El fracking, detrás de la guerra del petróleo

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Con esta práctica ampliamiento cuestionada e incluso prohibida EU pone en jaque los costos del petróleo; un precio por barril en los 40 dólares mermaría la capacidad del Gobierno mexicano para atraer capital.

Por César Barboza/ 24 Horas

La producción intensiva de petróleo y gas de esquisto mediante fracking en Estados Unidos enfrenta dos acusaciones graves: por parte de la OPEP de ser la responsable del desplome de los precios del crudo, y de grupos ambientalistas por el uso desproporcionado de agua y de químicos que conlleva dicha técnica.

El ‘boom’ petrolero observado en Estados Unidos es resultado del fracking, principalmente en las formaciones de Eagle Ford Shale, ubicado al sur de Texas; la Cuenca del Pérmico, entre los estados de Texas y Nuevo México; y Bakken Pizarra de Dakota del Norte.

A través de esta práctica Estados Unicos se posicionó como el segundo productor de crudo y a un paso de la independencia del petróleo árabe.

Sin embargo, de manera paralela al “boom” petrolero alcanzado a través del fracking también crecieron las voces en contra de este método por su impacto ambiental, incluso en Estados Unidos, que cuenta con una experiencia de más de una década y con la tecnología más avanzada para llevarla a cabo.

A la fecha, dos estados de la Unión Americana y varias naciones de Europa han prohibido este método.

Impacto ambiental

Para diversas instancias contra el fracking tanto en Estados Unidos como en México la principal preocupación radica en el uso de agua. De acuerdo con la Alianza Mexicana contra el Fracking y Greenpeace se requieren entre 9 y 19 millones de litros de agua -con químicos y arenas finas- bombeadas a presión para ‘fracturar’ un solo pozo.

Otros riesgos asociados son la contaminación de mantos acuíferos por el uso de químicos. “El 25% de las sustancias usadas para el fracking son cancerígenas o mutagénicas, el 37% pueden afectar el sistema endócrino, además de causar daños al sistema nervioso y provocar alergias”, según datos de la organización Greenpeace.

Altos costos

El impacto ambiental no es el único argumento en contra de esta práctica. El centro de análisis Fundar, sostiene que este tipo de extracción es poco viable desde el punto de vista económico. El rendimiento energético de lutitas equivale a una cuarta parte de lo obtenido por un pozo convencional, y entre 30 y 50% de las reservas prospectivas en el país no son viables para explotar, según datos de dicho centro.

Pese a que el costo de un barril de petróleo de esquisto se encuentra entre 20 y 25 dólares por barril, la mayoría de los pozos iniciaron operaciones cuando el costo por tonel se ubicaba arriba de los 90 dólares, un precio lo suficientemente atractivo para los inversionistas. Un precio por barril en los 40 dólares mermaría la capacidad del Gobierno mexicano para atraer capital.

En Estados Unidos, empresas como Baker Hughes han reportado el cierre de al menos 60 pozos en Eagle Ford a principios de año, y se teme que disminuyan las nuevas inversiones en extracción de lutitas.

Las cifras
– 9 a19 millones de litros de agua con químicos y arenas finas deben inyectarse a presión para ‘fracturar’ un solo pozo
– 25% de los químicos y sustancias utilizadas se consideran cancerígenas o mutagénicas
– 5 kilómetros es la profundidad a la que se perforan
– 2 estados en Estados Unidos han prohibido el fracking por el costo ambiental que implica esta práctica
– 60% han caído los precios del crudo por un aumento de la oferta de crudo asociada con esta práctica

Fuente: 24 Horas

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