Un documental autobiográfico de uno de los inmigrantes más conocidos que vive en Estados Unidos sin autorización abrió un festival de cine independiente en su país natal Filipinas que cosechó aplausos, risas y lágrimas.
La madre del periodista ganador del Pulitzer y ahora activista José Antonio Vargas recibió un certificado de reconocimiento en nombre de su hijo en el Décimo Festival Cinemalaya en Manila el viernes por la noche.
“Es la tercera vez que la veo pero así y todo no puedo dejar de llorar”, dijo Emelie Salinas, la madre de Vargas, de 56 años, quien acudió con sus otros dos hijos y otros familiares.
“Documentado” fue escrito, dirigido y producido por Vargas, que ha trabajado para The Huffington Post, San Francisco Chronicle y Philadelphia Daily News, e integró un equipo del Washington Post que ganó un premio Pulitzer en 2008 por sus artículos sobre los tiroteos del 2007 en Virginia Tech.
El documental de 90 minutos relata el viaje de Vargas a Estados Unidos en 1993 a los 12 años, no acompañado, para reunirse con sus abuelos, y su dolorosa separación de su madre durante 21 años.
En 2011, después de vencer sus temores, decidió revelar su situación y empezó a hacer campaña para que se abriese un camino a la ciudadanía para más de 11 millones de inmigrantes sin documentación, de los cuales 1,3 millones son asiáticos. Cientos de miles fueron traídos a Estados Unidos de niños, y al igual que Vargas se encuentran atrapados en una situación precaria.
Vargas, de 33 años, fundó la campaña “Define American” (Define estadounidense) que llevó por todo el país para mostrar la situación de los inmigrantes que entraron sin documentación, y el año pasado declaró en una audiencia legislativa sobre una reforma inmigratoria.
El mes pasado fue detenido por agentes de la Patrulla Fronteriza en el aeropuerto de McAllen, Texas, pero fue dejado en libertad varias horas después por no ser considerado una amenaza a la seguridad. El incidente tuvo vasta repercusión en los medios y sus partidarios hicieron campaña por su liberación.
“Aquí en Estados Unidos, donde gente como yo es calificada de ilegal, esta película es un acto de desobediencia civil”, dijo Vargas en un mensaje difundido antes del estreno en Manila de su película en el Centro Cultural de las Filipinas.
Agregó que como no tenía la documentación necesaria no podía estar entre el público en Manila junto con su familia, a la que no ve desde hace 21 años. Pero el estreno en el festival, afirmó, “demuestra el poder del cine porque las películas viajan en todos los idiomas, tendiendo puentes entre las culturas y los pueblos”.
Fuente: AP