Alemania se juega en las urnas legado de Merkel

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Una era que ha durado 16 años está a punto de llegar a su fin en Alemania. Este domingo 26 de septiembre se celebran unas elecciones federales que marcarán el final de Angela Merkel al frente del gobierno. Y por primera vez en 15 años, a principios de mes una encuesta de opinión dio al centro izquierda una ventaja sobre los conservadores de la canciller.

Pese a que la centro-derecha siempre ha tenido más de 30 por ciento de los votos en este país y cinco de los ocho cancilleres desde la Segunda Guerra Mundial han pertenecido a esta tendencia política, en estas legislativas podría tener el peor resultado electoral de su historia.

Según los sondeos más recientes, los socialdemócratas tendrían en este momento 25 por ciento de intenciones de voto, frente al 21 a 23 de la UCD y su filial bávara, la Unión Cristiana Social. Los Verdes, partido ecologista, podrían ser parte de una futura coalición de gobierno con 15 por ciento de la intención de voto, por delante del proempresarial Partido Liberal.

Entre toda la incertidumbre que conllevan los resultados de unas elecciones, una sola cosa está clara: quien gane tendrá que formar gobierno en coalición.

Se prevé que hasta tres partidos podrían conseguir suficientes escaños en el Bundestag como para hacerlo y elegir al próximo canciller.

¿Qué se vota?

El Parlamento saliente (Bundestag) tiene 709 miembros, y ya es el más grande de la historia. Su tamaño estándar teórico es de 598 diputados, pero esto puede aumentar considerablemente debido al sistema de doble voto de Alemania.

En estas elecciones generales, los ciudadanos tienen dos listas para votar. En la primera se elige de forma directa a un candidato que se presenta por el correspondiente distrito electoral. Normalmente pertenece a un partido que lo ha determinado de antemano. Es decir, hay 299 diputados por votación directa.

En la segunda lista se vota por partidos. El porcentaje de estos sufragios en todo el país determina la cuota de representación de cada bancada en el Parlamento. A partir de esta lista se reparten de modo proporcional el resto de 299 escaños. Esta variante fortalece el voto de los partidos minoritarios, mientras el factor decisivo será la forma en que los votantes distribuyan el primer y segundo votos.

El sistema se complica con las llamadas “bancas adicionales”: si una organización partidista obtuvo más mandatos directos que los que le corresponde por la lista de partidos, se le otorgan las correspondientes diputaciones adicionales, incrementándose el número de integrantes en el Bundestag de Berlín.

Al mismo tiempo, los mandatos adicionales de un partido son igualados por mandatos compensatorios para los demás a fin de mantener la correlación de fuerzas. En 2020 fue aprobada una reforma bastante complicada de la ley electoral, que pretende evitar que el Bundestag siga creciendo.

La legislación electoral señala también como particularidad que sólo tendrán representación los partidos que alcancen por lo menos 5 por ciento de los votos o tres escaños de forma directa. Las agrupaciones que se sitúan por debajo de esa marca quedan fuera del Parlamento.

Unos 60,4 millones de alemanes mayores de 18 años pueden votar.

Aunque el partido ganador se conocerá la noche misma de las elecciones, la composición del próximo gobierno llevará más tiempo, ya que se hace cuando el ganador consigue formar alianzas con otros partidos que le permitan completar la mayoría absoluta.

Eso hace que el nombre del próximo canciller no se conozca hasta un tiempo después.

Fuente: BBC/ AFP

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