La mayoría de las personas, inclusive periodistas y académicos, utilizan erróneamente seis conceptos científicos en el habla común: “teoría”, “hipótesis”, “natural”, “ley”, “escéptico” y “significativo”. Aquí el porqué.
Desde que Isaac Newton estableciera las bases del método científico (modernizando las ideas de René Descartes y Francis Bacon), hace tres siglos y medio, la manera en que se organiza una investigación, en el plano teórico, ha cambiado mucho menos de lo que podría parecer. Toda la ciencia se basa en la observación sistemática, la medición y experimentación, y la formulación, análisis y modificación de las hipótesis.
A medida que la ciencia empezó a ganar peso en nuestras vidas, palabras propias del mundo de la investigación se fueron filtrando en nuestras conversaciones, y vocablos como “teoría”, “ley científica” o “hipótesis”, que en el terreno de la ciencia tienen un significado muy concreto e inalterable, se usan hoy con ligereza y poca corrección.
El uso incorrecto de las palabras científicas, muy habitual en las conversaciones a pie de calle, pero también en medios de comunicación y no pocas aulas escolares, preocupa enormemente a los divulgadores científicos, que buscan soluciones a un problema que reviste más gravedad de la que pensamos. ¿Cómo se puede divulgar correctamente la ciencia si casi nadie entiende lo que es una teoría?
Tal como ha explicado Michael Fayer, químico de la Universidad de Stanford, en la revista LiveScience, “el hecho de que mucha gente le de un significado incorrecto a un término científico no significa que tengamos que dejar de usarlo”, como han propuesto algunos investigadores. “Significa que necesitamos una mejor educación científica”, asegura el investigador. De lo contrario, es difícil que la ciencia se comunique como es debido, y todo nos parecerá confuso, irrelevante o aburrido.
1. Teoría
¿Qué es una teoría? Parece una pregunta sencilla, pero no lo es. En el diccionario de la Real Academia la palabra tiene tres acepciones, muy distintas entre ellas. La mayoría de la gente la usa en el sentido de la primera acepción que propone el diccionario: “Conocimiento especulativo considerado con independencia de toda aplicación”. Una teoría es sólo la idea sobre algo que cada cual tiene en su cabeza. Pero en el mundo de la ciencia una teoría es una cosa muy distinta.
Una teoría científica es una explicación de algún aspecto del mundo natural que ha sido justificada repetidamente a través de cientos de experimentos y pruebas. En ciencia no existe la verdad absoluta, y una teoría puede ser refutada en cualquier momento, pero se trata de una explicación sobre la que existen muchas evidencias científicas, y una gran aceptación entre los investigadores; no es una idea que se le ha pasado a cualquiera por la cabeza.
En la degradación de la palabra teoría han jugado un importante papel los negacionistas del cambio climático y los creacionistas, que han tratado de rebajar la importancia del término para dudar del calentamiento global y la evolución, cuestiones sobre las que hay múltiples evidencias científicas, y pocos investigadores ponen en duda.
2. Hipótesis
La palabra hipótesis es una de las que más usamos cuando hablamos de ciencia, pero solemos hacerlo de forma incorrecta. En el argot científico, una hipótesis es una explicación que se propone respecto a un problema, que sirve de base para una investigación y puede ser probada (con éxito o no) en un estudio científico. Se trata de una puntualización importante, pues tal como explica el físico Rhet Allain en un artículo en Wired Science, el público suele confundir las hipótesis (que se alcanzan tras estudiar en profundidad un tema) con las conjeturas, como si los científicos emitieran juicios sin investigar antes en profundidad la materia en cuestión.
3. Natural
La palabra natural es quizás la que usamos mal con más frecuencia. De un tiempo a esta parte, lo natural es sinónimo de bueno o beneficioso, y lo artificial de malo, peligroso o, cuanto menos, sospechoso. Una reducción al absurdo que conlleva muchísimos malentendidos.
No todo lo artificial es insano, ni todo lo natural es bueno. El mercurio, el uranio o el arsénico son elementos químicos naturales, y también tóxicos. Una barra de pan es artificial, está “hecha por mano o arte del hombre”, y no entraña peligro alguno.
Hay una tendencia, además, a usar natural como sinónimo de orgánico. Pero lo orgánico en ciencia es todo aquello que tiene una base carbónica, y cuyo origen es animal o vegetal, no tiene nada que ver con rechazar el uso de pesticidas.
4. Ley
Una ley científica no es una teoría que ha ascendido de categoría (como mucha gente piensa), es una teoría que puede generalizarse para varios campos del conocimiento. Por ejemplo, la ley de la conservación de la energía, que constituye el primer principio de la termodinámica, puede aplicarse a casos muy distintos: sirve para observar la colisión de dos partículas, para entender por qué ilumina una bombilla o para explicar lo que ocurre cuando hierve el agua a 100 grados centígrados.
¿Significa esto que una ley siempre será cierta? Una ley será valida hasta que se refute debidamente, como cualquier otro conocimiento científico.
4. Escéptico
Esta es una palabra cuyo significado se ha alterado debido al uso que han hecho de ella los medios de comunicación. Cuando se habla de una persona que no acepta, por ejemplo, el cambio climático, se dice que es escéptico. Hay escépticos de todos los campos: los transgénicos, la evolución, las vacunas… Hay quien duda incluso que la Tierra gire alrededor del Sol. Pero esta gente no es escéptica es, en todo caso, negacionista.
Los verdaderos escépticos son aquellos que están siempre abiertos a la evidencia científica y están dispuestos a evaluarla de manera uniforme. El escepticismo, tal como explicó Carl Sagan, debe estar presente en todos los científicos, pues constituye la “maquinaria de autocorrección” de la ciencia.
6. Significativo
En términos estadísticos, algo es significativo si es poco probable que la diferencia respecto a otras variables se deba al azar. La palabra se sigue usando correctamente en este terreno, el problema es que se aplica a todos los campos de la ciencia, y su significado se altera por completo. Ni los síntomas son significativos de una enfermedad (son indicativos), ni los descubrimientos o los estudios tienen un valor significativo, son importantes o relevantes.
Fuente: El Confidencial