En los estados de la Unión Americana en los que se realiza fracturación hidráulica de suelo para extraer petróleo y gas (también conocida como fracking) se está registrando una actividad sísmica sin precedente.
El método de perforación involucra lanzar chorros de agua, arena y sustancias químicas a alta presión en formaciones profundas de roca sedimentaria para liberar los hidrocarburos. El proceso produce millones de litros de agua residual que los operadores envían al subsuelo a pozos de inyección.
Los científicos están investigando si esas inyecciones están ocasionando sismos.
Un estudio publicado a inicios de este mes en la revista Science sugiere que tan sólo cuatro pozos de inyección en Oklahoma han ocasionado aproximadamente 20% de los movimientos telúricos registrados desde la frontera este de Colorado hasta la costa el Atlántico desde 2008.
Sin embargo, sismólogos y la industria de petróleo y gas enfatizan que la cifra de sismos vinculada a pozos de inyección es relativamente pequeña ante los miles de pozos en operación en décadas redientes.
El estudio publicado el jueves 3 de julio señaló que al parecer los cuatro pozos han ocasionado más de 100 sismos de pequeña a mediana intensidad en los últimos cinco años. Muchos de los sismos ocurrieron mucho más lejos de los pozos de lo esperado.
Juntos, esos pozos vierten diariamente más de cinco millones de galones de agua (19 millones de litros) a una profundidad de 1.6 a 3.2 kilómetros (una a dos millas) a formaciones rocosas, encontró el estudio. La acumulación de fluido crea más presión “que tiene que ir a algún lado”, dijo la autora del estudio Katie Keranen, sismóloga de la Universidad Cornell.
Los investigadores pensaban originalmente que el agua se diseminaba lentamente a través de las rocas subterráneas. Pero en lugar de eso se está moviendo más rápido y más lejos, y accionando fallas sísmicas que probablemente ya estaban listas para moverse, señaló la especialista.
“Probablemente no se necesita aumentar mucho la presión”, agregó.
El estudio muestra la manera probable en que la presión puede accionar líneas de falla —las cuales ya existen pero no estaban muy activas—, pero los investigadores necesitan más detalles sobre las inyecciones de líquido mismas para demostrarlo de manera absoluta, dijo Keranen.
Aunque existen aproximadamente 8 mil pozos de inyección profunda en la región, la cantidad de agua inyectada en los cuatro pozos —llamados Chambers, Deep Throat, Flower Power y Sweetheart— se ha incrementado a más del doble desde que inició el auge de perforación hace cerca de una década.
De 1976 a 2007, Oklahoma promedió cada año aproximadamente un sismo de magnitud tres o más, suficientemente fuerte para ser sentido localmente, pero demasiado débil para ocasionar daño. Pero de 2008 a 2013, el estado ha promediado anualmente 44 sismos de esa magnitud. En lo transcurrido de este año, se han registrado otros 233, dijo Keranen, quien obtuvo las cifras del banco de datos del Servicio Geológico de Estados Unidos.
Las sacudidas han llevado a algunos residentes de Oklahoma a presionar para que restrinja el uso de pozos de inyección.
Fuente: AP