En las últimas semanas, conforme se acercaba el primer debate entre candidatos presidenciales, ni Ricardo Anaya ni José Antonio Meade –y aún menos los independientes Margarita Zavala y Jaime Rodríguez–, llegaron con la tendencia alcista que presumían. De todas formas recurrieron a la estrategia de atacar entre todos a López Obrador, quien pese a los espots del miedo del aspirante del PRI-PVEM-Panal y la retórica del panista se benefició de las caídas de ambos hasta sacar una ventaja superior a 20 puntos, que prácticamente lo blinda contra los señalamientos de sus adversarios.
Por Jenaro Villamil/ Proceso
En los días previos al primer debate entre los cinco candidatos presidenciales arreció una estrategia de crítica, denuncia y golpeteo mediático contra Andrés Manuel López Obrador, el aspirante de Morena que por tercera vez contiende por la Presidencia de la República y se ha colocado más de 20 puntos arriba de Ricardo Anaya, del frente PAN-PRD-MC, y ha dejado en un lejano tercer lugar al oficialista José Antonio Meade.
En una demostración de “nado sincronizado”, los cuatro adversarios de López Obrador, más la mayoría de los comentaristas identificados con las posiciones gubernamentales, han inundado la cobertura de las campañas presidenciales con ataques al exjefe de gobierno capitalino, al grado que ocho de cada 10 notas informativas se refieren a él, ya sea de manera negativa o crítica, al grado de convertir al tabasqueño en el protagonista central de la contienda.
En menos de una semana se ensayaron todo tipo de golpes para buscar un resbalón de López Obrador. Desde la presunta violencia de los maestros de la CNTE que se expresaron en contra de Meade en Puerto Escondido, Oaxaca, hasta la renta de un aerotaxi que comprobaría la “incongruencia” del candidato de Morena, pasando por la polarización frente al debate sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), con la incorporación del empresario Carlos Slim al ring electoral.
No funcionaron los espots del miedo y las recetas ya gastadas para comparar a López Obrador con el chavismo de Venezuela, con el “estatismo fracasado” de Luis Echeverría o con la influencia de los rusos o los cubanos.
A falta del miedo se ensayó el humor involuntario y los medios electrónicos difundieron videos de supuesto apoyo a López Obrador con una “señora bien” de San Pedro Garza, Nuevo León, similar al de la “niña bien” que grabó otro video provocador en un templo católico.
También se habilitaron voceros de padres de familia de Oaxaca para denunciar a la CNTE y expresar su oposición a López Obrador. Desde la Secretaría de Gobernación se monitoreó la transmisión de un video de la señora Luisa García, presidenta del CEPSE de Oaxaca, quien afirmó:
“Es el momento de levantar la voz. Padres y madres de familia no queremos que continúe el chantaje como ocurrió ayer en Puerto Escondido. Detrás de estos actos de violencia, está ya saben quién, que es Andrés Manuel López Obrador”.
Ese mensaje se difundió mucho más que el discurso del propio José Antonio Meade, quien prometió en Tixtla, Guerrero, el pasado 11 de abril terminar una presa y un acueducto que ni siquiera existen como proyectos ni hay planes de construirlos.
Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2164, ya en circulación