Por Jenaro Villamil
Los casos de los dos cleptócratas que ejercieron como gobernadores en Veracruz y Sonora tomaron un giro patético y dramático en unos cuantos días: el veracruzano Javier Duarte se “esfumó” justo después de ofrecer una entrevista exclusiva a Televisa para anunciar que pedía licencia y de que el sábado un juez giró orden de aprehensión en su contra por delincuencia organizada y operaciones de procedencia ilícita por 500 millones de pesos.
El mismo fin de semana de la presunta huida de Duarte fue asesinado Moisés Mirazo Torres, dueño de un hotel en Hermosillo que desde 2014 denunció al hoy prófugo exmandatario panista, Guillermo Padrés, contra quien la Interpol emitió una orden de localización hasta el 3 de octubre pasado
Todos los medios ahora se dedican a documentar los excesos de Duarte, incluyendo a aquellos que recibieron carretadas de dinero del autócrata jarocho, y todos parecían anticipar el desenlace al estilo Padrés, menos las autoridades federales y estatales que han actuado con una lentitud pasmosa y sospechosa.
El show mediático parece suplantar a la auténtica justicia, en un juego de simulaciones que acelera la impunidad tanto en el caso de Duarte como en el de Padrés, pero también anticipa vendettas peligrosas, sobre todo, contra la enorme red de cómplices del veracruzano.
Tanto el PRI como el PAN pretenden equiparar ambos casos, cuando en realidad se trata de acreditar en los hechos la máxima peñista: “quien esté libre de corrupción que tire la primera piedra”.
Por supuesto, el más interesado en equiparar los casos es el PRI. De lo que ocurra con Duarte y Padrés, podemos anticipar lo que sucederá con el “club de los PRIennials” como son los priistas Rodrigo Medina (Nuevo León), Robert Borge (Quintana Roo), César Duarte (Chihuahua) más los que se acumulen en el juego.
Habían suficientes avisos de la fuga de Duarte, como antes los hubo de Padrés. Desde la semana pasada, empleados de la Secretaría de Relaciones Exteriores confiaron al corresponsal de Proceso en Veracruz, Noé Zavaleta, que recientemente habían “gestionado” un pasaporte para el hijo menor del entonces gobernador Javier Duarte. “Es probable que la familia completa se vaya al extranjero”, afirmaron (ver Proceso, No. 2085).
El coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa Patrón intercedió varias veces por Javier Duarte ante Los Pinos, sin mucho éxito al final, pero con mucha eficacia para ganar tiempo. Una nota de la procuradora Arely Gómez, enviada al jefe de la Oficina de la Presidencia, Francisco Guzmán, indicó que ya estaban avanzadas las investigaciones en contra del hoy incógnito.
Sin embargo, nada se hizo desde el ámbito federal ni local para impedir la huida de uno de los personajes más repudiados por sus gobernados en los últimos años.
Javier Duarte manipuló a su antojo los tiempos políticos y mediáticos. El miércoles 12 de octubre apareció en el informativo Despierta con Loret para anunciar que había pedido licencia para separarse del cargo como gobernador y “limpiar” su nombre.
Por supuesto, Duarte negó en “Las Estrellas” de Televisa todas las acusaciones en su contra. Hasta llegó a afirmar que “ni un solo peso” se ha robado de las arcas veracruzanas, a pesar de los indicios de una corrupción masificada, casi tan intensamente como la violencia se disparó en Veracruz.
Ese mismo día, el gobernador electo Miguel Ángel Yunes, enemigo acérrimo de Duarte, advirtió que Duarte podía escaparse.
Apenas el lunes 17 de octubre, el mismo Yunes alertó que el sábado 15 de octubre Javier Duarte dejó la entidad a bordo de un helicóptero que le facilitó el gobernador interino Flaviano Ríos, exsecretario de Gobierno duartista.
El silencio duró todo el lunes, hasta que en su noticiero nocturno Denisse Maerker informó que desde el mismo sábado un juez giró una orden de aprehensión en contra de Javier Duarte por delincuencia organizada y operaciones de procedencia ilícita.
Otras de las revelaciones que están siendo filtradas en los medios es el video de Moisés Mansur, quien dio a conocer cómo manejaba recursos de Javier Duarte, cómo desvió dinero a favor de Karime Macías Tubilla, esposa del exmandatario, pero también señala a Jaime Porres Cabada, y al exsecretario de Finanzas, José Antonio Mansur Beltrán, como el auténtico prestanombres de la red inmobiliaria del mandatario.
Mientras el show veracruzano ocupa las primeras planas de los periódicos y los principales noticiarios electrónicos, el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, afirmó en Milenio TV que “Duarte cayó por venganza” de los priistas y negó mantener cualquier contacto con Guillermo Padrés.
Lo grave es que mientras los dos mandatarios se convierten en moneda de cambio o de negociación entre el PRI y el PAN, los cómplices y denunciantes de ambos pueden comenzar a ser eliminados.
Fuente: www.homozapping.com.mx