es de los que se sienta frente al televisor o su tablet o su smartphone para ver la Copa del Mundo, deberá saber que tras ella, también hay ciencia. Números, modelos matemáticos que estudian paso a paso a todos y cada uno de los equipos, selecciones y sus respectivos jugadores. Alrededor del futbol se mueven millones y millones de euros y de dólares que sería ya ingenuo pensar que todo se deje al azar en espera de que Fortuna, la Diosa de la suerte los acompañe. Así que, nos guste o no, los análisis estadísticos que tanto apasionan a los fanáticos estadounidenses en sus deportes, también han llegado al “soccer” y llegaron para quedarse.
Uno de esos lugares es el Observatorio del Futbol del Centro Internacional de Estudios sobre el Deporte de Neuchâtel, popularmente conocido como CIES, creado en 2005 para realizar toda clase de análisis estadísticos sobre el balompié mundial: recuperación de balones, peligrosidad, pases, equivocaciones, metros y kilómetros recorridos, porcentajes de efectividad, de juego efectivo, radiografías completas de cada uno de los jugadores de los principales equipos del mundo. ¿Quiere saber cuánto vale algún jugador?, ¿cuánto gana?, ¿cuáles son los equipos más poderosos, los que más venden los que menos?, ¿quiere saber todo lo que quiera de cualquier selección que compite en el Mundial? Pues, bien este sitio es para volver loco a cualquier amante de las estadísticas. El Big Data, la ciencia de los datos en todo su esplendor pues, para estar a tono con la época.
De acuerdo con Raffaele Poli, responsable de este observatorio, en sus inicios, lo que llamó más atención del centro fue la demografía y la migración, especialmente las rutas o trayectorias migratorias de los futbolistas africanos y sudamericanos en su anhelo por ser contratados por algún club europeo. Luego amplió sus horizontes en cuanto la tecnología avanzó y las posibilidades de conseguir un universo más amplio de datos lo hizo posible, como es hoy en día, donde prácticamente no hay dato que no registre, dato que no se conozca, dato que no se difunda. Son los nuevos tiempos.
¿Cómo funciona el centro de estudios de esta naturaleza?
Después de analizar las rutas migratorias, el CIES evolucionó a otros temas y Rafael Poli, lo explica así:
“Desarrollamos un segundo eje de investigación, elaborando una metodología para comparar jugadores o clubes sobre la base de sus propias prestaciones. Luego ajustamos un algoritmo que integra una docena de familias de indicadores a través de los cuales logramos asignar a un jugador su justo valor de mercado. En este sentido, nuestro servicio es muy solicitado por los clubes y los actores del mercado”.*
Hoy en día, proliferan las empresas que se han especializado en el análisis estadístico, el análisis de los datos que son contratados por los grandes clubes o selecciones del mundo. Un ejemplo de ello es el grupo británico Perform, que recién compró a Opta Sport y Scout 7 en Europa. Azsportech es otra muestra en América Latina.
A diferencia de las anteriores, el Observatorio de Futbol del Centro Internacional de Estudios del Deporte, aunque en ocasiones llega a realizar trabajos bajo pedido, en realidad su perfil es más de corte académico y es subvencionado directamente por la FIFA.
Sea como sea, el futbol cada vez dependerá de las estadísticas, del dato frío, pero ruego, por su bien, que nunca llegue a la frialdad de otros deportes.
La magia y belleza del futbol radica en la posibilidad del error, de la injusticia. Como la vida misma. No en balde el aficionado va el estadio como catarsis de la vida. Sabe que en el grito, en el error del árbitro, en el penal no marcado, en el tiro fallado está un trozo de la vida misma. Por eso es grande el futbol. Por eso es mágico. Pero aun así, insistimos en darle de puñaladas.
Ahora con el VAR (Video Assistant Referee) los árbitros podrán consultar en una pantalla sus decisiones en las que hayan tenido duda. Fin a las injusticias.
“Nos ayudará a tener una Copa del Mundo más justa”, dice Gianni Infantino, el ambicioso presidente de la FIFA, sin reparar que justamente la magia del futbol radica en eso: en la injusticia.
Porque el futbol es como la vida, no siempre es justa, pero es la vida y aquí seguiremos. Con datos y sin datos; con estadísticas y sin estadísticas.
Antes solo importaba quién metía más goles. Hoy ya no.
¿Qué camino tomará el futbol moderno?
Sea cual sea, al futbol –así, a secas- habrá que defenderlo.
Porque el futbol como la política, es tan importante que no nos podemos dar el lujo de dejarlo en manos de los futbolistas o sus directivos, ni de los políticos.
Así sea.