Un pequeño grupo de jóvenes sin autorización para vivir en Estados Unidos ha logrado que una universidad neoyorquina devuelva miles de dólares a aproximadamente 150 estudiantes que viven ilegalmente en el país y que por ley deberían haber pagado mucho menos por su educación.
Mónica Sibri, una ecuatoriana de 22 años que forma parte del grupo CUNY Dreamers, dijo a The Associated Press que los estudiantes no sabían que podían acogerse a una ley aprobada en el 2002 en Nueva York que permite que jóvenes sin autorización paguen las mismas tarifas universitarias que estadounidenses residentes en el estado.
Otros jóvenes, dijo Sibri, tuvieron miedo de informar a la universidad que viven ilegalmente en el país y entonces acabaron pagando tarifas el doble de caras, como si fueran estudiantes internacionales.
Dieciocho estados además de Nueva York aplican leyes como ésta para beneficiar a estudiantes sin autorización.
Michael Arena, portavoz de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, dijo a The Associated Press el viernes que algunos de los estudiantes ya han recibido su dinero y que otros lo recibirán próximamente.
“Estamos agradecidos a los estudiantes que nos informaron sobre este tema, para poder asegurar así que aquellos a los que se cobró demasiado dinero puedan recuperarlo todo”, dijo el vocero.
Varios expertos aseguran que el problema es común en estados donde se aplica esta ley y donde estudiantes que llevan pocos años en el país la desconocen o no tienen el valor de aprovecharla, por temor a la deportación. Al mismo tiempo, hay universidades cuyo personal no está tampoco familiarizado con la legislación.
“Creo que en cualquier cosa donde hay intersección entre estatus migratorio y elegibilidad para obtener servicios hay siempre mucha confusión”, dijo Tanya Broder, abogada en el Centro Nacional de Leyes de Inmigración. “Es difícil que todo el mundo este informado”.
Las tarifas universitarias para estudiantes residentes en Nueva York rondan los 3 mil dólares por semestre mientras que las que pagan estudiantes no residentes pueden superar los 7 mil dólares.
Freddy Vicuña, un ecuatoriano de 20 años, descubrió que la Universidad de la Ciudad de Nueva York empezó a cobrarle tarifas excesivas cuando cambió de una facultad a otra. El estudiante de ingeniería informática pensó que se trataba de algo normal y estuvo a punto de abandonar sus estudios y dedicarse sólo a trabajar en la cafetería donde gana un sueldo. Hasta que Sibri le ayudó y convenció para que exigiera su dinero.
Vicuña dijo que la universidad le devolvió 4 mil 500 dólares a finales del año pasado y más de 3 mil hace unas dos semanas.
“Mis papás están felices”, dijo el joven, que ahora podrá seguir estudiando.
El grupo del que forma parte Sibri, CUNY Dreamers, está formado por 48 estudiantes. La ecuatoriana y otros se reunieron recientemente con la administración de la universidad para informar sobre el problema.
“No vamos a poder forzar a los estudiantes que aún tienen miedo a hablar con la universidad pero al menos ahora veo algún progreso”, dijo Sibri.
Fuente: AP