Ávalos, con el plomo en la sangre

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Por Luis Javier Valero Flores

Si hubiese que buscar un problema ilustrativo del modo en que las administraciones gubernamentales actúan en los crecimientos poblacionales y ante los las quejas de los afectados por los distintos problemas generados por tales determinaciones, el caso de los vecinos y padres de familia de diversos fraccionamientos y centros escolares, construidos en las cercanías de la antigua Fundidora de Avalos en poco más de década y media, en la capital del estado, es paradigmático.

Han transcurrido varios meses desde la primera protesta organizada de un conjunto de vecinos de diversos fraccionamientos, en la entrada sur de la capital del Estado, quejándose fundamentalmente de la presencia de varios casos de elevados niveles de plomo en la sangre de niños, fundamentalmente en los moradores del Fraccionamiento Rinconadas los Nogales y al mismo tiempo alumnos del kínder instalado a la vera de los “jales” (los residuos minerales de la explotación minera).

Sólo hasta que las protestas subieron de tono y la cantidad de participantes, a fines del año pasado, se apreció una distinta postura de las dependencias gubernamentales estatales.

Diez años atrás (algunas edificaciones un poco antes) se construyó el mencionado fraccionamiento y después, diversas instalaciones escolares. Cuesta trabajo entender cómo fue posible que autoridades de los tres niveles aprobaran la construcción de viviendas y escuelas (Muchos años después, en la misma zona se construyeron las instalaciones de la feria) pues se realizaron a distancias menores a un kilómetro a la acumulación de los residuos de la actividad minera, que colindan con la calle Sierra El Pastor, justo donde se encuentran las escuelas primarias José Vasconcelos, en el turno matutino, y José Guadalupe Posada en el vespertino, así como del Jardín de Niños Martha Andrade del Rosal.

Da pavor apreciar la cercanía del kínder de las montañas de residuos minerales, luego de décadas de explotación de la antigua fundidora de Avalos.

Algunos padres de los niños más severamente afectados iniciaron las gestiones, obtuvieron que la Coespris les realizara estudios y encontraron que más de una decena de niños mostraban cantidades muy por encima de las permitidas de plomo en sangre, lo que hacía compatible la presentación de signos y síntomas con la probable intoxicación por plomo, entre los cuales se encuentran sangrado, dolores y males neurológicos, retraso en aprendizaje por reducción del coeficiente intelectual; así como manchas en la piel, pérdida de memoria, dolor de cabeza, sangrado nasal, dolores musculares, pérdida de cabello, bajo rendimiento escolar y reducción del coeficiente intelectual, sobre todo los niños de la colonia Rinconada Los Nogales, escuela construida a escasos 50 metros de los desechos mineros.

El problema creció, aumentaron los niños que presentaban cuadros más allá de los derivados de las alergias propias del semidesierto hasta que otros padres de familia entendieron que se necesitaba de algo más que simples gestiones ante las autoridades de salud pues sus respuestas eran más que deplorables.

A pesar de los estudios realizados por la dependencia gubernamental, la Secretaría de Salud del Gobierno de Chihuahua determinó realizar otros, en un laboratorio norteamericano. En ellos, 301 niños dieron negativo al plomo en sangre, según el secretario de Salud, Pedro Hernández. Resultados que le merecieron la mayor de las confianzas pues “Quest Diagnostics es un laboratorio reconocido y es de California, Estados Unidos, así que podemos confiar plenamente en ellos”. (Nota de Sarahí Aguirre, El Diario de Chihuahua, 18/XII/14).

Y desestimó las quejas de los vecinos y padres de familia pues “es reducido el grupo de padres inconformes con resultados” y dijo estar dispuestos a efectuar “más estudios a los pequeños en busca de metales pesados que pongan en riesgo su salud”, aunque desestimó el temor de los padres de que el plomo haya migrado a los huesos, “pues dijo que los resultados de Quest Diagnostics resultaron favorecedores”. (Ibídem).

Además agregó que deberían realizarse “trabajos de estudios de suelo” y que el resto de los resultados realizados se conocerían a “fines de diciembre”.

Y como la canción, pasaron las posadas. Ante la falta de respuesta gubernamental, nuevamente los vecinos salieron a la calle, cerraron algunas del centro de la capital chihuahuense y de una de las vialidades periféricas más importantes y dieron a conocer a los medios de comunicación otros casos, presuntamente por intoxicación por plomo, entre ellos, el de un menor de 4 años con un documento expedido “por el laboratorio donde muestra un nivel de 84 de plomo en la sangre”. (Omnia, 8/I/15).

Al mismo tiempo, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología del Estado y la Semarnat anunció que en “pocos días” iniciarían los estudios de impacto ambiental en la región de Ávalos, “en los que serán invertidos nueve millones de pesos”, según afirmó Guillermo Márquez, secretario de Desarrollo Urbano y Ecología, en “estudios que definirán las acciones necesarias para remediar el entorno ecológico de la zona de Ávalos”. (Nota de Orlando Chávez Echavarría, El Diario de Chihuahua, 9/I/15).

Simultáneamente, llegaban a acuerdos vecinos y autoridades para continuar con la realización de estudios y la suspensión de la toma de calles. En esos estudios participarán especialistas del IPN entre ellos José Víctor Calderón Salinas, titular del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav).

A su vez, el abogado Felipe Ponce, en representación de los habitantes de Rinconada Los Nogales, afirmó que la COESPRIS había detectado “una gran contaminación de metales pesados en el suelo de la colonia, puesto que si los niveles de metales pesados dentro de la norma es de 400 unidades, en la escuela primaria José Vasconcelos, se detectaron hasta mil 600 unidades de metal pesado”. (Ibídem).

Además, informó que en 8 de los 23 tinacos analizados de la colonia resultaron con altos grados de contaminación de arsénico, plomo, cadmio y cromo, probablemente porque el agua se contamina por el suelo.

Tal versión fue ratificada por la Comisión Estatal para la Prevención de Riesgos Sanitarios (Coespris), la que “detectó presencia de plomo en los tinacos de las casas del fraccionamiento Rinconada Los Nogales… Moisés Yáñez, comisionado estatal, informó que la dependencia entregó los resultados de los análisis realizados al agua de las casas y se encontró plomo en el líquido que proviene de los tinacos. Destacó que el agua llega limpia de la red de suministro, pero que se contamina cuando el viento deposita el metal en el tinaco”. (Nota de Orlando Chávez Echavarría, El Diario de Chihuahua, 10/I/15).

A pesar de todos los datos y hechos descritos, hasta ahora las autoridades no han accedido a una de las peticiones centrales de los inconformes, la reubicación de los centros escolares y de las viviendas y tan sólo, a los que lo solicitaron, reubicar a sus hijos en otras escuelas, amén de la promesa de la Comisión Estatal de Vivienda (Coesvi) de estudiar la posible reubicación y la del Secretario General de Gobierno, Raymundo Romero Maldonado, de utilizar “todas las instancias, estudios y pruebas que sean necesarias para desmentir o confirmar si existe contaminación con plomo en la colonia Ávalos”.

En esa misma postura se encuentra el médico Víctor Samuel Santana Maldonado, Director de Salud quien “aceptó que la zona está contaminada con plomo, pero que aún se analizará si en verdad causa daño a la salud”. (El Heraldo de Chihuahua, 9/I/15).

El gobierno estatal determinó realizar, en coordinación con los vecinos, “estudios más avanzados y especializados para determinar un daño ahora a nivel molecular, un estudio superior al realizado en sangre y que permitirá prever daños a futuro en los vecinos”, así como “realizar nuevos estudios para determinar posibles daños renales en la población de esta zona”. (Comunicado de Gobierno del Estado, 8/I/15).

Si tales fueron las determinaciones finales (hasta hoy) ¿Para qué esperar tanto tiempo? ¿Para qué exacerbar tanto los ánimos?

Más aún, la posibilidad de que la zona tenga una gran cantidad de contaminantes, especialmente los metales mencionados, es gigantesca, vamos, es de sentido común pensar que así sea y sorprende que tal sentido no haya guiado las acciones de los distintos funcionarios, a lo largo de décadas, para permitir los asentamientos humanos y la construcción de centros escolares ¿Aún será tiempo de fincar responsabilidades?

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