Un pueblo indígena contra parque eólico

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El fondo de pensiones holandés, PGGM, está siendo duramente criticado en México a consecuencia de la construcción de un parque eólico en el sur del país.

Furiosos agricultores y pescadores locales bloquean las carreteras y exigen que el proyecto sea cancelado. El conflicto gira en torno a Mareña Renovables, un nuevo parque eólico que se construirá en el pueblo indígena de San Dionisio del Mar, en la costa oeste de México. En el parque, que pertenece en un 34% a PGGM, se levantarán 132 turbinas eólicas.

Fraude
Los indígenas Ikojts firmaron en el año 2004 un contrato por 30 años en el que arrendaban sus tierras a los inversores. Pero el acuerdo se alcanzó con base en premisas falsas y con defecto de información, dicen ellos. Los planos cuentan con muchas más turbinas de las 40 iniciales que les presentaron en su momento. Los indígenas consideran que la cantidad que reciben no es suficiente para compensar las molestias que se les causa. La pesca se ha vuelto muy difícil debido al ruido de las aspas, e incluso el ganado está estresado.

Como respuesta, PGGM ha declarado que las negociaciones se llevaron a cabo correctamente. Según el fondo de pensiones, el desacuerdo se debe a las desavenencias de la población indígena sobre cómo repartir el dinero. ¨Hemos hecho la transferencia a una cuenta central desde la que se supone que se va a distribuir de forma justa¨, comenta Henk Huizing, Jefe de Infraestructuras de PGGM, en el diario holandés De Volkskrant. ¨Nosotros no podemos controlar que eso sea así. No es nuestra responsabilidad.¨

Siniestro
San Dionisio del Mar se encuentra en el Istmo de Tehuantepec, una estrecha franja de tierra entre el Golfo de México y el Océano Pacífico. En este lugar los vientos alcanzan una velocidad media de 100km por hora, por lo que tiene un gran potencial para la energía renovable. Existen ya quinientos molinos en la región y el gobierno mexicano quiere multiplicar esa cifra por diez. El ambiente en San Dionisio del Mar es cada vez más siniestro. Los indígenas, coléricos, bloquean el acceso al terreno, han ocupado el ayuntamiento y tienen al alcalde perseguido. Los manifestantes dicen que han sido amenazados de muerte por las autoridades que quieren sacar el proyecto adelante cueste lo que cueste.

PGGM y los demás directivos (Mitsubitsi y el grupo de inversión australiano Macquariete) reconocen que el conflicto se ha intensificado en los últimos tiempos, pero confían en poder seguir adelante con él.

Fuente: Radio Nederland

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