Un pequeño paso hacia el más allá

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El astronauta Neil Armstrong ha muerto a las 20.42 de la tarde (hora española) a los 82 años, según han confirmado las televisiones estadounidenses ABC News y NBC News. Aunque por el momento se desconoce la causa inmediata de su fallecimiento, el primer hombre en pisar la Luna había sido operado de corazón para aliviar la obstrucción de las arterias coronarias poco después de celebrar su cumpleaños, el pasado 5 de agosto.

Armstrong nació y creció en una granja del estado de Ohio (EEUU) con un fuerte interés en vuelo y obtuvo su licencia de piloto cuando todavía era un niño. A los seis años estuvo por primera vez en el aire a bordo de un pequeño avión a hélice. Con 15 años tenía distintos trabajos para poder recibir lecciones de vuelo. A los 16 años, antes incluso de haberse sometido al examen de conducir, ya tenía su licencia de vuelo.

Tras participar en varias misiones de combate durante la Guerra de Corea, se convirtió en piloto de pruebas y se unió al programa de la NASA astronauta en 1962.

El 20 de julio de 1969, cuando pisó la superficie polvorienta de la Luna, pronunció la celebérrime frase -tal vez la más conocida del siglo XX- “Es un pequeño paso para un hombre, un salto gigante para la humanidad”.

Menos conocido es el hecho de que su pulso se midió a 150 latidos por minuto mientras guiaba el vehículo de aterrizaje lunar a la superficie del satélite, según datos de la NASA.

Preguntado sobre su experiencia en la Luna, comentó al canal CBS: “Es un lugar interesante para estar, lo recomiendo”. Un cráter de la Luna lleva su nombre. Se encuentra a cerca de 50 kilómetros del lugar del aterrizaje.

Tras participar en la misión ‘Apolo 11’, pasó a trabajar en el departamento de investigación avanzada y tecnología de la NASA. Un año más tarde se convirtió en profesor de Ingeniería en la Universidad de Cincinnati.

En 2005, Armstrong se molestó al conocer que su barbero había vendido restos de un corte de su pelo a un coleccionista por 3.000 dólares. El comprador se negó a devolverlo.

A pesar de su carácter taciturno, Armstrong apareció una vez en un anuncio de televisión del fabricante de automóviles Chrysler cuando éste atravesaba problemas financieros.

En 2009, en una de sus escasas apariciones públicas durante la Conferencia John H. Glenn que cada año se celebra el Museo Smithsoniano del Aire y el Espacio en Washington, en la que le acompañaron sus dos compañeros en el Apolo 11, Buzz Aldrin y Michael Collins, se mostró cauto sobre un hipotético regreso a la Luna.

“La historia es una secuencia de hechos arbitrarios, por lo que el futuro es difícil de prever”, expuso, “pero se puede intentar”. En esa ocasión, el Comandante del Apolo 11 se centró en valorar el pasado y hacer un alegato en favor de la cooperación internacional en ayuda del progreso en la investigación y la exploración espacial.

Armstrong participó el año pasado en Tenerife en el homenaje que el Starmus Festival dedicó al cosmonauta Yuri Gagarin. En aquella ocasión defendió los vuelos tripulados frente a los robots. “En la Tierra puede ocurrir un desastre, un meteorito que cae, un cambio de los polos magnéticos, la atmósfera contaminada. No hablo del Apocalipsis, pero todo ello sugiere que es importante lograr que el ser humano no se limite a vivir en este planeta”, dijo entonces sobre la colonización especial.

Armstrong señaló que incluso “merece la pena arriesgar la vida” en el intento. “En la Luna estuvimos en seis lugares pero hay siete millones de hectáreas por descubrir, y es un lugar seguro por la radiación. Ir a la Luna nos ayudará a ir más lejos. Hemos gastado mucho dinero preparando un viaje a Marte y si falla, la capacidad de ir más allá se abandonará. Solo la experiencia en mejores vuelos dará seguridad”.

En su última comparecencia pública, en noviembre de 2011, Armstrong recibió junto a sus compañeros de la misión a la luna en julio de 1969, Buzz Aldrin y Michael Collins, la medalla de Oro del Congreso de Estados Unidos.

Fuente: El Mundo

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