Un adolescente encabeza movimiento derechista en Brasil

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Por Adriana Gómez Licón

Micrófono en mano y parado encima de un camión equipado con altavoces, el líder opositor de voz áspera pedía la salida de la presidenta Dilma Rousseff mientras punzaba el aire con el dedo y provocaba fuertes vítores de quiénes lo escuchaban en la calle.

“Lo que Lula y Dilma han hecho no debe llevar sólo a que les prohíban hacer política. ¡Debe llevarlos a la cárcel!”, dijo a todo pulmón Kim Kataguiri al señalar a la mandataria y a su antecesor, Luiz Inacio Lula da Silva.

La escena ocurrió en la manifestación del 15 de marzo, que ha sido la mayor que Sao Paulo ha visto en más de tres decenios, desde las protestas de 1984 que exigían elecciones democráticas después de una larga dictadura.

Pero más sorprendente que la multitud de más de 200,000 personas que salieron a las calles, según la empresa encuestadora y de estadísticas Datafolha, fue el hecho de que la protesta era liderada por Kataguiri, un joven delgado de 19 años que no siguió sus estudios universitarios, y otros activistas brasileños jóvenes inspirados en los ideales del libertarismo y el conservadurismo de libre mercado.

Nieto de inmigrantes japoneses, Kataguiri es una estrella de los medios sociales cuyos videos poco convencionales critican las políticas de bienestar social del partido de gobierno. Su ascenso como figura de protesta ha sido rápido. Hace dos años, cuando en todo Brasil hubo fuertes protestas contra la corrupción y la deficiente prestación de servicios públicos, Kataguiri estudiaba en la secundaria y evitaba las protestas y disturbios.

Pero hoy es el rostro público del Movimiento Brasil Libre, una fuerza cada vez mayor y más enfocada que las protestas de 2013, que eran la expresión de una amplia indignación de la clase media. La nueva ola de protestas se considera un movimiento derechista claramente canalizado contra Rousseff y su Partido de los Trabajadores.

El escándalo de sobornos en la petrolera estatal Petrobras, cada vez más grave, es una de las muchas quejas que han venido socavando su administración. Kataguiri y otros han tocado un nervio entre los brasileños hartos de la inflación, de una pesada carga tributaria que va en aumento, y que culpan a la intervención del gobierno de los problemas de la economía brasileña, que el año pasado creció sólo 0,1% y que se espera que se contraiga en 2015.

“Estamos comenzando a ver un agenda con un fuerte impulso político y claramente dirigida contra el gobierno federal y la presidenta Dilma”, dijo Carlos Melo, politólogo de la escuela de administración empresarial Insper, con sede en Sao Paulo. En comparación con 2013, “estas protestas presentan una visión muy diferente”.

Kataguiri dice que tuvo un despertar político hace dos años cuando comenzó a cuestionarse la postura de un compañero de aula de que un popular programa de entrega de subsidios, aplaudido por muchos expertos de todo el mundo como el responsable del crecimiento de la clase media brasileña y de sacar de la pobreza a millones de personas durante los últimos diez años.

El joven Kataguiri pensaba que esos dineros debían invertirse en la producción de materias primas del país. “Eso es lo que ha ayudado a los pobres”, dijo.

Entonces comenzó a colgar videos satíricos en YouTube, lo que le ganó numerosos seguidores. Se unió a dos colectivos de medios digitales y produjo más videos. Y durante ese tiempo, Kataguiri leyó las obras de economistas libremercadistas como Milton Friedman y Ludwig Von Mises.

Los videos, dónde él y sus compañeros con frecuencia se ponen ropas extravagantes y se disfrazan de figuras políticas como Fidel Castro, llamaron la atención de Danilo Gentili, un comediante que tiene programas de televisión tarde en la noche en los que se burla mordazmente del gobierno. El comediante le pidió a Kataguiri, y a otros productores, que ayudaran a crear un sketch antes de la votación de segunda ronda electoral de octubre de 2014, en la que Rousseff derrotó por estrecho margen a su oponente, más conservador y partidario del libre mercado.

Hoy, Kataguiri y el Movimiento Brasil Libre trabajan en una oficina que tiene un ambiente de una naciente empresa de internet, con dos sofás de cuero marrón y un guardarropa donde guardan los disfraces que usan en sus videos. En una biblioteca, junto a libros como “The Tea Party Goes to Washington” (El Tea Party llega a Washington), del senador Rand Paul, republicano por Kentucky, y “The Politics of Prudence” (La política de la prudencia), de Russell Kirk, teórico político conservador estadounidense, se pueden apreciar botellas de tequila y mezcal.

Kataguiri y otros en el grupo creen que el mejor remedio para la corrupción en Brasil es la expansión de las posturas de libre mercado, reducir la envergadura del gobierno y hacerlo más responsable fiscalmente, que son las posturas clásicas del conservadurismo estadounidense.

Algunos medios en Brasil han criticado a los jóvenes libertarios, y los acusan de recibir dinero de grupos derechistas estadounidenses, específicamente de los hermanos Koch, que tienen un imperio energético multimillonario y que apoyan con fuerza las posturas conservadoras en Estados Unidos.

Kataguiri y Renan Santos, el otro fundador del Movimiento Brasil Libre, lo niegan, y alegan que la influencia estadounidense es estrictamente ideológica. Sus campañas son de bajo costo y se sostienen fácilmente con donaciones privadas y recaudaciones.

Algunos miembros del movimiento han implementado técnicas de la Academia Atlas de Liderazgo, un programa de capacitación dirigido por Atlas Network, una organización de Washington que promueve las políticas de libre mercado en todo el mundo. Grupos afiliados en otras ciudades brasileñas, donde hubo protestas el 15 de marzo, están vinculados con Students for Liberty, un grupo juvenil estadounidense aliado con un grupo de estudios del conservador Instituto Cato, que es apoyado por los hermanos Koch.

Una noche reciente en la sede del Movimiento Brasil Libre, Kataguiri y otros trabajaban intensamente en sus Macs, creando memes de internet en que ridiculizaban a Rousseff, mientras que enviaban información noticiosa y videos sobre las próximas protestas a sus seguidores en Facebook, que ya son más de 105.000 y van en aumento.

Algunos observadores empacaban camisetas y pegatinas con el hashtag “(hash)ForaPT” (Fuera Partido de los Trabajadores), cuya venta, dicen, es su única fuente de ingresos fuera de las donaciones, mientras que Santos tocaba su guitarra acústica.

El grupo trabaja para reunirse con legisladores influyentes con la esperanza de persuadirlos de iniciar un proceso legislativo para destituir a Rousseff, algo que incluso líderes de la oposición en el Congreso no han respaldado porque no hay pruebas de vinculen a la presidenta con el escándalo de Petrobras.

Sin embargo, el gobierno podría enfrentar una situación problemática. Melo, el politólogo, dijo que el Movimiento Brasil Libre y otros grupos se nutren del amplio descontento y están haciendo que más brasileños se vuelvan contra Rousseff, cuyo índice de aprobación bajó a 13% en marzo, todo un récord.

“(Rousseff) está en una posición dura y peligrosa”, dijo Melo. “Buena parte de la población ha perdido la fe en el futuro y su habilidad de gobernar. Y estos grupos la hacen lucir más vulnerable”.

Fuente: AP

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