Con las autoridades fronterizas del sur de Texas abrumadas por el súbito aumento en el número de migrantes ilegales menores de edad que viajan solos, esta semana el Departamento de Seguridad Interna (DHS) declaró una crisis y tomó medidas a fin de establecer un albergue de emergencia para los menores en una base de la Fuerza Aérea situada en San Antonio, informaron funcionarios.
Por Julia Preston/ The New York Times
Después de ver niños hacinados en una estación de la Patrulla Fronteriza en McAllen, Texas, durante la visita que realizó el domingo pasado, el lunes el secretario de Seguridad Interna Jeh Johnson declaró “condición de preparativos de nivel cuatro” en el Valle del Río Grande. La alerta constituyó la aceptación de que las instancias federales a cargo de supervisar las fronteras, la aplicación de las leyes inmigratorias y el bienestar infantil habían sido rebasadas por el repentino aumento en la cantidad de menores sin compañía registrado durante semanas recientes.
El domingo, funcionarios del Departamento de Servicios Humanos y de Salud inaugurarán un albergue con cupo hasta para mil menores en la Base Lackland de la Fuerza Aérea, en Texas, informaron autoridades, y empezarán a trasladar ahí por tierra y aire a los menores. La alerta nivel cuatro es la más alta usada por las dependencias que atienden a los menores que cruzan ilegalmente la frontera, permitiendo a funcionarios de Seguridad Interna recurrir a recursos de otras instancias destinados a emergencias, dijeron funcionarios.
El viernes, Johnson dijo en entrevista que el flujo de menores solos había “saltado al primer renglón de mi agenda” tras encontrar niños pequeños, uno de ellos de tres años, en la estación de la Patrulla Fronteriza en McAllen.
Los menores proceden sobre todo de El Salvador, Guatemala y Honduras, haciendo el peligroso viaje hacia el norte hasta Texas a través de México sin la compañía de sus padres o de parientes cercanos adultos. Tan sólo el fin de semana pasado, más de mil menores solos permanecían bajo custodia en atestadas estaciones fronterizas localizada en el sur texano, dijeron funcionarios.
El flujo de migrantes menores de edad ha estado creciendo desde el 2011, cuando los agentes fronterizos aprehendieron a 4 mil 059 menores no acompañados. El año pasado se detuvo a más de 21 mil menores, mientras que funcionarios de la Patrulla Fronteriza han manifestado esperar la llegada de más de 60 mil el presente año. Pero el pronóstico ya quedó corto.
Por ley, a los niños solos detectados cruzando ilegalmente la frontera que procedan de países que no sean México, se les trata en forma distinta que a otros migrantes. Después de ser aprehendidos por la Patrulla Fronteriza, en menos de 72 horas deben ser turnados a una oficina de reubicación de refugiados que forma parte del Departamento de Salud. Los funcionarios de Salud deben tratar de localizar en Estados Unidos familiares u otros adultos que puedan cuidarlos mientras sus casos inmigratorios avanzan en los tribunales, búsqueda que llega a tardar varias semanas o más.
El Departamento de Salud tiene albergues en la región fronteriza para los menores, en su mayoría manejados por contratistas particulares. Hace varios meses, funcionarios de salud empezaron a poner más camas en los albergues por esperarse un aumento de temporada. Pero los planes resultaron insuficientes para manejar el drástico aumento de menores registrado en semanas recientes, dijo un funcionario de alto nivel de la administración.
Johnson señaló que esta semana funcionarios del Pentágono accedieron a rentar el espacio de Lackland, donde funcionarios de salud dirigirán el albergue hasta por cuatro meses. La base también se utilizó en el 2012 como refugio temporal para los menores no acompañados. Fue tema de controversia cuando el gobernador texano Rick Perry se opuso, acusando al presidente Obama de alentar la inmigración ilegal al dar albergue ahí a los menores.
Johnson señaló que para él los migrantes menores de edad se convirtieron en un problema más “claro” tras persuadir a su esposa de pasar el Día de la Madre con él en la estación de McAllen. Dijo haberle preguntado a una niña de 12 años dónde se encontraba su madre. La menor respondió llorando que no tenía mamá y que guardaba la esperanza de localizar a su padre, quien vivía en algún lugar de Estados Unidos, dijo Johnson.
Johnson añadió haber hablado el lunes con los embajadores de México y los tres países centroamericanos con el propósito de solicitar su cooperación, y ya inició una campaña pública destinada a disuadir a los menores para que no partan rumbo a Estados Unidos.
“Tenemos que desalentar a los padres de enviar a sus hijos o enviar a alguien por ellos para que crucen la frontera del Suroeste debido a los riesgos que esto conlleva”, dijo Johnson. “Un centro de trámites judiciales en el sur de Texas no es lugar para un niño”.
Fuente: The New York Times vía El Diario