Anatomía y terapia de la victoria pírrica

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Por Dimitris V. Pantoulas

El resultado de las elecciones del 14 A ha sido una victoria pírrica para el candidato del Polo Patriótico, Nicolás Maduro, pero sigue poniendo al pueblo Venezolano y las instituciones democráticas del país al frente. Es el mismo pueblo venezolano, encabezado por el líder Hugo Chávez Frías (HCF), que hace 14 años decidió cambiar su destino, desafiando las relaciones de poder establecidas y aspirando a un futuro mejor lleno de retos. Uno de estos retos, y sin duda uno de los más grandes que podría enfrentar el pueblo venezolano que apoyaba este cambio, era confrontar una batalla electoral sin su capitán al timón.

Esta batalla se dio el 14 de abril 2013, en un proceso electoral atípico por su corta campaña, después del fallecimiento del Presidente electo Hugo Chávez, con una victoria mínima -pero clara- de solo 1.8 % de diferencia respecto al candidato de la oposición Henrique Capriles Radonski. Éste es un resultado decepcionante si pensamos que hace apenas seis meses, el Presidente Chávez había ganado con un amplio margen, de más de un 10%, contra ese mismo candidato de la oposición.

En números reales, Nicolás Maduro, después del fallecimiento de Hugo Chávez siendo Presidente encargado, encabezó este proceso electoral con las fuerzas bolivarianas obteniendo casi 610.000 votos menos que el Presidente Chávez (8.191.000 Hugo Chávez en octubre y 7.575.000 Nicolás Maduro ahora), mientras el candidato de la oposición se fortaleció con más de 710.000 votos (6.591.000 en octubre y 7.302.000 ahora).

Pero si tuviéramos que elegir quien fue el ganador de estas elecciones, éste sería de nuevo el pueblo venezolano y su profundo espíritu democrático: la participación fue masiva y alcanzó cerca del 79%, solo dos puntos menos que en octubre (los votos válidos sin embargo fueron más el 14 de abril que en octubre 2012)

Ahora bien, la victoria mínima de las fuerzas bolivarianas se pueden entender con base en tres ejes de análisis: a nivel de la campaña electoral, a nivel de las decisiones del gobierno y, finalmente, a nivel político. Estos tres ejes se deben ver en conjunto y no aislados, pero por razones del análisis los presento separados.

Entendiendo las debilidades que han mostrado las fuerzas bolivarianas durante el tiempo que el presidente Chávez ya no ha estado físicamente presente en el país podemos entender la gran necesidad de las 3 R que el presidente Chávez ya propuso en 2011: Reunificación, Repolarización y Repolitización (estas 3 R ampliarían las ya conocidas 3-R: Revisión, Rectificación y Reimpulso) en el contexto actual.

La Campaña Electoral

A nivel de la campaña electoral y comunicacional, Nicolás Maduro tenía, para empezar, una misión difícil: Chávez fue unos de los oradores más importantes que jamás se haya visto en este país y en el continente en general, así, cualquier comparación con él, iba a perjudicar a Nicolás Maduro. Inexplicablemente, Nicolás Maduro intentó imitar el estilo y forma de ser del Presidente Chávez, sin tener las mismas habilidades.

El resultado no fue el deseado porque el nuevo candidato se exponía a una comparación directa con el Presidente Chávez. Al mismo tiempo la campaña se centró en la imagen del Presidente Chávez intentando promover emocionalmente a los seguidores del chavismo en vez de apostar por sus propios criterios políticos. Aunque el Presidente Chávez fue el indiscutible líder de este proceso, sin embargo, el chavismo es un proceso político que intenta transformar una sociedad.

Dejar de lado el debate político y enfocarse en una campaña con poco contenido político, dio a la heterogénea oposición una gran ventaja: no hablar de su proyecto del país sino atacar ad hominem a Nicolás Maduro. Así la campaña se concentró en ataques y descalificaciones personales. La presentación de unos artistas en favor del candidato Maduro y luego otro grupo de artistas en favor del candidato opositor aumentó la superficialidad y frivolidad del debate favoreciendo más el sector opositor.

Decisiones políticas del gobierno interino de Nicolás Maduro

Durante el tiempo que el presidente Chávez estaba combatiendo su enfermedad letal, el Presidente Maduro tuvo que tomar importantes medidas para el país. Una de estas medidas fue la devaluación un 32% del bolívar (de 4,30 a 6,30 bolívares por dólar) y luego imponer un sistema cambiario que encareció el acceso de los venezolanos a las divisas extranjeras (más de 11 bolívares por dólar). La devaluación de la moneda no fue bien vista por la mayoría de la población y tuvo un efecto inmediato en la inflación y en el encarecimiento del costo del vida.

Si pensamos que unas semanas antes el gobierno insistía en que no existía ninguna necesidad de una devaluación, esta decisión hizo que Nicolás Maduro perdiera credibilidad. Además, hay que añadir que la vacilación y la confusión después de la muerte de Chávez, con la decisión de si el gobierno iba a embalsamar el cuerpo del Chávez, produjo la sensación de que el nuevo gobierno no tenía una clara orientación como la tenía antes con el presidente Chávez.

La ausencia de los debates políticos

En lo político, Nicolás Maduro y los altos dirigentes del Chavismo, apostaron más en una campaña comunicacional emotiva, dejando de lado los debates políticos y la orientación que el nuevo gobierno iba a tener. Los movimientos sociales y las bases del chavismo no tuvieron el protagonismo que estaban esperando en los últimos meses. El presidente Chávez fue claro en uno de sus últimos discursos políticos: el poder es y debe ser del pueblo. El pueblo, con nuevas formas de participación en la vida política, social y económica, iba a tomar el verdadero poder.

Desgraciadamente este debate no se dio en profundidad dentro del seno del gobierno, incluso las declaraciones del gobierno indicando que iba a proteger los logros en los niveles de participación, en lugar de insistir en la profundización del proceso, trajeron más descontento en las bases y en los movimientos sociales. Aunque el tiempo era corto, y la victoria electoral era primordial para el futuro del chavismo, no hubo debate político dentro de sus filas, parecía que la política y la transformación del país pasaban a segundo plano.

La necesidad de las 3 nuevas R

En este escenario, la victoria pírrica de Maduro podría ser un catalizador del futuro de la Revolución Bolivariana. En mi opinión, existen dos posibilidades, o el nuevo presidente se pone en una situación de defensa contra las fuerzas de la oposición, sin dedicar muchas fuerzas al debate interno y al desarrollo del proyecto del Socialismo de Siglo XXI y del Estado Comunal, o va adelante con un plan colectivo donde el pueblo tome el rol protagonista y guía del país con un nivel de transformación más alto. En el primer escenario, estamos hablando de acaparar o, mejor dicho, detener la dinámica de un proyecto democrático y participativo con consecuencias incalculables. En el segundo escenario, las 3 nuevas R serían de suma importancia.

Reunificación

En este momento, parece que los cuadros de la alta dirigencia del chavismo y las bases y los movimientos sociales, no están en total sintonía. Esto podría ser por el proceso electoral que hemos mencionado, el cual no tuvo tiempo suficiente para el diálogo y el debate entre estos dos campos. Como consecuencia de esto, se genera descontento y pérdida de esfuerzos de ambas partes; la reunificación entre iguales, podrá tener importancia tanto en niveles organizativos, estratégicos y políticos.

Sin unificarse, el gobierno y las bases del chavismo, se corre el peligro de acabar como los viejos socialismos del siglo XX donde el politburó ya no tenía conexión con el pueblo. El chavismo debe batallar para conquistar de nuevo a las personas que votaron en su contra en estas últimas elecciones, e, incluso, buscar encuentros con las fuerzas democráticas populares de la oposición que, por varias razones, en este momento no apoyan al proceso.

Repolarizacion

Sin embargo, el proceso chavista debe marcar las diferencias que tiene con la oposición en lo político y en lo ideológico, no se trata de dividir el país en dos como un disco roto sino mostrar las diferencias que existen entre los dos proyectos políticos que en este momento se presentan en Venezuela. La repolarizacion va a traer a un primer plano los debates ideológicos sobre el futuro del país.

La presencia de Chávez en estos años fue una garantía: no obligó a una necesaria participación activa de todos y todas en la política porque el Presidente tenía la fuerza suficiente para defender los intereses de las mayorías. Sin embargo, como muchas veces el mismo Chávez dijo, el pueblo debe cada día construir su conciencia y estar listo para tomar el control total del país, sin la necesidad de una garantía como él.

Repolitización

Como se he mencionado, la repolarización va a colocar la política en el epicentro de la vida social. Re-politización, en este caso, será la praxis política del pueblo a participar y debatir su futuro en cada instante y a través de cualquier mecanismo político que se presente. El rol del gobierno será ser facilitador de este proceso y no un obstáculo.

El gobierno tiene que dedicarse continuamente al diálogo con el pueblo, prestando las herramientas para que se de este diálogo dentro del pueblo y así fortalecer el poder popular. La campaña electoral de Maduro, esperemos que no marque la pauta de cómo va a desenvolverse el nuevo gobierno, esto significaría convertir al chavismo en algo apolítico, sin contenido ni orientación política.

Conclusiones

Las reflexiones sobre la pírrica victoria del candidato Maduro en las elecciones del domingo y las recomendaciones de cómo seguir adelante, van a depender de si las fuerzas opositoras van a reconocer los resultados electorales y de si van a continuar dentro de la institucionalidad democrática. Aunque es importante este comportamiento democrático de la oposición, igualmente el gobierno de Maduro debe promover la política como principal motor de la Revolución.

Las elecciones mostraron que el pueblo entiende y reconoce la extraordinaria importancia que tenía el Presidente Chávez en la vida del país pero en política siempre es obligado mirar hacia adelante. Con toda seguridad, si el Presidente Chávez todavía estuviera aquí con nosotros, estaría absolutamente de acuerdo en que nadie vive solo de las memorias, en que la Revolución Bolivariana ya es más grande que su capitán y en que no puede detenerse por personalismos, no reconocer esto significa no reconocer el poder del pueblo.

* Dimitris V. Pantoulas es politólogo, reside en la República Bolivariana de Venezuela.

Blog del autor: http://dimitrispantoulas.wordpress.com

 

 

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