El efecto diamantina

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Por José Gil Olmos

Fue como un destello que cegó al país. Fue tan fuerte el resplandor de la hoguera que la reacción de autoridades y algunos sectores sociales fue primero de trastabilleo y luego de condena sin tomar en cuenta la brutalidad de la violencia ejercida y contenida por años.

Entonces tuvieron que aventar diamantina para llamar la atención y como no fue suficiente pintaron uno de los monumentos emblemáticos del país. Fue hasta entonces que obligaron a que se volteara la mirada para descubrir una realidad salvaje llamada femicidio.

“Muerte” fue la palabra más sonada y escrita en la marcha de miles de mujeres el pasado viernes por varias ciudades del país. “No más muertas” gritaron hartas de tanta violencia e impunidad que pone a México en el primer lugar de femicidios de América Latina con un récord macabro de una mujer asesinada cada dos horas y media.

Desde hace diez años las muertes violentas contra mujeres en México han sido alarmantes. De acuerdo con cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública en la última década ha habido 23 mil feminicidios. Los números han ido creciendo año con año hasta llegar a mil 300 en el primer cuatrimestre de este año.

Son 10 estados del país los que concentran más de 65% del total de feminicidios, entre ellos el Estado de México, con 152 víctimas; Jalisco, 102; Guanajuato, 99; Veracruz, 73; Chihuahua, 71 y la Ciudad de México, 70.

En tanto que la violencia de genero se incrementó durante 2017. El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Publica tiene registrado que cada año se registran 36 mil 160 denuncias por delitos contra la libertad y la seguridad sexual.

Las cifras oficiales señalan que cada 24 horas, en promedio, se reportaron a las autoridades ministeriales 99 delitos sexuales, de los cuales 43 son de abuso sexual y 29 por violación.

Las entidades con el mayor número de delitos de este tipo son Estado de México, con tres mil 954; seguido por Jalisco, con tres mil 246; Baja California, con dos mil 495, y Nuevo León, con dos mil 331.

Desde entonces ya se tenía conocimiento de la gravedad del problema, pero hubo gobernadores que maniobraron para que en su entidad no se declarara la alerta de feminicidio. Eso fue lo que hizo en 2011 Enrique Peña Nieto siendo gobernador del Estado de México, cuando contrató a Rosario Robles para que hiciera lobby con las organizaciones de mujeres y no se hiciera la declaración de alerta de género porque empañaría su campaña presidencial.

Pero los diques políticos no resolvieron el problema y la chispa que encendió la hoguera fue el caso de la jovencita de Azcapotzalco que denunció haber sido violada por unos policías de la alcaldía. La reacción del gobierno capitalino fue errática dejando en libertad a los oficiales mientras estaba en curso la indagación. El mensaje fue de impunidad y eso desbordó los ánimos.

Después de la tormenta vino una pausa, el gobierno de la Ciudad de México parece haber rectificado ofreciendo justicia. Pero los mensajes grabados al pie del Ángel que brillan como diamantina siguen vigentes, aunque los remuevan las autoridades: “Con nosotras no se juega”, “mata a tu violador”, “Estado feminicida”.

Por cierto… Las 252 mil 538 muertes por violencia desde 2006 no tienen genero ni edad.

Fuente: Apro

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