Por Luis Javier Valero
La culminó con un lamentable accidente en el que, por fortuna, las consecuencias no fueron mayores, salvo lesiones de las que, esperamos, salgan todos con bien.
Pero la semana no le inició con ese talante, no solamente para el gobernante, también para una buena parte de los habitantes de la capital con el paro de los choferes del sistema de transporte urbano -Vive Bus- que desquició a la ciudad durante casi largas 8 horas y que develó, nuevamente, ahora por un asunto que tiene larga data, el del no pago de las cuotas del Infonavit por parte de la empresa titular del transporte, la Coordinadora de Transporte Colectivo (CTC), por un monto de 26 millones de pesos, las corruptelas y la inexplicable protección oficial a un grupo de empresarios.
El anuncio lo habían hecho los trabajadores el lunes. Las autoridades no pudieron resolver las exigencias de los trabajadores y el martes fue el caos.
Así, a días de la presentación del 5o. informe de gobierno, el principal proyecto del gobierno duartista es un verdadero dolor de cabeza para los capitalinos y no hace más que develar la profundidad y la fuerza de las relaciones entre los gobernantes y los concesionarios.
Pero no terminábamos de digerir el conflicto del Vive Bus cuando inusitadamente el ex alcalde capitalino, Marco Adán Quezada, lanzó el obús de la tentativa duartista de inhabilitarlo, a lo que le agregó un amparo obtenido a fin de que el Congreso del Estado no lo hiciera y que, a cambio, como lo debieron hacer muchos meses atrás, el pleno legislativo acordó ordenarle a la Auditoría Superior del Estado escuchara los argumentos de descargo, no sólo de Quezada, sino de todos los ex funcionarios señalados en el dictamen de esa dependencia e iniciara, apenas, el cumplimiento de la recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), algo que todavía no han realizado a cabalidad el Poder Ejecutivo del Estado, ni el ayuntamiento de Chihuahua, que ordena investigaciones y de ninguna manera, como lo dijeran Duarte y de la Rosa, sanciones que podrían llegar a la inhabilitación.
Y si el tema del Vive Bus le había acarreado al gobierno estatal innumerables muestras de repudio, la pretendida inhabilitación de Quezada le acarreó al Gobernador Duarte dos cosas, ambas altamente negativas para su imagen ante la nueva dirigencia del PRI y ante el equipo gobernante.
Por una parte, el viernes, el día que el Congreso abordaría ese asunto, el priismo, no sólo de la capital, amaneció dividido y ese hecho le originó a Duarte la pérdida, ante el equipo de Peña Nieto, de un factor que presumía extremadamente, el de la plena gobernabilidad y la gran unidad del PRI en Chihuahua.
Eso se acabó al momento que Marco Quezada lo señaló directamente como el que le pidió a los diputados que “lo apoyaran” en la inhabilitación; en ese momento se enfrentó a una parte del priismo chihuahuense.
¿Qué tanto? Eso sólo lo saben los estrategas electorales de ese partido, pero a partir de los señalamientos de Quezada y las declaraciones del Gobernador Duarte -“Se está curando en salud”- que denotaban, por tanto, la existencia de esa intención, a las que se sumó alegremente el líder parlamentario, Rodrigo de la Rosa, quien concretamente señaló que a Quezada y al ex regidor, presidente de la Comisión de Hacienda, se les debería sancionar, y que, además, esa intención fue ratificada por la diputada perredista, Hortensia Aragón -La inhabilitación es lo menos que debe recibir Quezada, dijo-, es claro que a partir del jueves pasado el priismo chihuahuense vive una situación desconocida.
Había, hubo, diferencias mayores entre los principales grupos del PRI en Chihuahua, pero siempre las habían mantenido de manera soterrada; ahora no, Marco Quezada señaló que la inhabilitación era motivada por la sinrazón del poder y, con la concurrencia de varios cientos de simpatizantes suyos frente al edificio del Congreso del estado el viernes anterior, la disputa la ha llevado a todo lo alto del partido gobernante en Chihuahua.
A partir del señalamiento de Marco Quezada, el Gobernador Duarte tiene un nuevo escenario, nada favorable para su pretensión de designar -o “sugerirle” al Presidente Peña, con posibilidades de obtener una respuesta positiva- a su sucesor en la silla principal de Palacio de Gobierno. Ya no podrá “presumir” de la “gobernabilidad política” existente en Chihuahua, y mucho menos, de la unidad al interior de su partido.
La pretensión de inhabilitar a Quezada lo llevó al peor de los escenarios, para él, luego de que Manlio Fabio Beltrones se alzara como el candidato de “unidad” para dirigir al PRI y dejarlo fuera de esa pretensión. Los acontecimientos de la última semana lo pueden dejar fuera, también, de otra de sus aspiraciones, la de integrarse al equipo presidencial. Le estallaron, con repercusiones nacionales, el paro del transporte urbano en la capital y se enfrentó al, quizá, más poderoso grupo al interior del priismo chihuahuense, en lo que es, a no dudar, un episodio más de la dura lucha por el poder en la entidad.
Pero si al gobernante le fue mal, a los chihuahuenses, con los actos legislativos de la semana les irá peor.
El tema del Vive Bus abarcó varios aspectos. En la sesión del viernes, el Congreso aprobó la creación del “Fideicomiso de Recaudo Tarifario ViveBús Chihuahua”, para darle “transparencia a la recaudación”, garantizar el pago a “proveedores”, así como para eficientar la operación del Vive Bus, del mismo modo, dijeron los promoventes, a iniciativa del Poder Ejecutivo, que se realiza en Juárez.
¡Valiente cosa!
Ahora resulta que a los señores concesionarios, que no pagan cuotas de Infonavit, IMSS, SAR, ni horas extras; que le deben a los proveedores sumas millonarias por adeudo de combustible, aceites, llantas, etc.; que no pagan el adeudo de la compra de los camiones, ahora les vamos a instalar, con recursos públicos, todos los mecanismos necesarios para hacer eficiente los rubros arriba mencionados.
Bueno, y si así están las cosas, entonces ¿Por qué no hacerse cargo del total del sistema de transporte urbano? ¿Por qué razones se crea un fideicomiso a fin de que las utilidades sean asimiladas por los concesionarios?
¡Así está fácil ser empresario! El gobierno te construye las instalaciones, te financia (a fondo perdido y sin nadie que les cobre) los camiones, paga las cuotas de las instituciones de seguridad social, te controla los trabajadores y además te crea un fideicomiso para que vigile el buen funcionamiento de la empresa y tú solo te quedas con las ganancias.
¡Ah, y por si fuera poco, las deudas adquiridas por la empresa ahora serán pagadas por el gobierno estatal!
Como el de Juárez, dicen. Y los señores de la ruta troncal de esta ciudad ¿Cuánto han pagado de la deuda de los camiones?
Y ya que andamos en terrenos de las finanzas, pues abordemos de una vez dos de los asuntos aprobados por el Congreso del Estado. Uno de ellos, que el endeudamiento aprobado por esta instancia en diciembre del año anterior, a partir del fideicomiso carretero, el gobierno estatal solicitó que ahora no se hiciera por medio de la bursatilización, sino a través de un crédito bancario, que porque están más baratos estos.
Bueno, eso ya lo habían aprobado nuestros ínclitos diputados y casi nada queda por decir, salvo que la deuda crecerá en 3 mil millones de pesos más, sí, ahórrenos la discusión, nos dirán que no es deuda porque se paga con los ingresos carreteros, pero éstos ya no los tendrán en los siguientes años las nuevas administraciones estatales, porque se gastaron de manera anticipada.
Y ahí entra el otro asunto aprobado por el Congreso, el de la creación de un nuevo fideicomiso para la administración de 4 puentes fronterizos, por el gobierno del Estado. Muy seguramente, en cuanto sean cedidos por el Gobierno federal, el estatal propondrá la obtención de un financiamiento bajo el esquema de la emisión de bonos bursátiles.
De ese modo, la nueva administración estatal no tendrá en su manos la posibilidad de elaborar proyecto alguno a partir de los ingresos por los cruces fronterizos.
Puede ser discutible, y hasta coincidirse en la necesidad de obtener financiamientos -es decir, deuda- para la buena marcha del aparato estatal, el problema radica en los montos y en los tiempos.
Estamos a poco más de un año del término de la actual administración; no se ve bien, de ninguna manera, que, gracias al control existente sobre el Poder Legislativo, se vaya a aprobar un nuevo endeudamiento, justo cuando una nueva administración, del color que sea, está a punto de definirse.
Y no son unos cuantos pesos, las casetas del gobierno estatal por lo menos aportan alrededor de 2 mil millones de pesos anuales, es probable que los cruces fronterizos pudieran, al menos, aportar otros mil millones; nada de eso tendrán las próximas 4-5 administraciones estatales y el monto de los “compromisos” del gobierno de Chihuahua, en deuda directa y financiamientos carreteros rondarán los 45-46 mmdp, más los que obtuvieran, si se aprobaran, los del fideicomiso fronterizo, amén de que esos ingresos debieran pertenecerle, y administrarlos, el ayuntamiento juarense.
¿Si no, qué ventaja tiene, frente a las múltiples desventajas, ser frontera?
Y es que una de las desventajas para los gobiernos municipales de la frontera, es la falta de recursos para afrontar los requerimientos del gran número de mexicanos que llegan y ahí se quedan.
De todo dio la actividad legislativa del viernes anterior, cada uno de los asuntos abordados merecería una reflexión dominical, lo haremos si el tráfago de la vida pública nos lo permite, pero uno de ellos es el colmo de la simulación.
Días atrás, el gobernador Duarte declaró su oposición a la creación del llamado Congreso “flexible”, que en los hechos significa aumentar de 33 a 36 los diputados locales, si se “necesitara”, y como no puede vetar una reforma constitucional, envió una contrarreforma, la sorpresa es que ¡Los diputados priistas y sus aliados la votaron en contra!
Contrariamente a los deseos de la sociedad, y de su presidente Peña Nieto, el número de diputados plurinominales aumentará.
¿A quién creen que engañan? ¿De veras creen que vamos a suponer que, por fin, los diputados tuvieron un momento de independencia y dignidad política?