Yo también soy hijo de “Mamá” Rosa

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Por Álvaro Cuerva

Lo de Mamá Rosa es demasiado sucio para ser cierto y no me refiero ni a las monstruosidades que se han estado diciendo de ella ni a las multitudes que han salido en su defensa.

Me refiero a lo que hay detrás de este caso: una cadena de errores monumentales que podrían marcar este sexenio.

Primero los antecedentes: desde hace muchos años, en Zamora, Michoacán, una señora llamada Rosa Verduzco se ha dedicado a ayudar a los demás.

¿Cómo? Recogiendo, protegiendo y ayudando a cientos, muchos cientos de niños necesitados por diferentes cuestiones.

Antes de que existieran todas las causas, todos los movimientos y todas las fundaciones que existen ahora, había una Rosa Verduzco, una MamáRosa, abriendo brecha, cambiando cosas.

Créame, estamos ante algo muy importante en la historia de la asistencia y la responsabilidad social de México y el mundo.

No por nada Mamá Rosa era y es famosísima en los círculos más elevados de la política y la intelectualidad nacional e internacional.

Bueno, pues ahora resulta que Mamá Rosa era peor que El ChapoGuzmán, que su albergue era más puerco y tenebroso que Capadocia y que merece la muerte.

¿Por qué? Se supone que porque alguien la denunció, porque la autoridad le cayó con un operativo como de Osama bin Laden y porque algunos medios estratégicos así lo decidieron.

A partir de ese momento, este pobre país, que de por sí ya estaba polarizado, se debate en amor y odio por defender y atacar a doña Rosa.

¿Por qué le digo que esto es una cadena de errores monumentales?

Porque todo, absolutamente todo, se ha hecho mal y es que, a los antecedentes que le acabo de mencionar, hay que agregarles otros.

¿Como cuáles? Como que la burra no era arisca y el momento histórico por el que estamos pasando.

¿Quién le dice a usted que todas las imágenes y declaraciones mostradas en algunos medios para perjudicar a Mamá Rosa no son un montaje como otros que alguna vez nos conmocionaron?

¿Quién le dice a usted que esto no es una cortina de humo para impedir que hasta las más finas plumas nacionales se dediquen a analizar y cuestionar el gran tema del momento que es la reforma energética?

¿Ahora entiende cuando le digo que esto podría marcar el sexenio?

Si las grandes cabezas de nuestro gobierno no hacen algo, esto podría crecer y convertirse en algo grave.

¿A usted no le gusta esta historia para que, por ejemplo, después de equis número de meses se descubra alguna irregularidad en los procedimientos que ponga en tela de duda la credibilidad de nuestras instituciones?

¿A usted no le parece que esto, a diferencia de otros asuntos, sí pudiera tener consecuencias electorales?

Porque una cosa es que el poder se meta con las reformas estructurales y otra, muy distinta, que se meta con nuestros corazones y Mamá Rosa no es un artículo de una ley, es emoción pura.

¿Quiere que le diga qué es lo más enfurecedor de esta noticia?

Que nada de esto tendría que estar pasando y que nuestras autoridades y nuestros medios, en lugar de buscar la manera de despedazar a la señora Verduzco, tendrían que estar trabajando en encontrar una fórmula para ayudarla.

¡¿Pues no se supone que lo importante aquí son los niños?!

¿Entonces por qué nadie dice qué va a pasar con ellos, cómo les van a garantizar una estancia en un lugar con condiciones óptimas y cómo le van a hacer para convertirlos en gente de bien?

¿Por qué la nota es la maldad de Mamá Rosa y no las carencias de su albergue?

¡Caray!, en otros tiempos nuestros medios se estarían reuniendo para construirle nuevas instalaciones y ofrecerles mecanismos de mantenimiento y desarrollo.

¡Ahora se están reuniendo, salvo honrosas excepciones, para juzgarla, para aniquilarla!

¿No se dan cuenta del mensaje que le están mandando a la sociedad?

La próxima vez que alguien vaya a querer ayudar a los demás a través de una fundación, lo va a tener que pensar dos veces.

No vaya a ser que por un error, por un tema de enemistades políticas o, peor aún, por los celos de otras personas que también se dedican a la responsabilidad social, la vayan a meter al bote o a linchar en términos mediáticos.

¿O será acaso que de eso se trata? ¿De amenazar a alguien que se dedica a la asistencia social? ¿De acabar con el boom de las fundaciones?

Esto es demasiado sucio para ser cierto. ¿A poco no?

Fuente: Milenio

 

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