Considerada el AK-47 como el arma de asalto más popular del mundo, los americanos compran decenas de miles cada año. Ahora, luego de las sanciones contra Rusia, se produjo en todo Estados Unidos una compra masiva de los llamados Cuernos de Chivo. He aquí el reporte de The Washington Post.
Treinta y seis horas después de que el Gobierno de Obama prohibiera la importación de la clásica marca de rifles de asalto AK-47 como parte de las sanciones contra Rusia, un distribuidor de Maryland especializado en el arma hizo inventario. Ya no le quedaba nada.
Trabajando casi sin cesar, empleados de Atlantic Firearms, en Bishopville, una comunidad del condado Worcester en la Costa Este, había enviado cientos de AK-47s de fabricación rusa –rifle de asalto apreciado tanto por consumidores como por déspotas– debido a que los consumidores arrasaron con las existencias de las tiendas de armas en todo el país.
El furor se desató, en parte, por el hecho de que algunos propietarios de armas sospecharon que el conflicto entre Rusia y Ucrania constituía un pretexto disfrazado para prohibir las armas que no les gustan a muchos demócratas. Algunos clientes adquirieron entre ocho y 10 rifles a casi mil dólares o más cada uno, almacenándolos como inversiones. “La comunidad de las armas se movió muy, muy rápidamente”, dijo Blaine Bunting, presidente de Atlantic Firearms. “No creo que esta prohibición se acabe”.
El furor por comprar AK-47s ofrece un ejemplo más de una consecuencia paradójica de intentar limitar las ventas de armas: sube mucho la demanda. Durante el debate en torno a la medida llamada generalmente la Iniciativa Brady en los años 90, las compras de armas se dispararon. Cuando los demócratas asumieron el control del Congreso en el 2006, las ventas volvieron a elevarse en forma dramática. Cuando el presidente Obama intentó promulgar extensas leyes de control de armas tras el tiroteo registrado en la primaria Sandy Hook, en el 2012, hubo distribuidores a quienes incluso las balas se les agotaron.
“La gran ironía de esto es que la amenaza de la regulación tiene el perverso efecto de estimular las ventas, y no sólo un poquito”, dijo Philip Cook, investigador de la Universidad Duke sobre armas y autor de “El debate de las armas: lo que todos necesitan saber”. “Las cifras resultan impresionantes. Hay ventas extras por millones”.
Para los vendedores de armas, frecuentemente la amenaza de una mayor regulación es vista como una forma de estímulo económico. Hay quien exhibe y vende pósters declarando a Obama el vendedor de armas de año –o del siglo. Pero el incremento en ventas inquieta a los activistas a favor del control de armas, quienes temen que algunos compradores se desprendan de sus adquisiciones a través de ventas privadas en exposiciones de armas o sitios de subastas por internet, donde no se piden revisiones de antecedentes penales.
“A quienes estamos de mi lado del negocio esto nos ha preocupado desde hace décadas”, dijo Stephen Teret, experto en salud pública de la Universidad Johns Hopkins quien estudia armas de fuego. “Este es uno de los medios como las armas se mueven de los mercados legales a los ilegales”.
Quienes abogan por el control de armas afrontan las consecuencias no deseadas de restringir o prohibir armas. “Podría significar un súbito incremento de armas en las manos de gente que antes no tenía esas armas”, dijo Teret. “Pero a la mejor conviene aceptar ese problema a corto plazo a cambio de un logro a corto plazo al prohibir un arma de alto poder”.
Diseñado por Mikahil Kalashnikov casi a finales de la Segunda Guerra Mundial, el AK-47 es el arma de asalto más popular del mundo, valorada por su confiabilidad, facilidad de uso y pocos requisitos de mantenimiento. Cada año en Estados Unidos se importan y venden decenas de miles de las versiones semiautomáticas.
Fuente: The Washington Post