Por segundo invierno consecutivo, el clima extremo amenaza con convertir a los Grandes Lagos de Estados Unidos en una enorme planicie congelada.
Casi el 81% de la superficie de los lagos estaba cubierta de hielo, reportó el viernes el Laboratorio de Investigación Ambiental de los Grandes Lagos, afiliado a la Administración Nacional para los Océanos y la Atmósfera (NOAA).
Eso significó una ligera reducción con el casi 85% registrado el día anterior, una diferencia causada probablemente por los fuertes vientos que quebraron partes del hielo y abrieron pequeños huecos captados por los satélites, señaló George Leshkevich, físico del laboratorio en Ann Arbor.
Pero como los pronósticos prevén climas frígidos al menos hasta finales de mes, la cubierta de hielo podría seguir expandiéndose, subrayó. Ha crecido rápidamente debido a que las temperaturas han descendido este mes, casi duplicándose en las últimas dos semanas.
Los registros muestran que la mayor congelación de los Lagos fue de 94.7% en 1979. La superficie cubierta de hielo alcanzó 92.2%, en marzo pasado.
Porciones importantes de los lagos generalmente se congelan desde hace décadas, señaló Leshkevich, pero la frecuencia de fríos severos ha disminuido desde finales de la década de 1990.
“Dos años históricos consecutivos sería algo muy inusual”, comentó.
Una explicación lógica para el veloz acumulamiento de hielo este año es que el invierno de 2014 duró tanto —el Lago Superior no se descongeló completamente hasta junio— y el verano fue tan ligero que los lagos no absorbieron mucho calor, dijo. “Así que esta temporada la comenzamos con temperaturas del agua bajas”.
La capa de hielo se extiende por más del 90% de los lagos Superior, Huron y Erie, mientras que los lagos Michigan y Ontario están cubiertos en más de la mitad de su superficie.
Eso ha producido unos paisajes espectaculares, desde cuevas de hielo a lo largo del litoral del Lago Michigan, hasta una acumulación glaciar que hace parecer que las Cataratas del Niágara se congelaron en cierto punto.
Pero es un dolor de cabeza para la Guardia Costera, cuyos rompehielos abren caminos para embarcaciones que transportan carga vital como aceite para calefacción y sal para los caminos. El barco remolcador Bristol Bay ha batallado durante días para liberar el Arthur M. Anderson, un carguero atrapado a unos 112 kilómetros al este de Cleveland en una capa de hielo de hasta tres metros de grosor. La Guardia Costera Canadiense asistió con otro rompehielos.
El trabajo ha tomado más de lo previsto, tanto que la tripulación del Bristol Bay se quedó sin alimentos y tuvo que ser reabastecido por helicóptero, que entregó los suministros en la canasta de rescate.
Y a mediados de marzo habrá más trabajo, cuando comience la temporada de tráfico regular en los lagos para embarcaciones que transportan mineral de hierro, carbón, granos y otras cargas similares.
“Probablemente nos enfrentaremos a situaciones como las del año pasado, donde tuvimos que armar convoyes —varias embarcaciones juntas— para poder pasar”, dijo el vocero de la Guardia Costera, Lorne Thomas.
Fuente: AP