La sequía, combinada con un reciente conjunto de potentes sismos, ha brindado las condiciones para que alrededor de una docena de gobiernos locales de California, vote a favor de restringir o prohibir el ‘fracking’ Oroville, California— Los enemigos de la fracturación hidráulica tienen un nuevo argumento: la sequía. Perforar el año pasado mediante estimulación con agua un sólo pozo en California requirió el 87 por ciento del líquido consumido al año por una familia de cuatro integrantes, de acuerdo con la Asociación Petrolera de los Estados del Oeste, grupo cabildeador de la industria. Dicho volumen —modesto según estándares nacionales, argumenta la industria petrolera— se ha convertido en un tema cada vez más delicado desde que a principios de año en la entidad se declaró oficialmente estado de sequía. La sequía, combinada con un reciente conjunto de potentes sismos, ha brindado las condiciones para que alrededor de una docena de gobiernos locales de California, el tercer estado productor de petróleo, vote a favor de restringir o prohibir el ‘fracking’ en su jurisdicción, al aumentar las inquietudes en torno a los efectos ambientales del uso del agua. Al mismo tiempo, en el Senado estatal ha estado aumentado el apoyo para el proyecto de ley que declararía la moratoria a la fracturación hidráulica en la entidad, un año después de fracasar un intento similar. “Habrá moratoria estatal, ya sea este año, al siguiente o al otro”, dijo Kathryn Phillips, directora del Club Sierra California, uno de los principales opositores a la fracturación hidráulica. “Aun si no conseguimos la moratoria, tan sólo la amenaza de la moratoria desalienta las inversiones”. La industria del petróleo y el gas alega que quienes se oponen al “fracking” han explotado las emociones en torno a la sequía a fin de impulsar restricciones innecesarias. La Asociación Petrolera de los Estados del Oeste argumenta que “la cantidad de agua utilizada aquí es bastante reducida a comparación de otros usos del agua”. Catherine Reheis-Boyd, la presidenta de la asociación, señaló parecerle frustrante que la sequía y los terremotos hayan dado tanto impulso a sus opositores. “Estos dos temas están usándose debido a que fomentan el debate, porque normalmente a la gente le preocupa el agua en año de sequía y cualquier tipo de actividad sísmica”, dijo. La iniciativa californiana contra la fracturación hidráulica, la cual librará una batalla cuesta arriba, no será la primera: Vermont prohibió el “fracking” en el 2012, al tiempo que Nueva York y Carolina del Norte han impuesto vedas provisionales mientras los estados estudian el efecto, lo cual es lo que propone hacer California. En Colorado, después de no lograr persuadir a los legisladores de prohibir la estimulación hidráulica, activistas defensores del medio ambiente están promoviendo una propuesta de limitar la práctica sometiéndola a votación en las urnas. Pero el tema del agua sólo ocupa una primera plana en California. Las compañías de energía extraen petróleo y gas atrapados a grandes profundidades entre rocas subterráneas inyectando a alta presión una mezcla de químicos y grandes cantidades de agua en el proceso llamado fracturación hidráulica, o “fracking”. Puede emplearse agua salina, pero la dulce resulta más fácil y menos cara. Lo anterior coloca a los perforadores contra los agricultores, administradores de campos de golf, propietarios de jardines y casi todos los demás usuarios de agua dulce en este estado afectado por la sequía. El mes pasado funcionarios del condado californiano de Butte tomaron medidas destinadas a prohibir la fracturación hidráulica de pozos petroleros y de gas, diseñando rápidamente un plan en el transcurso de una asamblea pública repleta de opositores al “fracking”. La velocidad de la decisión sorprendió a los activistas que habían buscado regulaciones más modestas —especialmente puesto que en el lugar no se lleva a cabo ninguna estimulación con agua. Pero en el condado se encuentra el lago Oroville, la segunda mayor presa en la entidad, la cual hoy en día sólo contiene dos terceras partes del agua que debería albergar en esta temporada del año. Durante una reciente mañana soleada, los barcos-casa de un embarcadero permanecían anclados amontonados como si se hallaran cerca del fondo de una tina de baño. Dave García, líder de la Red de Acción de los Ciudadanos de Butte, un grupo ambientalista local, dijo, “el agua desempeñó un papel enorme” en la votación en la cual el Consejo de Supervisores del Condado Butte vedó el “fracking”. Además de la sequía, la actividad sísmica registrada en marzo en Los Angeles —un terremoto con magnitud de 3.6 grados, seguido por un temblor de 5.1 en el curso de una sola noche— también ha dado fuerza a los argumentos de los críticos de la fracturación hidráulica en el sentido de que el procedimiento resulta simplemente demasiado peligroso para California. La industria del petróleo y el gas dice lleva decenios utilizando el “fracking” convencional en California sin ninguna consecuencia sísmica. Pero en otras partes del país, donde las compañías llevan a cabo las obras con nuevas técnicas de perforación horizontal y nuevas mezclas de químicos, expertos han estado investigando si la fracturación hidráulica ha ocasionado movimientos telúricos en sitios no conocidos por su actividad sísmica, como Oklahoma. “Se trata de una combinación perfecta de información que llega al mismo tiempo”, dijo Phillips del Club Sierra California. Fuente: The New York Times vía El Diario