Por Bernardo Pérez Andreo
Una de las teorías que han sido desechadas respecto al destino del Universo es la del Big Crunch. Esta teoría de la Gran Implosión o Gran Colapso, presuponía un Universo que cerrado que en algún momento frenaría su expansión debido a la fuerza de la gravedad y comenzaría a contraerse hasta que colapsase sobre sí mismo.Si la densidad del Universo es de 3 átomos por metro cúbico, la gravedad haría que e colapsase y acabara implosionando, pudiendo abrirse la opción de un segundo Big bang tras el Gran Colapso. Pero esta teoría ha sido descartada por los descubrimientos que los telescopios han aportado en los últimos diez años.
Hoy, lo que se sabe es que el Universo sigue expandiéndose de forma constante y que no se frenará en ningún momento, lo que nos lleva a la concepción de un Universo en expansión hacia una muerte por congelación. Sin embargo, esta tesis también ha sido refutada, de modo que, al parecer, el Universo seguirá expandiéndose sin morir de frío de forma indefinida. Puede que la energía oscura tenga mucho que ver en esto.
Sin embargo, en lo que hace a la economía sí parece que la teoría del Big crunch o Gran Colapso puede explicar lo que está por venir: la autodestrucción del capitalismo financiero.
Desde que comenzó la crisis sistémica capitalista ha habido tres maneras de enfrentarse con ella. Una de ellas ha sido la Europa, encabezada por Alemania. La fórmula ha sido salvar con dinero público a los bancos, nacionalizar las deudas privadas y reducir hasta el máximo posible el gasto público. Alemania ha impuesto una política draconiana a los Estados del sur y otros segundones con el fin de asegurar que sus bancos cobren el dinero que prestaron de forma irracional. Por tanto, esta forma de solucionar la crisis es hacer que los Estados la paguen y el sistema financiero se salve. Otra forma distinta ha sido la de Estados Unidos.
La Reserva Federal (FED) no ha dejado de inyectar liquidez en su sistema financiero mediante tres QE, o alivios cuantitativos, un eufemismo que esconde la pura y simple impresión de dinero sin respaldo económico real. En cinco años, la masa monetaria en USA se ha triplicado. Es decir, ahora hay mucho más dinero en circulación que hace cinco años, pero la economía real no ha triplicado su producción, con lo que tendría que producirse un enorme aumento de la inflación, cosa que, extrañamente, no se ha producido.
Lo que nos lleva a pensar que se está acumulando un crack brutal en un futuro cercano, un crack como el del 29 elevado a la enésima potencia, es decir, la destrucción total del sistema financiero mundial.
La tercera forma de enfrentarse a la crisis ha sido la japonesa. El caso de Japón es singular. En el país nipón llevan más de veinte años de deflación constante. Allí, los precios de dejan de bajar y el PIB se mantiene constante desde hace lustros. La crisis financiera afectó, pero no como en Europa o en USA, sino de una forma distinta: su crisis es de mayor pérdida de valor en los productos. Su economía mantiene una atonía que le lleva a la muerte lenta.
Por eso, tras asumir la reconstrucción de Fukushima, el presidente del Banco Central de Japón ha decidido aplicar la política de la FED: imprimir dinero sin límite. La decisión implica triplicar la masa monetaria entre este año y el próximo. Con esa medida se pretende poner más dinero en manos de la gente para que consuma y elevar la inflación al 2% en 2014. Esta medida va a llenar de liquidez la bolsa de Tokyo, produciendo un recalentamiento del capital especulativo a nivel mundial.
Lo más probable es que Japón utilice todo ese dinero para especular con los precios de la energía y los alimentos, pues Japón es muy deficitario en energía desde lo de Fukushima. Esto producirá un efecto dominó en el resto de bolsas lo que nos llevará a una locura especulativa de la que no se sabe cómo saldremos. Lo más probable es el colapso total de la economía. Preparémonos para ello.
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