Dignidad y derechos

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Luis Javier Valero Flores

El hecho de que el Club Campestre y Carla Herrera llegaran a un acuerdo, para dar término al litigio entre ellos, y dar pie a que Herrera y su esposa, Lilia Victoria Aún Caraveo, pudieran acceder a las instalaciones del club con plenos derechos, como cualquier otra familia, representa un verdadero hito en el reconocimiento de los derechos humanos en Chihuahua y ayudará a poner un alto a los actos discriminatorios, lo que significa elevar el respeto a la otredad.

La contundencia de los argumentos de Carla Herrera y sus abogados, basados  en el marco legal existente en Chihuahua, que tipifica como delito la comisión de  cualquier acto discriminatorio, obligó a la directiva del club -y a no pocos socios- a repensar su postura, pues el equipo de Herrera decidió demandar al club no solamente por la vía civil, sino también por la penal a los dirigentes del club, cuando éstos resolvieron negarles el acceso a sus instalaciones aduciendo que no se trataba de un matrimonio.

Luego, aceptaron que Lilia Aún accediera al club, pero en calidad de “doméstica”. Ante la decisión de Carla de demandarlos y hacer público el litigio, la expulsaron. Avasallados por el cúmulo de evidencias y testimonios en su contra aceptaron un primer trato: Que Lilia sí entre, pero Carla no.

Ante esa actitud, Carla y Aún apremiaron a la Fiscalía General a que interpusiera la demanda y la presentara a un juez.

Así, el peor de los escenarios se les presentó a algunos de los más poderosos de Chihuahua; peor, porque en el proceso fueron evidentes los rasgos extremadamente conservadores y autoritarios con los que se comportaron en el caso de la pareja matrimonial homosexual. Con el agravante que ambas, Herrera y Aún, eran socias o usuarias del mismo club de muchos años atrás.

En las semanas previas, diversos medios de comunicación, a través de sus columnas editoriales, “informaron” que la empresaria había solicitado, en las reuniones de avenimiento sostenidas por las partes, que le solicitaran un perdón público y que, además, había solicitado una indemnización económica.

En una entrevista radiofónica, ofrecida la semana anterior, (Aserto Radio, Antena FM 102.5, Chihuahua, 28/V/13) afirmó que de ninguna manera eran ciertas esas versiones y rechazó tajantemente que el litigio presentado obedeciera a la búsqueda de reflectores públicos; se trata de una lucha porque reconozcan nuestros derechos, dijo, lo que su abogado, David Peña, especialista en litigios de esta naturaleza, ratificó al sostener que “más allá del ingreso al Club, lo que buscaba Carla Herrera es el reconocimiento a los derechos y la validez del matrimonio de las personas del mismo sexo en el Estado de Chihuahua, con esta decisión se reconocen los derechos se respeta el matrimonio y con esto quedaría en acuerdo que quede sin efecto la acusación penal… tenemos claro el objetivo, el respeto a los derechos del matrimonio homosexual, se logró, es un precedente que se sienta al interior del club Campestre y un mensaje en Chihuahua a los grupos conservadores que no se puede estar por encima de la ley”, dijo.

Seguramente que para la resolución del litigio -en el cual Carla mostró la mayor mesura, rasgo finalmente adoptado por la dirigencia del club, acto que se deberá valorar adecuadamente- contó la postura de la Suprema Corte de Justicia que en un caso semejante presentado en Oaxaca, entidad en la que el Código Civil establece que el matrimonio es entre un hombre y una mujer -que se hace eco de las posturas de prácticamente todas las religiones- en la cual catalogó como discriminatorio tal texto y conminó a la legislatura a cambiarlo por el de que el matrimonio se celebra “entre dos personas”.

Igual camino se seguía en un litigio en Yucatán, pero ante el curso de los acontecimientos, el Poder Legislativo decidió adelantarse y modificar el texto legal.

Algo semejante puede ocurrir en nuestra entidad pues ya una pareja homosexual, a la que se le negó el registro como matrimonio en la capital, anunció que interpondrá los recursos legales para ser respetados en ese derecho.

De ahí la importancia del desenlace del conflicto entre Carla Herrera y el Club Campestre de Chihuahua. Ahora deberemos esperar la debida tolerancia de sus socios y se comporten con la civilidad del mundo del siglo XXI.

asertodechihuahua@yahoo.com.mx

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