Scotland Yard realiza macabra exposición sobre crímenes

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Qué mala es la gente. Es difícil evitar esa idea en medio de los revólveres, puñales, manoplas y frascos de veneno en la nueva exposición del Museo de Londres, llamada El Museo del Crimen.

La exposición, con objetos tomados de la colección privada de Scotland Yard, abarca más de un siglo de violencia y sufrimiento, desde Jack el Destripador hasta el ERI y las bombas de Al Qaeda. Pero también destaca la inteligencia, el valor y los avances científicos que permitieron resolver crímenes y atrapar a sus autores.

La curadora Jackie Kelly dijo que la muestra resultará “profundamente perturbadora o conmovedora” para algunos.

“Pero junto con todo lo malo que vemos en el delito, también está lo bueno”, dijo. “Hay gente que sale a investigar y sigue tenazmente las pistas”.

La exposición, que se inaugura el viernes, es la primera muestra pública del museo del crimen de la Policía Metropolitana, fundada en 1875 como recurso para la formación de los agentes.

“Es un ambiente controlado en el cual pueden contemplar escenas de asesinatos”, dijo el exdetective Paul Bickley, curador del museo policial. “Pueden estudiar las técnicas de investigación sin la crudeza de ser el primer agente en llegar a la escena… pensando, ‘Dios mío, ¿qué puedo hacer?”’, dijo Bickley.

La macabra colección contiene las herramientas de trabajo de un ladrón del siglo XIX, que tocaba el violín en casas de ricos a las que luego regresaba para robar, y también las de un verdugo, que incluyen sogas con nudos corredizos, bolsas de arena y ligaduras.

En las primeras salas, el visitante se encuentra con máscaras mortuorias de yeso del siglo XIX y varios nudos corredizos de cadalsos. No es una exposición para aprensivos, y los curadores dedicaron horas a discutir qué incluían y qué no. La exposición llega hasta 1975, ya que cualquier objeto posterior podría afectar a las víctimas o sus familias.

Entre los crímenes y criminales famosos están los hermanos gánsteres Reggie y Ronnie Kray y el asesino serial de los años 40 John Haigh, el “Asesino del Baño de Ácido”, que fue condenado cuando los detectives recuperaron los cálculos biliares de una víctima, que era todo lo que quedaba de ella en una tina de ácido sulfúrico.

También están las técnicas de detección, desde las huellas digitales hasta los nuevos recursos forenses. Y otras que provocaron cambios en el sistema de justicia penal. La pena de muerte fue abolida en Gran Bretaña en los 60 debido en parte a casos como el de Ruth Ellis, ahorcada en 1955 por matar a tiros a su amante abusador en la puerta de un pub londinense.

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