El presidente de México, Enrique Peña Nieto, ejerce como “un político al viejo estilo” del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y es incapaz de convencer a los mexicanos sobre los beneficios de las reformas estructurales, publica el semanario inglés The Economist. Si bien se le describe como un hombre carismático tiene un problema de imagen…
Camino a las elecciones de 2015, el carisma de Peña va en picada, escribe The Economist basándose en el mediocre desempeño económico que ha tenido en los 21 meses de su gestión. “El mensaje que los mexicanos quieren escuchar es que la economía está mejorando (…) La preocupación sobre la economía es muy superior a la de la delincuencia y la violencia. Los mexicanos no creen en la promesa de que las reformas ayudarán a crecer más rápido que en otros sexenios”, explica el semanario.
El crecimiento económico, en lo que va de su sexenio, ha sido más mediocre que el de los gobiernos panistas; incluso el desempleo ha alcanzado niveles mayores a los de algunos meses de 2009, el peor año de la crisis económica internacional.
El texto titulado “Encendiendo el encanto”, sentencia que el presidente mexicano es un reformador carismático, pero con un grave problema de popularidad, además de encarnar el anticuado espíritu priista para dirigirse a las masas.
Sin perder el optimismo y sin dejar de halagar las reformas de Peña, The Economist ironiza la frivolidad con la que Peña se desenvuelve en sus actos públicos: se toma ‘selfies’ con las mujeres y trata de convencer a los campesinos de que la reforma energética bajará los precios de los fertilizantes.
“Durante sus 21 meses al frente del Ejecutivo el presidente se ha posicionado por encima de los demás partidos políticos, trabajando con la oposición para aprobar una serie de reformas constitucionales”, destaca sobre la disposición de perredistas y panistas para colaborar con Peña.
También satiriza la forma en cómo promocionó sus reformas en televisión: “¡Guau! y ¡Qué maravilloso! fueron algunas de las intervenciones más incisivas de los conductores del programa matutino Hoy”.
Asimismo analiza el “encanto” de su imagen: “Para los simpatizantes de Peña es más divertido verlo en camisa de manga corta que como él prefiere ser visto: con traje y corbata, con el cabello peinado hacia atrás, emanando toda la parafernalia presidencial”. En agosto pasado The Economist publicó un texto donde criticaba la corrupción en Pemex y a su sindicato “oneroso y con grandes privilegios”.
Fuente: Proceso