Por Ernesto Villanueva
Esta semana el Senado de la República y la Cámara de Diputados aprobarán o reformarán diversas leyes que – según los legisladores- serían la solución de fondo y permanente de la corrupción, el llamado “Sistema Nacional Anticorrupción”. Se trata de una simulación que debería denominarse Sistema Nacional pro Corrupción. Veamos.
1.- La gran mayoría de los diputados y senadores – no todos, por supuesto- son practicantes de la corrupción en sus diversas manifestaciones. ¿Cómo un grupo que mayoritariamente es corrupto puede dar a luz a un sistema que investigue y sancione a quienes ejercen la corrupción como modelo de vida?
Es una aberración. Es como si dos individuos, un hombre y una mujer dieran a luz a un caballo o a un tigre. Es imposible. Darán a luz a una vida que se les parezca. Es la ley de la naturaleza.
De la misma forma los legisladores están impedidos de generar un sistema normativo que vaya en contra de su propio interés, de su propia naturaleza. Harán algo que sea igual a ellos: un sistema en beneficio de quienes tienen el poder para reproducir la corrupción que mantiene activo el sistema político de distribución del poder.
2.- Se va a crear una burocracia creciente a un alto costo para los mexicanos distrayendo recursos públicos que deberían destinarse a partidas prioritarias, generando escenificaciones para consumo publicitario. En efecto, de entrada se pretende crear una “Fiscalía Anticorrupción”, al menos 5 salas auxiliares junto a salas especializadas en el Tribunal Federal de Justicia Administrativa con una clara duplicidad de funciones para dar espacios a sus cuotas partidistas, como ha sido el sello de esa casa.
3.- A pesar de los cuantiosos recursos y de la creación antinatura de la “Reforma Anticorrupción” no se explica en ninguno de los proyectos de iniciativa y particularmente del oficial del que saldrá dicha reforma legal cómo se va a medir el combate a la corrupción. ¿Qué porcentaje anual va a bajar la corrupción, cómo se puede medir con datos veraces esa metodología que hoy no existe? En realidad se trata de un abultado grupo de ocurrencias para que todo cambio no siga igual, sino peor.
4.- La “Reforma Anticorrupción” para dar “resultados” mediáticamente hablando se centrará en los modestos servidores públicos que tengan la mala suerte de firmar documentos. Ellos, los de abajo, serán los señalados y no sus jefes. Los más llamados mandos medios serán los chivos expiatorios, cuyas cabezas serán exhibidas ante el coliseo romano de los medios. La lógica- si así se puede llamar- de la “Reforma Anticorrupción” es barrer las escaleras de abajo hacia arriba; es decir, el mundo al revés.
5.- Los “moches” serán la regla de una nueva forma de expoliar a los de abajo generando paradójicamente que el Sistema Nacional Anticorrupción aumente lo que se supone va a combatir: la corrupción.
6.- Bien señala Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Eso no se ha entendido, hoy los grupos parlamentarios están enfrascados en qué nuevas figuras de responsabilidad se incluyen en la ley, qué nuevos tipos penales en el Código Penal. La receta es la misma que no ha dado ningún resultado y que este “esfuerzo” no será jamás la excepción.
7.- Lo que se requiere es pensar en una forma distinta para hacer algo diferente a lo que una y otra vez se ha demostrado que no funciona. El problema es que no se puede hacer algo distinto porque la inmensa mayoría de los legisladores quiere que las cosas sigan igual cambiándolo todo como diría Lampedusa en su obra clásica El Gatopardo.
8.- La partidocracia está imparable para aplicarle la misma medicina al enfermo que la evidencia ha demostrado que una y otra vez han muerto esos pacientes con esos tratamientos. Pervive la lógica del absurdo. ¿En realidad usted cree que los legisladores son buenos y honestos y que van a legislar viendo en todo momento el interés público?
9.- La solución de cambio, si hubiera verdadera voluntad, sería hacer un sistema eficaz, barato y medible para acabar la corrupción. Pocos legisladores quieren saber sobre esa nueva vía, entre ellos el único senador que ha pasado todas y cada una de las pruebas científicas con evidencias- no indicios- de laboratorio, Benjamín Robles Montoya.
- La solución es sencilla, no tiene nada de magia y es muy eficaz ¿Por qué no se someten al Test de Integridad los candidatos a cargos de elección popular y mandos superiores en el servicio público?
Ese Test deberá ser aplicado por profesionales independientes y supervisado por organismos internacionales también independientes para evitar manipulación en los centros que dependen del gobierno.
El Test de referencia implica la prueba del polígrafo, además del nuevo detector de mentiras EyeDetect, examen psiquiátrico para evaluar control de ira y verificar estabilidad emocional así como el examen toxicológico del vello y el de orina.
¿Es confiable? Bastante, el 98%. ¿Es barato? Sí no más de 10 mil pesos por persona ¿Se pueden observar cambios drásticos para abatir la corrupción? Totalmente.
Nada de eso, sino todo lo contrario, es lo que perdidos en la corrupción los legisladores- repito no todos- están buscando crear nuevos cargos públicos para repartirse entre ellos. De esta forma, el sistema de anticorrupción es sólo la ilusión óptica que nada va a resolver; al contrario, se crearán incentivos para aumentar la corrupción.