Viene lo peor

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Por Epigmenio Ibarra
A punta de fake news, del masivo bombardeo de informaciones apocalípticas esparcidas en medios y redes —incluso por figuras del espectáculo y el deporte— buscan que la gente olvide el crimen de lesa humanidad que perpetraron con la demolición del sistema de salud pública…

“El miedo es una emoción presente en todos los seres vivos,
pero sólo el hombre puede estructurarlo, manipulando el entorno
y el horizonte temporal, para crear una geografía
y una narrativa del miedo”.
Maximiliano Korstanje

Miedo y odio son dos caras de la misma moneda. Hermanos siameses. Quien siente miedo y no logra dominarlo termina por odiar lo que considera una amenaza. La frontera entre el miedo cerval y la violencia se cruza con aterradora facilidad.

No importa si es la naturaleza, el azar o la historia la que nos juega una mala pasada. Hay que ponerle al mal nombre y apellido. Alguien (generalmente el o la que se ve) habla, actúa, piensa distinto, pretende transgredir el orden establecido o lo consigue con su sola presencia; termina siendo siempre el villano.

Los judíos, “encarnaron” el mal en la Alemania nazi. Eran los culpables de todo. Había que aniquilarlos. Lo mismo pasó en Turquía con los armenios; en España con los “rojos”.

El odio y el miedo engendran la discriminación, el totalitarismo, los genocidios. Por ellos se han derramado caudales de sangre. A veces en nombre de Dios, otras en nombre de una clase, de una idea, del color de la piel.

En México viene lo peor de la epidemia. Sin coerción, sin sacar al Ejército a las calles, ni encadenar a la prensa, manteniendo las libertades democráticas se han tomado las medidas de mitigación. Ya sabremos qué tan eficaces resultan.

Estamos a punto de vivir lo que a países del norte altivo y desarrollado golpeó con fuerza inaudita. Tendremos que hacerlo valiéndonos —no hay otra herramienta para males como este— de un aparato de salud pública al que la corrupción del viejo régimen casi destruyó.

Quienes, aprovechando la crisis, construyen la narrativa del miedo —ya la han aplicado en nuestro país emulando a Joseph Goebbels— saben que lo que vuelve más explosivo al miedo y al odio es el olvido. Un pueblo sin conciencia de los crímenes perpetrados en su contra se vuelve crédulo y manipulable.

A punta de fake news, del masivo bombardeo de informaciones apocalípticas esparcidas en medios y redes —incluso por figuras del espectáculo y el deporte— buscan que la gente olvide el crimen de lesa humanidad que perpetraron con la demolición del sistema de salud pública, de las instituciones del Estado.

Quieren que, sin memoria y presa del pánico, la gente crea que no es un virus lo que la amenaza, sienta que hay una fórmula mágica para salvarse y le ponga —como en otros momentos oscuros de la historia— rostro al enemigo; que haga el trabajo sucio y se encargue de acabar con el hombre y el gobierno al que ellos temen y odian.

Por eso, para que este país esté unido y firme, para que esté sereno; se salven vidas y se ponga en pie de nuevo, para atemperar la rabia de sus adversarios, López Obrador —fiel al principio de que el pueblo pone y el pueblo quita— les ha ofrecido su cabeza. Si la quieren, les ha dicho, sé las daré en las urnas, adelantando al 2021 la revocación de mandato. Tendrán, sí tienen el coraje de aceptar su oferta, que jugar limpio, no serán el miedo y odio los que definan el destino de México.

@epigmenioibarra

Fuente: La Jornada

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