La revelación de conversaciones entre narcotraficantes de Guerreros Unidos de Chicago y de Iguala muestra la necesidad de ampliar la investigación sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014, coincidieron dos integrantes del extinto Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).
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“La versión de las transcripciones no coincide con la versión de los muchachos que están detenidos en México, El Pato, El Chereje, Benito, El Gil, inclusive la declaración de Bahena está contradicha, que son, entre otros, quienes dieron las pistas para armar la investigación en México”, comentó la exfiscal colombiana Ángela Buitrago.
Los detenidos en Chicago, dijo, no han sido interrogados por la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, ni han sido llamados a juicio por ese caso.
“¿Hay elementos suficientes con las escuchas para cerrar el caso?”, se le preguntó por separado a Carlos Beristáin.
“No, en absoluto, ahora tenemos más pruebas de lo que ya sabíamos, que hay que investigar todo el involucramiento del aparato del Estado en el caso, que es lo que aparece en las conversaciones”, dijo.
“No se habla del destino de los jóvenes desaparecidos. Entonces, no es para cerrar el caso ni para volver a la versión del basurero”.
Buitrago consideró que si los operadores de Guerreros Unidos en Iguala hubieran sabido que los normalistas habían sido incinerados, entonces lo más fácil era reportarlo a la gente que opera desde Chicago.
Ambos recordaron que pedirle al Gobierno de Estados Unidos las escuchas, que Reforma dio a conocer en su edición de hoy, fue una de las primeras recomendaciones que el GIEI hizo a la Procuraduría General de la República, por lo que la información llegó con un retraso de tres años.
“El tema tampoco podría parar allí, el tema es ¿qué otras autoridades están involucradas? ¿Qué otro nivel de autoridades están en las demás grabaciones? Y, sobre todo, que una persona controle todo desde Chicago, una actividad de esas dimensiones en México, llama mucho más a seguir investigando”, destacó Buitrago.
“La macrocriminalidad en la región (de Guerrero) no sólo no se ha reducido (desde septiembre de 2014), sino al contrario, se ha recrudecido”.
En tanto, Beristáin recordó que en junio de 2014 se detuvo a una persona apodada “El Uruguayo” con droga y dinero en un autobús de pasajeros modificado para el tráfico de heroína, por lo que el Gobierno federal conocía de esa problemática en la región antes de los hechos de Iguala, en septiembre de ese año.
“Estas conversaciones (dadas a conocer hoy) refuerzan la hipótesis del GIEI sobre el móvil del caso”, aseguró, en referencia a que el quinto autobús en el que iban los normalistas contenía droga.
“La Policía Federal desvió el quinto autobús para que tuviera una ruta diferente y fue el único que fue atacado (a balazos)”.
Fuente: Reforma
